Ana Rojas

Para mí no es una mujer al uso. Y me explico. La observo detenidamente enfrente mía y puedo ver muchas cosa, demasiadas, pero nunca a una chica preocupada por cuestiones supuestamente frívolas.
Esta señorita nació hace treinta y nueve años en Huelva y tras su periplo académico de dubitativas letras y números que comprendía a través del método y del raciocinio por el colegio Montessori y el Instituto Diego de Guzmán y Quesada, se marcha a Granada a cursar el COU y empezar en esta ciudad del oriente andaluz la carrera de Físicas. Pero no era éste el camino que la vida le tenía ofrecido y se marcha a Madrid dejando por aquél Reino Moro una formación que en su tierra natal la tenía bien cerca. A contracorriente. Siempre a contracorriente.
Sin embargo, el destino le tenía señalada otra faceta en Madrid. Se matriculó en Ciencias Ambientales y la concluyó con un Master en Ingeniería Ambiental. Había descubierto su pasión y su devoción. Enseguida se incorpora al mercado laboral trabajando en la sede madrileña de una consultoría internacional, United Research Services (URS), donde se estructura entre la ingeniería y la consultoría medioambiental durante seis años. Aquí su vocación por las metas, por subir las corrientes, como un pez, indomable, la lleva a la ingeniería de origen vasco IDOM, y con ella se marcha a Bilbao por un periodo de dos años, para luego trasladarse a la sede catalana, en Barcelona, donde ejerce cuatro años más.
Barcelona y el Mediterráneo la enamoraron y despertó su sueño de la infancia. Así que, de buenas a primeras, decide cambiar de aires, y se dedica profesionalmente a lo que, hasta entonces, y durante muchos años, había sido una de sus grandes aficiones, la práctica del submarinismo. Se hace Instructora de Buceo y en la preciosa localidad de Tossa de Mar, en la provincia de Girona, se dedica a la formación en submarinismo y a la gestión de un centro de buceo. Pero esta mujer lleva en la sangre el tema de La Consultoría, que nunca dejó de lado, y decide nuevamente dejarlo todo para pensar en su futuro.
Hoy en día, Ana Rojas Calero vive en Huelva donde tiene montada su propia empresa, CONSULTORÍA INDUCONSULT, en el Parque Científico y Tecnológico de Huelva, ofreciendo servicios profesionales en materia de medioambiente, calidad y Project Management. Y, además, como no podía dejar de ser de otro modo, un club deportivo dedicado al submarinismo, SCUBART CLUB, con el que sigue ejerciendo de Instructora y sumergiéndose en el azul de los mares.
Después de lo dicho no puedo esperar otra cosa que Ana me mire a través de sus maravillosos ojos claros con toda seguridad y confianza, a pesar de que el tema a tratar no tiene absoluto nada que ver con sus materias profesionales. Pero esta chica de casi cuarenta años, los cumple el próximo mes de noviembre, alta, estilizada, de un indudable aspecto parisino con su pelo corto y su ropas informales, junto a su inseparable bicicleta, sabía a lo que se exponía al aceptar mi invitación para este reportaje.
- ¿ Qué es la para ti la elegancia, Ana?
- Es una pregunta que me resulta difícil contestar, porque no tiene una respuesta concreta o exacta, no es un estándar. Es algo tremendamente subjetivo. Elegancia es naturalidad, personalidad. Es esa esencia capaz de enamorar sin necesidad de perfumes ni de llamar la atención, es estar en armonía con tu entorno y no confundida con él. Es una manera de disfrutar con tu estilo, en un contexto de imagen y vestimenta. Pero mira, Miguel, si quiere una definición de ella te diría que es la esencia que te define, fuera de protocolos, sin etiquetas, ni dependencia alguna de hilos o factores externos, y no hablo de rebeldía, hablo de saber estar sin perder la identidad. La seguridad en una misma, la calma y la comodidad son compañeras inseparables de la elegancia. Y termino preguntándote que si existe un marcador más fiable y noble para olerla, la elegancia, digo, que el propio cuerpo, su desnudez, sin abalorios algunos, sin poses.
- No ha movido un solo músculo de su cara al dar esta extensa y firme contestación, ni siquiera ha cambiado su posición sobre la butaca. Las piernas cruzadas, los brazos sueltos dejando jugar parsimoniosamente las manos. Es hora de ponerla en un aprieto y apretar la configuración del concepto. Ana, ¿Qué te pones para ir a trabajar , para tomar un café por la tarde o para ir a una cena de etiqueta?
Me mira de arriba abajo con los ojos un tanto desorbitados y esconde una amplia sonrisa entre las manos, antes de contestarme. Respira a fondo, hace una mueca para despejar la sonrisa y dice.
