viernes. 19.04.2024
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Lepe se suma a la fiebre por las fresas blancas

Blancas y con un intenso sabor y aroma que evocan a la piña tropical; envueltas bajo el sinuoso cuerpo de la fresa más tradicional. Así es la Berry más exótica que se produce en Lepe y que ha conquistado a los paladares más exigentes.
Lepe se suma a la fiebre por las fresas blancas

Blancas y con un intenso sabor y aroma que evocan a la piña tropical bajo el sinuoso cuerpo de la fresa más tradicional. Así es la baya más exótica que se produce en Lepe y que ha sorprendido y conquistado a los consumidores más exigentes que ya la encuentran en las grandes superficie. 

Fuera de nuestras fronteras la “fresa blanca” es conocida como pineberry que nace de la fusión de los vocablos  ‘pine (piña) y berry (baya) en inglés. Pero esta exótica fruta del bosque no es nueva. Su comercialización data de 2011 y lejos de ser fruto de una manipulación genética es una de las variedades más antiguas que llegaron a Francia desde Chile en 1700. Su color blanco es consecuencia de una deficiencia de una proteína que hace que no adquiera el color rojo intenso al que estamos acostumbrados. Aun así la maduración sigue el curso normal de sus hermanas ‘gemelas’ son verdes en su nacimiento y conforme madona adoptan ese color blanco, mientras sus semillas adquieren ese color rojo oscuro. 

La fresa roja y su homóloga de color blanca

Fue un ingeniero holandés que mediante hibridación natural logró fusionar las variedades Fragaria Chiloensis y Fragaria Virginiana hasta logra estas frutas que se caracterizan por ser intensamente aromáticas y muy delicadas. Quizás por eso es en los Países Bajos donde más se cultivan. 

En Lepe han comenzado a cultivarse y ha comenzado a llegar a los mercados y consumidores que buscan sorprenderse de nuevos sabores, así como la repostería.

Los japoneses son los consumidores que más demandan esta fruta donde son conocidas como  Shiroi houseki” es decir “joya blanca”. Su precio explica este apodo puesto pues una docena de este codiciado manjar se puede llegar a pagar a 60 euros. 

No obstante, las fresas de Huelva no pueden llegar aquel mercado por lo perecedera que es esta fruta. En consecuencia, los japoneses cultivan su propia variedad.