Dña Bárbara. El glamour de La Habana Colonial en calle Rábida

Dña Bárbara. El glamour de La Habana Colonial en calle Rábida

El cielo de la tarde del sábado se cubrió por completo de negro y pronto gruesas gotas de agua comenzaron a crear pequeños charcos en las aceras y el viento a barrer los papeles que corrían sin control por ellas. Dudé si llamar por teléfono a mi amiga Anabel Robles antes de salir. Me esperaba la inauguración de la tienda concepto Dña. Bárbara y ningún accidente climatológico me lo iba a impedir. Decidí llamarla. Su opinión sobre el evento, que iba a empezar a las siete de la tarde, me era muy importante. En primer lugar, como chica joven, guapa, elegante y entendida en esto del mundo del detalle y, en segundo lugar, por otra parte, por su profesión de Socióloga y Politóloga, aunque esto último no me iba a valer de mucho. Su opinión personal y profesional, sí.

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Quedamos media hora antes del acto en la cafetería METROPOLITAN para explicarle qué era lo que quería de ella, aparte de gozar con su presencia. Puntual apareció como una musa vestida de negro acompañando a su melena azabache con pantalones, blusas y chaquetilla que estilizaban aún más su figura. Tenía puesto mucho interés en esta inauguración y no quería dejar detalle alguno fuera antes de escribir la crónica.

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Los Atorrasategui forman parte de mi corazón y no deseo que este sentimiento ciegue mi objetividad ante lo que voy a contemplar. Quiero una visión profesional sobre los invitados y actitudes y sensaciones internas ante lo que ven fuera de las conductas o hábitos corteses que se dan en este tipo de actos. Mientras apuramos nuestros combinados la pongo al tanto de mi deseo y ella se limita a sonreírme con un leve gesto de reprimenda por ser utilizada.

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