No hay nadie en el mundo como Carolina Marín
No hay nadie como ella. Ni en Huelva, ni en España, ni en la Tierra. Carolina Marín se ha proclamado Campeona del Mundo por tercera vez, lo que la convierte en la mejor volantista de la historia. Con un oro olímpico, tres oros mundiales y cuatros oros europeos es una leyenda sin parangón. Y sólo tiene 25 años.
Su regreso a la cima no ha sido fácil. Desde que ganara los Juegos Olímpicos en 2016, la onubense ha penado sus lesiones y dudas ante una armada asiática que, además, había aprendido a contrarrestar su juego. La resultante fue que Carolina Marín no había vuelto a ganar un torneo importante desde Río de Janeiro hasta el día de hoy.
De hecho, la canterana del CB IES La Orden llegó al Mundial de China como la octava favorita, y alguno que otro vaticinaba que ya no volvería a ser la mejor del planeta. Estaban equivocados. Carolina se ha reinventado así misma para hacer algo que ninguna otra mejor había hecho antes: ganar tres Mundiales de bádminton.
En Nankin, Marín ha ganado sus cinco partidos con una insultante facilidad. Camino del oro, sólo ha cedido un set, en la semifinal ante la local He Bingjao, a la postre el encuentro más complicado para la onubense. Porque la final ante la india PV Sindhu (21-19 y 21-10) acabó siendo un paseo.
El partido amaneció soleado, pero las nubes no tardaron en aparecer por el despliegue táctico y físico de Sindhu. El intercambio de puntos largos no favorecía a la española (9-14) y las continuas interrupciones del juego provocadas por la india amenazaban con desesperar a la onubense.
Pero entre sus muchas virtudes, Carolina tiene una fortaleza mental a prueba de bombas atómicas. Nuestra volantista es de las que se crece ante las mayores adversidades. Y así fue una vez más. Un parcial de siete a cero agigantó la fe de Marín. La onubense remató la faena y el set con dos golpes de auténtica maestra (21-19).
La segunda manga no tuvo historia. Sindhu se vino abajo frente a una Carolina cada vez más agresiva y rápida de piernas. Los parciales en favor de la española se sucedían. En el intervalo, el título mundial estaba en el bolsillo (11-2). El intercambio de golpes final sólo sirvió para darle forma al marcador (21-10) de otro partido para la historia.
