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Ramón Ramos: “No se puede prescindir de la publicidad institucional. Y eso hace que el periódico no moleste a las instituciones”

Mi estado esta semana es de satisfacción y bienestar. Para mí es un placer y todo un orgullo tener en esta vuestra sección, que me brinda la dirección de Diario de Huelva, al ‘Maradona’ del periodismo deportivo, se trata del "granaíno" Ramón Ramos Torres.
Ramón
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Ramón Ramos: “No se puede prescindir de la publicidad institucional. Y eso hace que el periódico no moleste a las instituciones”

Tras estudiar Filología Hispánica en Granada, dio sus primeros pasos, mientras estudiaba Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de Bellaterra (Barcelona), como alumno de prácticas en Radio Popular de Granada (COPE) y el diario 'Patria' para incorporarse, a continuación, a Radio Granada (SER) ya como redactor en 1981. Posteriormente, continuó su trayectoria en los diarios 'Ideal', 'El Adelanto', 'Granada 2000', 'Diario 16', 'El Mundo', 'Diario de Sevilla, 'La 'Opinión de Málaga', 'Huelva Información' y 'Granada Hoy', los tres últimos como director en Málaga adjunto a la dirección.

En su época de Director en La Opinión de Málaga
En su época de Director en La Opinión de Málaga

Autor de libros como 'Los finalistas del 59', 'Los años del Pichichi' o '¡Que vienen los rusos!', de tema futbolístico, además de 'El 'ragazzo' de la escena europea' sobre la presencia de Federico García Lorca en el panorama literario de Italia antes y después de su trágica muerte.

Portada Libro
Portada Libro

En los últimos años paso largas temporadas en Italia como apasionado de la historia, la sociedad, la cultura, el paisaje, la belleza, la gastronomía y, como no, el ‘calcio’  italiano.

Ramón en la estacion de tren de Sanremo
Ramón en la estación de tren de Sanremo

A Ramón le conocí a los pocos días de su llegada a Huelva y desde el primer momento me percaté que se trataba de una persona campechana, honesta, empática, buen profesional y amante del deporte rey. Cosa que con el paso del tiempo pude ratificar, y aunque le veo muy de tarde en tarde, aún seguimos manteniendo una buena relación de amistad, algo por otro lado fácil de conseguir conociendo al personaje en cuestión. 

Pero, para conocer un poco más a nuestro protagonista, nos pusimos en contacto con él para hacerle una entrevista y con la amabilidad que le caracteriza accedió a la primera. Así que vamos al lío ya.   

P.  ¿Qué recuerdos guardas de tu niñez y qué soñabas ser de mayor?

R. Mi infancia es la de cualquier niño nacido en los años 50. La vida se hacía en la calle, todo el día jugando cuando no había clase. Tengo el recuerdo grabado de los primeros turistas que por esa época empezaron a venir a Granada. Les decíamos 'franchutes' y nos llamaba mucho la atención cuando aparecía un negro por aquellas calles de la catedral y la Alcaicería, que era mi barrio. De niño quería ser futbolista, pero me di cuenta muy pronto de que los demás eran mejores que yo. Y, desde entonces, siempre quise ser periodista, aunque me veía haciendo oposiciones y ejerciendo de profesor, que era la profesión de mi padre: maestro de escuela.

Ramón Ramos año 1974 en los juveniles de los Salesianos
Ramón Ramos año 1974 en los juveniles de los Salesianos

P.  Además de estudiar Filología Hispánica también eres licenciado en Ciencia de la Información, yo diría tu gran pasión. ¿Te acuerdas de tu primer día de trabajo y en qué medio? 

R. Mi primera experiencia en el periodismo fue en Radio Popular de Granada, lo que hoy es la COPE. Eran los tiempos de la transición. Colaboraba en un programa de radio para gente joven, para universitarios. Hablaba, sobre todo, de cine y de la actualidad en la Universidad de Granada. Eso era antes de la 'mili' y de estudiar Periodismo, que hice después en la Universidad Autónoma de Barcelona. En ese tiempo empecé en prácticas en el diario 'Patria' de Granada y, en seguida me ficharon en Radio Granada - Cadena SER. Ese día que entré allí, que era el jueves 1 de octubre de 1981, sí que tuve conciencia de que esa sería mi vida para siempre.

