viernes. 29.03.2024
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Sandra L. Santos: “La pandemia desnuda al político, que se ha manejado ‘como pollo sin cabeza”

Hablamos con Sandra L. Santos, licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad de Huelva, curso de adaptación pedagógica (CAP) y máster universitario en Investigación en la Enseñanza y Aprendizajes de las Ciencias Experimentales, Sociales y Matemáticas. Actualmente forma parte de la plantilla docente del IES Carabelas en Palos de la Frontera.
Sandra L. Santos: “La pandemia desnuda al político, que se ha manejado ‘como pollo sin cabeza”

La protagonista que se asoma esta semana a nuestra sección, aunque nacida en Madrid y pese a vivir hasta los 11 años en el cuartel de la Guardia Civil de Tráfico de Móstoles, junto a su familia, dice sentirse más onubense que un choco. Ella es Sandra L. Santos, licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad de Huelva, curso de adaptación pedagógica (CAP) y máster universitario en Investigación en la Enseñanza y Aprendizajes de las Ciencias Experimentales, Sociales y Matemáticas.

Actualmente forma parte de la plantilla docente del IES Carabelas en Palos de la Frontera, aunque con anterioridad y durante una década trabajó en la Ciudad de los Niños, desempeñando distintos cargos, desde profesora de Ciencias en lo que fue el PCPI (Programa de Cualificación Profesional Inicial) hasta formar parte del equipo directivo del centro como secretaria y donde también perteneció a la Comisión de Absentismo Laboral. Asimismo, se encuentra en la etapa de finalización de su tesis doctoral, que sigue esta misma línea de investigación.

Tengo que decir que a Sandra no la conozco personalmente, que pertenece a ese nuevo concepto de amistad que se logra a través de las redes sociales. No voy a obviar que en este tipo de estructura social han utilizado la palabra ‘amigo’ como sinónimo de contacto. Y quizá, está propiciando cierta devaluación del término. Pero en el caso que nos ocupa, tengo claro que desde el primer momento nos unió una relación muy afectiva y con el paso del tiempo he podido constatar que no me equivoqué, ya que se trata de una chica, simpática, cordial, afable, extrovertida y empática. En definitiva, que es todo un lujo tenerla como amiga.

Y para que ustedes, mis queridos lectores, la conozcan un poco más hace unos días me puse en contacto con ella para hacerle una entrevista y con la amabilidad que le caracteriza accedió a la primera. Así que vamos a ello.

- Cuando se inició la actual situación de pandemia, originada por el maldito Covid-19 pensé erróneamente que les brindaría especialmente a los políticos una estupenda ocasión para unir lazos con los ciudadanos y empatizar con ellos. Pero visto lo visto en estos últimos días la tempestad política acontecida en las comunidades murciana y madrileña, ¿consideras que los políticos piensan más en sus intereses personales y en mantener la poltrona que en sus votantes?

- Entiendo que el advenimiento inesperado de la pandemia por la Covid-19, además de un desafío, podría haber supuesto una oportunidad para que la clase política afianzase la confianza entre los votantes. Sin embargo, la sensación que tengo, tras un año desde el inicio de esta pesadilla, es que existe una desilusión general entre los ciudadanos por los políticos que nos gobiernan actualmente y hasta por los de la oposición.

El impacto de la pandemia desnuda al político, que se ha manejado “como pollo sin cabeza” ante esta crisis, yendo completamente a la deriva. Han mostrado y muestran un bochornoso espectáculo de lucha entre colores políticos tratando de sacar partido de la peor crisis sanitaria que jamás hemos vivido, en lugar de luchar conjuntamente contra los efectos que el impacto de la pandemia ha dejado y sigue dejando en la sociedad. Esta situación tan extrema que hemos padecido, y que aun sufrimos, ha sacado lo mejor de todos nosotros y lo peor de muchos políticos.

- Siguiendo en clave pandemia, está aconteciendo que muchas familias viven separadas. Por este motivo muchos abuelos no pueden disfrutar de sus nietos y viceversa. No sé si este es el caso de tu pequeño Daniel y si es así cómo lo llevan ambas partes. 

- En nuestro caso, tenemos la inmensa suerte de convivir juntos como una gran familia. Aledaña a la casa de mis padres, mi marido y yo construimos nuestro hogar, con lo que Daniel pasa mucho tiempo con sus abuelos maternos. Se podría decir que vive con ellos. Lo que se hizo más complicado es el estar durante tanto tiempo lejos de los abuelos paternos que viven en Córdoba y a los que por las restricciones de movilidad, aún vigentes, seguimos viendo mucho menos de lo que desearíamos. Aquí es importante el papel que en nuestra vida y, sobretodo, en lo que están durando confinamientos y restricciones, de las nuevas tecnologías. Gracias a esos medios, podemos mantener un contacto permanente, pero eso sí, tan frío como puede ser una videoconferencia o una llamada de teléfono.

