jueves. 25.12.2025
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Del festín a las sobras: hasta cuándo se alargan los sabores de Nochebuena en los hogares onubenses

Platos que se repiten, recetas reinventadas y neveras llenas marcan los días posteriores al 24 de diciembre, cuando la Navidad también se vive a través de lo que quedó en la mesa

Comida de Navidad.
Comida de Navidad.
Del festín a las sobras: hasta cuándo se alargan los sabores de Nochebuena en los hogares onubenses

La cena de Nochebuena suele ser uno de los momentos gastronómicos más abundantes del año y, en la mayoría de los hogares onubenses, sus efectos se prolongan mucho más allá de la medianoche del 24 de diciembre. Tras el festín, comienza una tradición no escrita pero muy arraigada: dar salida a las sobras, que se convierten en protagonistas silenciosos de los días siguientes.

En muchas casas, el 25 de diciembre arranca directamente con lo que quedó de la noche anterior. Jamón, gambas, carnes al horno, ensaladillas o pates vuelven a la mesa en comidas más informales, donde prima la comodidad y el disfrute sin prisas. Es el día en el que las sobras todavía conservan su carácter festivo y nadie se resiste a repetir.

El fenómeno se extiende, en la mayoría de los casos, hasta el 26 de diciembre, jornada en la que los restos de Nochebuena se reinventan. Croquetas de carne, caldos elaborados con huesos de jamón, revueltos, arroces o montaditos permiten aprovechar al máximo los excedentes, especialmente en familias numerosas donde la previsión suele ser generosa.

En algunos hogares, sobre todo aquellos que encadenan celebraciones familiares, las sobras de Nochebuena pueden llegar incluso hasta el fin de semana posterior, conviviendo ya con compras nuevas y con los preparativos de la siguiente gran cita gastronómica: la Nochevieja. En estos casos, el congelador se convierte en aliado clave para conservar platos cocinados y alargar su consumo sin riesgos.

Más allá del aspecto práctico, este hábito tiene también una lectura cultural y social. Aprovechar lo que sobra se asocia a valores tradicionales como no desperdiciar alimentos, sacar partido a lo elaborado con mimo y prolongar el ambiente de celebración. En muchos casos, esos platos recalentados o transformados evocan recuerdos familiares y refuerzan la sensación de continuidad de la Navidad.

Así, aunque la noche del 24 marque el punto álgido de la celebración, lo cierto es que en Huelva la Navidad también se saborea en los días posteriores, cuando las sobras de Nochebuena siguen ocupando la mesa y recordando que, al menos en lo gastronómico, las fiestas no terminan con el último brindis.