viernes. 29.03.2024
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La conservación del medio rural hace más de 500 años

El archivo de Zalamea recuerda las ordenanzas locales de 1534 que regulaban el uso del territorio para beneficio común de todos los vecinos
La conservación del medio rural hace más de 500 años

El respeto por el medio ambiente y la conservación de los recursos no es preocupación de estos tiempos. Ya hace siglos, nuestros antepasados sintieron la necesidad de preocuparse por la regulación de los usos de su entorno y de proteger el territorio. Así lo hicieron los zalameños hace más de cinco siglos, como demuestra su normativa histórica, que ahora recuerda el Archivo Municipal y la asociación de Amigos del Patrimonio. En una publicación en sus redes sociales, esta entidad conmemora el día 14 de octubre de 1534, cuando se reúne el Concejo de Zalamea para acordar unas Ordenanzas y Leyes para el gobierno de la villa, y asegurar que “los panes y viñas e cotos e dehesas, e colmenares e todas las otras cosas que esta villa e vecinos della tienen” pudiesen ser gozados por todos. El Arzobispo de Sevilla, Alonso Manrique, cardenal e inquisidor mayor de España, y señor de la Villa—entonces Zalamea del Arzobispo—, debía ratificar y confirmar lo acordado, lo cual hace un año después, el 3 de junio de 1535. No son éstas las más antiguas y únicas Ordenanzas de Zalamea, pues en ellas se hace alusión a otras anteriores, siendo el documento más valioso que se conserva en el Archivo Municipal de Zalamea.

Ejemplo de conservación hacia nuestro entorno, se recogen los aspectos económicos locales así como las costumbres, reglas y normas de la colectividad del siglo XVI. Se regulan los aspectos de la vida económica en el pueblo, desde la manera en que los vecinos deben explotar los recursos hasta la forma en que debe venderse la carne. Asimismo, se dictan normas para la conservación de las riquezas de las que disponía el pueblo, lo que las hace un ejemplo de explotación ecológica de una comunidad. Igualmente, se hace referencia a lugares de Zalamea perfectamente identificables hoy día.

A través de distintos ordenamientos, con sus 133 capítulos, el Concejo intentó regular y perfeccionar jurídicamente el goce y uso de dicha tierra, conservando sus potencialidades. La principal riqueza del pueblo era las dehesas de encinas y alcornoques, bienes de propio a los que se dedican 29 capítulos que regulan el uso, la protección y el disfrute de las mismas y sus frutos. Igual importante era la regulación de los cultivos, viñas o huertas, que se extienden a lo largo de 17 capítulos. La carne y su venta ocupan 14 capítulos, y 15 la regulación de bestias y ganados; 9 capítulos destinados al uso del agua, conservación y mantenimiento de fuentes; 13 capítulos a los impuestos y la regulación de la venta y así un largo recorrido que demuestra el respeto por la naturaleza porque era el pilar básico de su economía, un sistema en consonancia con el medio ambiente que tenían que conservar.

También es relevante en estas ordenanzas la forma en que protegían los cultivos contra daños y expolios en aquella Zalamea medieval y cómo regulaban las obligaciones comunales de heredades y viñas. Otras peculiaridades que recoge es la definición de la propiedad comunal, los aprovechamientos forestales, las actividades recolectoras de caza, corcho, bellota, grana, lino y, finalmente, se dedica gran atención a los asientos de colmenas. El pastoreo y la policía rural - fuegos y rozas- son otros aspectos importantes de esta economía agraria tan patente en estas Ordenanzas.

En esta labor de recuperación del patrimonio documental zalameño están jugando un gran papel el archivero municipal, José Manuel Vázquez Lazo, y la Asociación Patrimonio, con integrantes como M. Domínguez Cornejo o A. Domínguez Pérez de León, autores en 1994 de la publicación ‘Zalamea la Real. Aproximación Histórica’, que fue editado por el Ayuntamiento.