Lupe de la Villa Handmade. El lujo elegante

Conocí a Paula Belmonte hace ahora dos años con ocasión de un acto promovido por la firma Lupe de la Villa Handmade, en las salas de Pasarela Moda en Huelva, invitado por Teresa Brazalet como directora del centro. Se trataba de un desfile nupcial de la colección del maestro Iván Campaña y ella, junto a su madre, presentaban sus originales y únicos complementos en tiaras, tocados y ramos de flores para novias. No pude relacionarla con Lupe de la Villa, a la que conocía desde mucho tiempo atrás, pues físicamente difiere bastante de su madre. Pero en aquella joven estilizada, morena, atractiva en su palabra y en sus gestos, elegancia natural al porte y en la forma, se reflejaba indudablemente una herencia genética, educacional y mimética que no dejaba lugar a la duda. Y todo ello con perdón y respeto a su padre, el arquitecto B. Belmonte, al que me une una grata y sincera amistad desde los años ochenta del pasado siglo.
Ella lo niega. Me refiero a su madre, Lupe de la Villa, pero la elegancia en esta mujer ha sido un toque de distinción por naturaleza desde su tierna primera juventud. Y aún cuando también me lo niegue y se enfade conmigo, su vida ha transcurrido en casas de ensueños. Ella siempre tuvo muy clara la filosofía de sus padres que lo importante era la persona y no quién era ésta. Los ocho primeros años de su vida los pasó en Riotinto, en la colonia inglesa que los británicos tenían establecida en la cuenca minera onubense; un lugar que aún hoy conserva el sabor de clase y estilo propio de la época victoriana. Posteriormente, hasta su juventud, en la Casa Colón de Huelva. Un recóndito oasis anglosajón, entre altas palmeras y bellos jardines bordeando su magnífica fuente central, fuera de la ciudad y dentro de ella. Allí vivían los directivos de la Compañía y allí la conocí por primera vez, aunque ella no lo recuerde. En unos de los impresionantes edificios que conformaban el complejo vivía un entrañable amigo, José Luis Villadeamigo, en la planta inferior de donde ella residía. Con este amigo apagaba las largas horas de la triste ciudad de entonces jugando al tenis o corriendo con los cars mientras que ella se reunía con su pandilla por otros rincones de la inmensa extensión.
El tiempo hizo que cada uno marchara por caminos diferentes. Supe que se había marchado a estudiar a Sevilla la carrera de Psicología y vivía en el colegio de Santa María del Buen Aire. Allí se encuentra con una facultad transgresora, inconformista, asamblearia y de una actividad radical desde el punto de vista social. Eran unos tiempos claves y difíciles en nuestro país y la sociedad bullía en el cambio. Sin embargo, Lupe sabe adaptarse perfectamente. En ella se esconden dos personalidades en una sola persona. La niña soñadora, creativa, que por los días de asueto veraniego imagina mil diseños en formas y colores personales, que pintaba camisetas o elaboraba mágicas decoraciones- aficiones éstas nunca bien vistas por sus padres que deseaban y exigían a todos sus hijos el estudio de una carrera universitaria tanto como instrumento personal de cultura cuanto de herramienta válida para ganarse la vida- y la mujer observadora, introspectiva, intuitiva, poliédrica que le sirve para el buen conocimiento de la conducta humana como buena psicóloga que es.
Al terminar la carrera, y después de dos años ejerciendo en una Gabinete de Psicología en Sevilla, se viene a Huelva para trabajar en el Tribunal Tutelar de Menores y en 1987 aprueba la plaza de Psicóloga en el Servicio Provincial de Drogodependencia y Adiciones de Huelva, del que es en la actualidad, y desde 2005, directora de este Centro.
Fue al terminar su carrera y venirse a Huelva cuando se casa y nace posteriormente Paula. Posiblemente desde el nacimiento de su hija se crea entre ambas una simbiosis que va más allá del amor materno filial. Como decía al principio, al menos en opinión del nefasto fisonomista que soy yo, no se parecen nada en absoluto, pero el alma, la esencia, el espíritu es de una similitud que asustan. La clase de una es el estilo de la otra. La elegancia natural hermana de ambas. Y puede que aquí, en el nacimiento de esta cría que después con el paso de los años no seguiría ni la carrera materna ni paterna sino que se licenciaría en Derecho y Administración de Empresas, trabajando en la actualidad en un conocido bufete sevillano como experta en Derecho Societario, convirtiéndose en una adorable mujer de perfecta silueta y rostro lleno de personalidad y encanto, cuando nazca o resurja ese lado oculto creativo y polifacética de Lupe de la Villa y heredado por Paula Belmonte.
Paula no vistió de pequeña de boutique o de tienda. Se dejó envolver por los dedos reservados durante muchos años por su madre y por ese torbellino de sueños creativos, de diseños dibujados y envueltos con matices perfectos. Hasta el traje nupcial pasó por su mente y mano. Todo estaba ideado y pensado. Por ello, cuando acudió a Carmen Maza para que le hiciera el traje los ojos se cruzaron y la simbiosis entre las dos fue perfecta. Traje que posteriormente será el símbolo de la presentación de su nueva colección nupcial de Sevilla y que asombró a los invitados en general por su diseño, costura y riqueza de detalles. Así, una tarde cualquiera de verano prematuro, sentadas ante un café en una terraza del Paseo de Colón, madre e hija hablaban de mil y una cosas y de algunos sueños de amigas. ¿Te atreverías dar el paso adelante? Lupe se quedó mirando a su hija amiga y sorbiendo lentamente el líquido oscuro y humeante estiró sus finos labios y los preciosos ojos claros iluminaron diminutas estrellas. Había nacido Lupe de la Villa Handmade.
