El Molino se moviliza desde hoy contra la inseguridad e insalubridad que provocan los 'okupas'

Los vecinos del Molino de la Vega no están dispuestos a aceptar la política de hechos consumados de la ‘okupación’ de edificios en el barrio. Se rebelan.

Han convocado una serie de concentraciones en la zona que comienzan hoy miércoles 15 de julio bajo el lema ‘Fuera Okupas. Por un barrio seguro’. Desde la Asociación de Vecinos reclaman al Ayuntamiento y a las autoridades el derecho a vivir en un barrio seguro y saludable.

La zona se ha visto alterada desde hace más de un año por una serie de ‘okupaciones’ de locales, naves semiabandonadas y edificios completamente nuevos y a punto de entregarse que han ido generando delincuencia, prostitución, incendios y estercoleros a las puertas de las áreas desvalijadas, supermercados, y hasta el centro de salud y de diálisis. Ambos espacios sanitarios distan apenas cien metros de las casas ocupadas.

Todo comenzó con la ocupación de un local en la Avenida de la Costa de la Luz que ha costado años desalojar y sigue con varios lugares más.  Desde entonces ha habido de todo, varios heridos por arma blanca, reyertas y peleas casi a diario a causa de la venta de drogas, deudas y prostitución, a la vista incluso de menores de edad.

Este precisamente es uno de los problemas que a la vista de los acontecimientos y de la inacción que vienen denunciando los vecinos de las calles afectadas más preocupa. Porque los niños, algunos de ellos viven frente a habitaciones ocupadas apenas tapadas por cartones, están soportando escenas violentas y conviviendo con el ruido, el escándalo y la suciedad que proyecta la ocupación.

A esta denuncia que afecta directamente al derecho de menores de edad se une que las naves y edificios ocupados no cuentan con limpieza alguna y se acumula en su interior y en sus inmediaciones montones de basuras que en pleno verano y a 40º atraen insectos, roedores y todo tipo de riesgos sanitarios. Y todo esto aderezado con una pandemia de coronavirus.

Mientras que las autoridades se afanan en extremar las medidas sanitarias y obligan a la ciudadanía a que lleve mascarillas y los ayuntamientos refuerzan los servicios de limpieza, estas zonas ‘okupadas’ se han ido convirtiendo poco a poco en islotes de suciedad y acumulación de basuras que pueden acabar afectando a la salud de los vecinos, de los que lindan con las casas ocupadas y del resto del barrio.

Para hacerse una idea del ambiente que se respira en el barrio baste subrayar que el pasado lunes por la noche, cuando un grupo de vecinas repartía los papeles de la concentración, hubo locales de restauración que no aceptaban colocar el llamamiento. Decían que “el jefe no nos deja”. Y eso que están muy cerca del problema.

La realidad es más preocupante. Sencillamente tienen miedo a las represalias porque ya han aparecido coches con ruedas pinchadas, espejos destrozados y otros actos vandálicos.

Hasta tal punto ha llegado la situación que el Ayuntamiento de Huelva ha tenido que implementar medidas continuas de vigilancia policial. Así se lo ha confirmado Gabriel Cruz a los vecinos en una reunión.

Antes se producían brotes de violencia a diario y ahora son más intermitentes. Pero en cuanto se van los agentes de la zona aparecen los escarceos violentos que traen de cabeza a los vecinos.

Diariodehuelva.es ha conseguido un reportaje fotográfico del interior de uno de los edificios ocupados que refleja visualmente la situación. En las imágenes que mostramos se puede observar con total nitidez los destrozos realizados en el edificio de la calle Macías Belmonte y los montones de basura que ponen en riesgo sanitario a la zona en tiempos de pandemia de coronavirus. Hace pocos días, ardió una nave en un incendio al parecer provocado que ha dejado el edificio siniestrado en la ruina.

Nueva y ruidosa cacerolada en el Molino de la Vega

Mientras tanto, ayer noche, a las 22.00, los vecinos volvieron a mostrar su ruidosa protesta por las condiciones que soportan cada día a causa de las 'okupaciones' y de lo que se mueve a su alrededor.

Una estruendosa cacerolada recuerda cada noche en el Molino de la Vega a las autoridades municipales y policiales que el vecindario no está dispuesto a soportar comportamientos incívicos, insalubres y peligrosos.

Y el ruido se extiende, cada vez son más vecinos los que protestan ante la atenta mirada de los agentes de la Policía Local que vigilan la calle Macías Belmonte, epicentro de un problema social que se complica cada día que pasa en Huelva.