- Como docente que eres, ¿qué percepción tienes en cuanto a la seguridad en las aulas, tanto para preservar de contagio a los alumnos y profesores?

- Se han tomado algunas medidas necesarias, como aumentar las plantillas docentes con los ‘apoyos Covid’, aunque creo que, en general, son medidas insuficientes, por lo que no me parece un entorno del todo seguro.

Profesores, estudiantes y demás personal de los centros escolares, esclavos de los medidores de dióxido de carbono, del hidroalcohol, el desinfectante y las mascarillas, trabajan duro durante toda la jornada, sorteando a este virus mortal de la mejor forma que pueden. Por su parte, el docente trabaja bajo el yugo de una mascarilla, o dos, destrozando sus cuerdas vocales.

A este hecho se suma el de que debe estar pendiente en todo momento de que los discentes respeten sus asientos, que no se intercambien materiales, que no se toquen o que no compartan, por ejemplo, algo tan simple como una tiza… Por otra parte, es de destacar que los estudiantes han asumido con más naturalidad esta situación y sobrellevan con paciencia el exceso de normas, el encorsetamiento continuo, los repetidos “noes” a casi todas sus peticiones.

Con todo esto, no podemos olvidar que muchas aulas congregan alrededor de 30 estudiantes más el docente, por lo que nada de guardar distancias mínimas entre ellos.

-Inevitable continuar hablando del maldito bichito. ¿Dónde y con quién pasaste el confinamiento?

- Pasé todo el confinamiento en casa junto con mis padres, mi hermana, mi marido y mi hijo. Como te he comentado, nuestras casas se encuentran en la misma parcela. A pesar de que llevar una vida familiar para mí es muy importante, estar con mis padres durante el confinamiento me generaba sentimientos ambivalentes. Por un lado, era reconfortante estar unidos ante una situación psicológicamente tan desbordante y compleja, porque nos cuidábamos mutuamente, nos veíamos a diario, nos dábamos esos besos y abrazos tan necesarios y lo mejor fue que no pudimos echarnos de menos. De hecho, cuando a lo largo de este recorrido pandémico que llevamos, he tenido que estar aislada de forma preventiva por haber tenido contacto con algún positivo, me supuso una pesadilla. No quiero ni imaginar si el contacto hubiese conllevado el contagio y estar aislados al menos quince días, debe ser duro.

Estas emociones positivas entraban en conflicto cuando pensaba que Miguel, mi marido, que por su profesión debía salir cada día a trabajar, podía traer el virus a casa y contagiarlo a mis padres, debido a que la Covid-19 sí entiende de edades y hace más vulnerables a los que son más mayores.

- Dicen que el miedo es libre. ¿Lo has sentido durante este último año en algún momento? Sobre todo por la falta de información.

- Lo he sentido y aún lo sigo sintiendo. La era Covid-19 nace envuelta en un manto de incertidumbre y desinformación, amenazando nuestra vida como un golpe seco en el pecho. No es solo que de un día para otro tuviéramos que introducir hábitos como desinfectar nuestras manos continuamente con hidroalcohol o el uso obligatorio de mascarillas, debiendo diferenciar como expertos entre quirúrgicas, higiénicas, FFP1, 2 o 3. No es solo que tuviéramos que interiorizar conceptos nuevos como el distanciamiento social o que tuviéramos que afrontar con actitud diferentes tipos de confinamientos y restricciones, no… No es solo eso. Es que desde que comenzase la pandemia nos hemos ido tambaleando, moviéndonos en la incertidumbre y el desconcierto.

En el recuerdo de todos los españoles quedará siempre la frase que decía algo así como “España no va a tener más allá de algún caso diagnosticado", para pasar a un estado de alarma en el que se nos exigía un confinamiento de 90 días… Pasamos de “este virus es parecido a una mala gripe” a ir descubriendo cada día en las noticias que los fallecimientos por la pandemia aumentaban descontroladamente de forma exponencial.

El miedo, a veces, se convertía en terror al pensar en los míos. Es más, a día de hoy, el comienzo de la vacunación, surge rodeada de polémica con los posibles efectos secundarios a corto, medio y largo plazo… Como digo, falta de información, y la que llega a veces es mejor no conocerla. Y la verdad, quizás si ese miedo que comento se hubiese convertido en el sentimiento mayoritario ante la pandemia, la evolución de la misma hubiere sido diferente.

- Profesores, policías y otros ‘colectivos esenciales’ están empezando a recibir la vacuna de AstraZeneca, ¿qué opinión tienes, como docente y como esposa de un policía, después de los informes sobre la formación de trombos en algunos de los vacunados?

