viernes. 26.04.2024
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25 años de la medalla olímpica de José Luis Tovar Pavón en Atlanta '96

El atleta cachonero ganó la medalla de plata en 400 metros lisos paralímpicos
25 años de la medalla olímpica de José Luis Tovar Pavón en Atlanta '96

No todas las pequeñas localidades españolas pueden presumir de tener un hijo medallista olímpico. Galaroza sí que tiene el honor de contar con un cachonero que alcanzó esta gesta. Se trata de José Luis Tovar Pavón, que ganó la medalla de plata en la prueba de 400 metros en las Paraolimpiadas que se celebraron en Atlanta en 1996.

Nacido el 8 de enero de 1972, José Luis Tovar está considerado como uno de los más destacados atletas con discapacidad españoles de la década de los 90, ya que compitió en tres ediciones consecutivas de los Juegos Paralímipicos. Sus éxitos suman una medalla de plata y tres diplomas paralímpicos, además de una decena de logros en pruebas internacionales.

Es el hijo mayor de la familia compuesta por José Luis Tovar y Pilar Pavón, hermano de Daniel y Lucía, y nació con glaucoma congénito, un daño del nervio óptico que le provocó ceguera total. Su infancia y formación fueron complicadas, como consecuencia de su discapacidad visual, pero su esfuerzo y constancia le llevaron a superar etapas formativas en el Colegio Hermanos Arellano de Galaroza y posteriormente en el Instituto San José de Cortegana, donde tuvo el primer contacto con el atletismo, demostrando que tenía cualidades para este deporte.

En la página web de la Fundación Andalucía Olímpica se recogen datos deportivos de su trayectoria, incluidos en el libro ‘341 Historias de Grandeza’, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas. Tras comenzar su carrera deportiva en 1989, quedando subcampeón de España de 400 y 800 metros, en 1990, apenas cumplida la mayoría de edad, se trasladó a Barcelona para estudiar Radiofonía en el colegio Joan Amades de la ONCE, y empezó a competir en encuentros organizado por la entidad de ciegos para formar parte de la selección que compitiera en la Olimpiada de 1992. Antes, ya había ganado la VII Milla Urbana Popular de la Ciudad Condal y albergaba esperanzas de participar en los Juegos. ‘Cani’ Tovar, como le llaman cariñosamente, fue escogido y desfiló por el Estadio Olímpico de Montjuich tras la bandera española como integrante del equipo paralímpico español, consiguiendo allí mismo su primer diploma, en la prueba de 800 metros.

Tras este estreno internacional, Tovar fue agraciado con el Premio Uva Deportiva de Huelva, que concede tradicionalmente la Cadena SER al mejor deportista onubense del año, e inició su recolecta de medallas en los campeonatos de Europa. Debutó en Dublín (Irlanda) en 1993, logrando las preseas de plata en las pruebas de 400 y 800 metros y la de oro en el relevo 4×400 metros. Dos años después, en Valencia, el cachonero se colgó otras dos medallas de plata en 400 y 800 metros, y afrontó con ganas sus segundos Juegos, los de Atlanta en 1996. Allí le llegó la confirmación al quedar subcampeón paralímpico en la prueba de 400 metros dentro de su categoría, la T10, por detrás del portugués Domingos Ramiao Game, batiendo el récord de España de la categoría. No conforme con este triunfo, corrió los 800 metros y consiguió un nuevo diploma olímpico, al quedar cuarto clasificado. Papel fundamental en estos éxitos jugó su guía, o atleta que corre a su lado con la función de informarle del desarrollo de la carrera y ayudarle en la estrategia a seguir.

Las noticias llegaron pronto a Galaroza, que organizó un acto en su honor. Todo el pueblo se volcó en el recibimiento, en la parada del autobús, con los niños agitando banderas de Andalucía, portando la bandera de Galaroza, entregando ramos de flores y acompañándole en comitiva hasta el Salón Las Aguas, donde se celebraría el homenaje.

En el acto participó nada menos que el Consejero de Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía, José Núñez Castaín, máxima autoridad deportiva en nuestra tierra. Su hermana Lucía recuerda los momentos preparatorios del acto, con el entonces concejal de Cultura y Deportes, Antonio Sosa, hablando por teléfono con el atleta cachonero porque reconocía su voz. La familia regaló al Ayuntamiento presidido por Aurelio Fernández Ortega un cuadro con una foto de su recibimiento y saludo por parte de los Reyes de España.

Tras estos emotivos momentos, el cachonero volvió a Cataluña y siguió entrenando. Consiguió medallas de plata en los Campeonatos de Europa de Riccione (1997) y Lisboa (1999), se impuso en la prueba de 800 del primer Campeonato del Mundo de la IBSA, celebrado en Madrid en 1998  y afrontaba con expectativas la siguiente cita paralímpica, Sidney 2000. Consiguió un tercer diploma paralímpico, con el que daba por finalizada su etapa como atleta de élite para centrarse en su familia y su trabajo.

Está casado con Begoña, con quien tiene dos hijos mellizos, José Luis y Nerea, residiendo en la localidad de Hospitalet de Llobregat. Practica el atletismo como hobby y cada vez que puede vuelven a Galaroza, para visitar a su familia y disfrutar con los muchos amigos que le guardan recuerdo y cariño. Paradójica y emotivamente, ahora sus guías cuando corre son sus hijos, Nerea y José Luis Tovar Redal, mellizos de 15 años de edad.

El cachonero es todo un referente deportivo a nivel internacional, y el único serrano que se ha colgado una medalla olímpica, en este caso en los Juegos Paralímpicos de Atlanta, gesta de la que se cumple ahora un cuarto de siglo. Para que el acontecimiento tenga la relevancia que merece, colectivos como la Asociación Cultural Lieva están preparando un acto de homenaje que se celebraría cuando las condiciones sanitarias lo permitan.