La costa onubense podría perder hasta 20 metros de playa en 25 años por la subida del nivel del mar
Un estudio de la Junta de Andalucía advierte del riesgo extremo de erosión e inundación en zonas como Matalascañas, Punta Umbría o Isla Cristina

La Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente ha presentado dos estudios pioneros que dibujan un futuro preocupante para el litoral andaluz. Según las proyecciones elaboradas en el marco del Plan Andaluz de Acción por el Clima (PAAC), la costa onubense podría perder hasta 20 metros de anchura de playa en apenas 25 años como consecuencia del aumento del nivel del mar y los procesos de erosión.
Los informes, que combinan bases de datos georreferenciadas y modelos predictivos hasta el año 2100, alertan de que las playas abiertas y de sedimento fino son las más vulnerables. En el caso de Huelva, enclaves turísticos y naturales como Matalascañas, Punta Umbría, Isla Cristina, Mazagón o la Playa del Espigón ya muestran un retroceso de la arena y se encuentran en el grupo de espacios con “riesgo extremo” ante la subida del nivel del mar. En los últimos inviernos, episodios de temporales han acelerado la pérdida de superficie útil para el baño, dejando imágenes de accesos cortados, dunas dañadas y paseos marítimos amenazados por la fuerza del oleaje.

El proyecto “ICCOAST” permite visualizar mediante un visor digital la evolución de la línea de costa en distintos escenarios climáticos. Las previsiones más desfavorables indican que en 2090 el mar podría avanzar hasta 58 centímetros, lo que comprometería gravemente la permanencia de varias playas del litoral onubense. A más corto plazo, hacia 2050, la reducción media de anchura de playa oscilaría entre 5 y 25 metros, un retroceso que tendría consecuencias directas no solo sobre el medio ambiente, sino también sobre la economía local, muy ligada al turismo de sol y playa.
La secretaria general de Medio Ambiente y Cambio Climático, María López Sanchís, subrayó que estos datos constituyen una herramienta estratégica para anticiparse a los efectos del cambio climático. “Nuestra costa es un patrimonio natural y económico que debemos proteger con planificación rigurosa y soluciones de adaptación”, señaló. Entre esas soluciones se apuntan actuaciones como la regeneración de arenas, la preservación de sistemas dunares y marismas —que actúan como barreras naturales—, o la planificación urbanística que evite construir en zonas de riesgo.
El Gobierno andaluz insiste en que la información técnica obtenida permitirá diseñar medidas de adaptación y gestión más eficaces, pero recuerda que el reto es colectivo y que la pérdida de playas en Huelva no es un escenario lejano, sino una amenaza ya en marcha. Desde el Ejecutivo autonómico se reconoce además que la respuesta deberá coordinarse con la Administración General del Estado y con los ayuntamientos costeros, dado que la regresión del litoral afecta tanto a espacios naturales protegidos como a áreas urbanas donde se concentra la actividad turística.
Las organizaciones ambientales, por su parte, han reclamado en varias ocasiones que se acelere la implantación de planes de mitigación y se refuercen las políticas de conservación, advirtiendo de que el tiempo de reacción es limitado. También los sectores empresariales vinculados al turismo observan con preocupación las previsiones, conscientes de que la pérdida de superficie de playa supondría un golpe a uno de los principales motores económicos de la provincia.
A falta de un diagnóstico definitivo para cada tramo de costa, lo que sí parece claro es que el litoral onubense se enfrenta a una transformación sin precedentes en las próximas décadas. La cuestión ya no es si el mar avanzará, sino cuánto lo hará y cómo se afrontarán sus efectos.