- Parece que todo lo relacionado con la Covid-19 tiene una dudosa credibilidad. Vacunas seguras, pero ¿por qué dependiendo del gremio al que pertenezcas recibes una vacuna u otra?, ¿no todas son iguales?, ¿algunas son mejores que otras?, si todas están autorizadas ¿por qué se diferencia en su administración atendiendo a criterios laborales? Son preguntas que se me antojan interesantes, y cuando ya oyes eso de que 3 o 4 casos de trombos con la administración de una misma vacuna son insignificantes…

Sí puedo decir que el colectivo docente se muestra inquieto por la administración de una vacuna que parece ser que sí es posible que cause algo más que molestias o fiebre. De hecho, algunos de mis compañeros han renunciado a vacunarse por temor a los efectos secundarios. Como le digo, esa diferenciación entre colectivos, me causa cuanto menos desconfianza, y a los compañeros mayores de 55 años, imagínese. El colectivo de policías, ídem, administran la misma vacuna, mismas incertidumbres y misma desconfianza.

 - ¿Eres partidaria de que la Junta permita la movilidad entre provincias cara a la Semana Santa?

- No, y respondo con esta negativa porque continuamente seguimos viendo comportamientos incívicos existiendo aún no pocas restricciones sobre la permanencia en vía pública, en establecimientos públicos, aforo, etc.

Permitir la movilidad entre provincias, sobre todo en periodos festivos, supone apelar a la responsabilidad de la sociedad, sobre todo entre los más jóvenes. Y eso es algo que me resulta un tanto atrevido. Diariamente tenemos noticias que informan de fiestas clandestinas, exceso en los aforos, etc… entiendo que la movilidad entre provincias reactivaría sin duda el turismo y los contagios.

- ¿Qué le dirías a tanta gente insolidarias que no cumplen con el protocolo y están poniendo en riesgo a los demás?

- Cada persona es un mundo y cada uno encaja y enfoca las situaciones de una forma o de otra. Podemos darle más o menos importancia a la pandemia, relativizar la información que leemos o vemos en las noticias o, simplemente, ser más felices pensando que no hay problema, no hay pandemia… que todo es un invento. No todos somos iguales, eso es aceptable. Lo que no es aceptable es cuando esta línea de pensamiento conlleva a la irresponsabilidad social y la falta de compromiso que conduce a la vulnerabilidad de las normas que nos protegen a todos.

Les diría que la insolidaridad es autodestructiva. Decía Jacinto Benavente que “el único egoísmo aceptable era el de procurar que todos estén bien para estar uno mejor”, por lo que aquellos que actúan vulnerando el bienestar ajeno y poniendo en riesgo a los demás, terminan hundiéndose solos.

No estaría demás endurecer las medidas sancionadoras, ya que tal vez por la baja cuantía de las sanciones, o por la burocracia que los temas administrativos requieren, muchas personas no las toman en serio.

 - ¿Cuál es tu opinión en cuanto a la forma de tratar la pandemia por parte de los medios de comunicación?

 - Los medios de comunicación han dado un tratamiento informativo de la pandemia como de cualquier otra noticia, es decir, de forma sensacionalista, con orientación política (dependiendo del medio de comunicación que sigas), con sesgos informativos interesados…

La cuestión es que lejos de recibir información contrastada, sin tintes políticos que entiendo que la temática lo merece, seguimos recibiendo información de la pandemia como si de cualquier otra noticia de cualquier otra índole se tratara. Echo en falta ese “ahora vamos a ponernos serios, vamos a hablar de la pandemia”.

 

- Cambiando de tercio y sabedor de tu vocación literaria, me gustaría que me dijeses, ¿cuándo podremos ver en las librerías tu novela que creo haber leído en las redes sociales que se titulará ‘Una historia entre dos vidas’?

 - ‘Una historia entre dos vidas’ es la segunda parte de la novela ‘Un paseo por el tiempo’, del escritor Miguel Ángel Velasco, por lo que juntos decidimos esperar mejores tiempos para lanzar la obra. Después de tanto esfuerzo y trabajo, no nos atraía la idea de hacer una presentación online. Nos parecía negativo en todos los aspectos.

- Antes de terminar, ¿cómo ve actualmente la cultura en nuestra provincia?

- Creo que Huelva siempre ha destacado por ser la cuna de grandes artistas, que hacen que la cultura en esta provincia sea una forma de vida. En este sentido, aunque crece y se reinventa culturalmente de forma continua, adaptándose a los nuevos tiempos y a las necesidades sociales, no deja de ser una provincia pequeña que creo que necesitaría mayor impulso y promoción. Como todo, es mejorable.

- Muchas gracias por prestarme tu tiempo. ¿Te gustaría añadir algo más que durante la entrevista haya podido omitir y de la que te gustaría hablar?

 - Gracias a ti Félix por hacerme un espacio en este tu rincón tan especial.