Bueno, personalmente no tengo ningún problema con la ropa que me pongo. Lo fundamental es sentirme cómoda. Yo siempre digo "ve cómoda, limpia y consigue que te miren a la cara" Yo visto para mi, no para lo que se espera. Me gusta dar un punto diferencial y personal a lo que llevo puesto, desde luego, pero siempre dictando seriedad y presencia. En definitiva, que definas tu espacio, que seas capaza de transmitir seguridad y personalidad. Que te miren a la cara y te crean.
Esto en lo que se refiere a vestimenta de trabajo o que requiera cierta seriedad o sobriedad. Ahora bien, en un contexto desenfadado me pongo siempre lo que me sea cómodo, divertido y acorde a mi persona, sin distorsiones. Me encanta improvisar, pero sin ser provocativa o discordante, entonces sería esclava de mi propio estilo y no es lo que pretendo. Vestimentas que te permitan libertad y agilidad en todos los contextos, y con esto no hablo necesariamente de ropa cómoda o informal, hablo de un estilo y presencia que me permita estar allí donde quiero, y no al contrario. Puedo ir perfectamente vestida y cómoda con mi bicicleta a trabajar o tomar un café, pero no dejaré la bici en casa y acortaré distancias por llevar tacones. Ojo, me encantan los zapatos de tacón y unas buenas piernas sobre ellos, pero no me gusta quedarme clavada al suelo. Hay que buscar el equilibrio, de lo contrario, dejas de estar cómoda y ser natural, y eso, no es elegante.
¿Accesorios? Los accesorios deben ser algo que focalice la atención sin confundirse con el resto de prendas ni apabullar, por eso no me gustan los excesos en este sentido Un accesorio fundamental para mí es el bolso. Me gustan los bolsos grandes, prácticos y buenos. Para mi, creo que un punto fundamental para crear estilo es un buen cinturón, por ejemplo.
¿Colores? Pues el blanco, el negro, marrón chocolate y los colores tierra, anaranjados y verdes. No soy amiga de los estampados y, sin embargo, me gustan las líneas definidas y claras, siempre guardando la sencillez y el carácter de cada color o tejido. Por tanto, rechazo de pleno las cosas conjuntadas y las líneas preestablecidas.
¿Maquillaje? Llevo la cara despejada. Poco o nada de maquillaje y mi pelo corto, hasta me he llegado a rapar (conjuntado con sobrio traje de chaqueta)
En lo referente a mi estilo vistiendo, como expresión de mi misma, lo definiría como un desorden coherente, una superposición personal de estilos basados en líneas y formas claras y definidas. Y me encanta llevar algo sutil de creación propia. Cojo un imperdible y me lo coloco.
- Me parece Ana, que tu mejor vestido es la desnudez.
- No vas descaminado Es como se está más cómoda pero vivimos en sociedad...Yo no quiero vestir diferente, provocar, quiero ser yo. Adoro las chaquetas, las camisas arrugadas, los vestidos con personalidad, pero sin darle protagonismo a los elementos materiales. En definitiva, ciñéndome a tu pregunta, elijo la ropa que se mueva conmigo siendo yo misma y no al contrario.
- ¿Y por las tardes onubenses como te vemos, Ana?
- Igual que para el día. Comodidad, limpieza y agilidad.
- Por supuesto, pero te falta la noche.
- No quiero ser pesada, pero de nuevo, cómoda. Siempre cara despejada y el vestido sería la prenda, de líneas depuradas, color negro y nada recargado. No llevaría accesorios, solo un buen cinturón y el toque original y personal que encuentre y enganche. Ahora bien, quiero señalar en este punto que la caída del vestido es fundamental por lo que la calidad del tejido tiene que ser la apropiada. No hay nada más bello que cuando la ropa acompaña el movimiento del cuerpo, baila con sus andares.
- Estamos llegando al fin de esta entrevista, Ana. Y quiero hacerte una pregunta algo comprometida y quew me conteste con ese principio de libertad que tanto adoras y llevas por bandera. Huelva y elegancia, ¿cómo lo ves?
- La considero correcta. En Madrid me dicen que las mujeres de Huelva van perfectamente vestidas. Quizás, pienso, que les falta un poco más de espontaneidad, de libertad y creatividad para tener un estilo más personal. Ser una misma, sin que ello signifique ser transgresora. Si, se está demasiado encorsetada y ello se traduce en las propias tiendas que la reflejan a la vez, a sus clientas.
Termino diciéndote que tu estilo ha de ser el que refleje tu libertad y tu independencia. Coherente con el contexto, pero no esclava de él. Sé tu misma y entonces serás elegante.
Se levanta con parsimonia alisándose la falda. Leva un vestido de dos cuerpos de color verde que como a ella le gusta cae sobre su estilizado y delgado cuerpo cómoda y elegantemente, con sencillez. Me sonríe pícaramente con un ritus de venganza en la boca. La beso. Es Ana Rojas Calero.