Son conscientes desde un primer momento de que van a dedicarse al diseño y producción de complementos, tiaras, pamelas, coronas y otros atelliers en la gama nupcial, tanto para novias como invitadas. Además su personalidad les impide ser unas más. Tienen que formarse, trabajar el producto hasta hacerlo perfecto, tratar tejidos y materiales de primera calidad. Saben que cuentan con poco tiempo pues sus carreras profesionales les impiden robar a Cronos lo que éste no puede ampliar. Sobre todo para Paula que, aparte de estar empezando, tiene una profesión con pocas horas y días de asueto. Más tienen fuerza y mucha voluntad. Paula se encarga del entramado societario administrativo, comercial y de relaciones públicas. Tienen lluvias de conocidos pero desean tener granizos de clientas. Por ello, también piensan que es fundamental la presencia de un community manager o Agencia de Publicidad que le gestione sus presencias en las redes sociales, página Web y otras.
Después de muchas pruebas y combinaciones, de estudios y formación se deciden a utilizar para su tiaras, diademas y coronas, bien quebradas o medias coronas, la porcelana fría, rusa y francesa, buscando su máxima dureza y suavidad o lacado. Igualmente suelen utilizar la cera para aquellas de aire romántico. O los bordados de rocalla con albas piedras diminutas y las de tejidos tratados de rosa y seda. Las hojas son perforadas con troqueladoras y se someten a un tratamiento particular para que se materialicen y no pesen. Numerosas son las técnicas que utilizan para dar las formas y conseguir el color tan deseado y perfecto que aparecen en sus artículos. Por ejemplo, el Soutache que consiste en una técnica de hilo de trenza o las de bronce tratada en horno, de cerámica, y doradas en una platería cordobesa. También realizan aplicaciones para los trajes nupciales y, por supuesto, los ramos de novias hechos con flores secas. Todo un arduo trabajo artesano con los productos de la mejor calidad para dar un resultado que no puede ser otro que un artículo que será guardado de por vida como una joya más.
Tal ha sido su éxito que comenzó a materializarse en la pasada edición de Sevilla de Boda que los principales diseñadores y profesionales de la costura se han empezado a interesar por su trabajo y pedirle colecciones para sus trajes. Tales son los casos de Carmen Maza y su hija Ana Rojas, Antonio García, Paloma Cerezal, el onubense Iván Campaña o Ana Herrero de Tejada. Y este éxito y tal cantidad de trabajo ha supuesto un aumento notabilísimo en los pedidos diarios. En 2015, siendo casi su comienzo, trabajaron para 80 bodas y tienen la previsión de doblar esta cantidad para el presente año. Su clientela no es solo sevillana, sino que son muchas las onubenses y las cordobesas que acuden a ellas. Todo ello le ha llevado a la firma a abrir su propio Taller en la Avenida de La Constitución, núm. 9, de Sevilla.
Hasta ahora y hasta que su madre se incorpore a tierras hispalenses, Paula Belmonte añade a sus obligaciones propias de su profesión, las de comercialización, administración y captación de clientes. Ella es la que las atiende, estudia el traje nupcial que va a llevar y la asesora sobre las formas o diseños de los complementos en función del vestido y del perfil físico de la protagonista. Para Lupe de la Villa su profesión de psicóloga, el conocer la personalidad de la cliente le va a ayudar para saber cómo se va a sentir vestida de una u otra manera. Sus clientela es de una clase social media-alta y ellas son conscientes de que los artículos que adquieren son caros, pero igualmente son sabedoras de que lo que han adquirido es algo que va a perdurar al acto nupcial propiamente dicho y será conservado como una joya más para posteriores nupcias de hijos y nietos.
Se nos ha hecho la noche casi sin darnos cuenta. Estamos muy a gusto y nos es difícil terminar la conversación. En el exterior, tras los amplios ventanales de le Petit Café, las iluminarias viarias comienzan a parir una luz mortecina. La escucho embobado mientras me echa en cara el no haber asistido a la presentación de su nueva colección el pasado 28 de abril en el céntrico y romántico palacete del Hotel Atenea de Sevilla, a pesar de haberme invitado personalmente, y que organizaron fantásticamente Carlos Telmo y Adolfo Candau. Me cuenta y me irrito conmigo mismo. Serían los celos. Le pido perdón a ella y a Paula, así como a Clara Guzmán y a Silvia de Carrión, con las que me hubiera encantado pasar esa agradable velada. Al salir nos fundimos en un abrazo sincero. sin querer hemos empatizados y creo que nos encontramos a gusto y nos entendemos perfectamente. La veo alejarse con su caminar sencillo y su elegante conjunto de pantalón y blusa oscura con americana blanca, moviendo su preciosa cabellera rubia al compás y me digo que a esta mujer el tiempo le da una sobredosis adicional de belleza y elegancia diaria. Gracias, Lupe de la Villa.
Por Miguel Ángel Velasco