Ramón participando en  una tertulia televisiva
Ramón participando en una tertulia televisiva

P. ¿Cómo ha sido el camino?

R. Para mí, absolutamente satisfactorio. Se lo debo todo al periodismo y a los compañeros que me han acompañado en los más de treinta años de profesión. Ha habido mucho trabajo y también sinsabores, pero no me cambiaría por nadie. No me puedo imaginar en otra cosa que no fuera la radio o los periódicos.

P. Cuál ha sido el mejor consejo que has recibido dentro de la profesión y de quién?

R. Cuando me fui a Sevilla, que para mí fue la época más satisfactoria, profesional y gratificante de mi carrera, un compañero me dijo: "No te olvides nunca de dónde vienes". Creo haberlo cumplido y es el que suelo dar a los que empiezan.

P.  ¿Cómo recuerdas tu paso por la dirección de Huelva Información?

R. Era mi primera experiencia en la dirección de un periódico. Encontré una redacción, en cierto sentido, desmotivada por continuos cambios en la propiedad y en la dirección del diario. Apenas conocía Huelva, salvo por alguna visita esporádica o en días puntuales por cuestión de trabajo. Además, el 'Huelva', como era conocido en la ciudad, estaba algo obsoleto tecnológicamente y teníamos que ponerlo a la altura del resto del grupo en menos de tres meses, que eran los de verano. Pero, por lo general, encontré gente con ganas de adaptarse al nuevo tiempo. Recuerdo a Gamero, a Serradilla, a Velasco, a Helenio, a Chacho, a Muñoz, a Peinazo, capaces de guardar todo el periódico en la cabeza y llevar adelante todo su contenido. No quisiera olvidarme de ninguno. También quiero nombrar a gente joven con mucha gana de aprender: Antonio Carrasco, Elena Llompart, Manuela de la Corte, además de destacar la enorme vitalidad de Anita Vives. Y mucha colaboración y complicidad por parte de José Luis Camacho, en publicidad. Para mí, el mejor momento del día era llegar por la mañana a su despacho, cuando todavía nadie te ha estropeado la jornada, y asomarme a la Ría, comentar la tarea, imaginar planes... Fue el 'año de la final de Copa', lo que añadía un reto informativo y un atractivo a mi estancia allí. Y estaba Lucas Alcaraz, paisano, y a partir de ahí, más amigo.

P. Hablando de Huelva, estoy convencido que durante tu etapa entre nosotros los políticos harían muchas promesas en cuanto a infraestructuras y que a día de hoy todas quedaron en promesas. ¿Cuál dirías que actualmente sigue siendo la más prioritaria?

R. ¡Hombre! En esa esquinita del mapa en la que estamos lo prioritario sería conectarse por tren, mejorar esa conexión. Pero leo que no es así, que siguen existiendo muchos problemas. Por lo demás, cuando últimamente he ido por Huelva, antes de Navidad del año pasado, he encontrado una 'invasión' suave y mutua de la ciudad con el mar y el puerto. Realmente agradable y digna.

P. ¿Ha cambiado mucho el periodismo de antaño al actual?

R. El periodismo, según como lo entendía cuando quise ser periodista o cuando empecé en esto, si todavía no ha muerto está claro que ha entrado por la vía de la extinción. Se trata de una actividad que nació en el siglo XIX, se desarrolló en el XX y morirá en el XXI.

En esta agonía ha entrado porque determinadas personas, que no eran ni periodistas ni directores ni editores, tomaron una serie de decisiones que, con la perspectiva del tiempo, podemos decir que aceleraron el proceso. Han herido de muerte a la empresa periodística sencillamente porque no creían en el periodismo ni en los periodistas, ni en la función social del periodismo. Me estoy refiriendo a gerentes y demás ralea que confiaban más en el 'dvd', el fascículo o la vajilla que se regalaba los domingos que en el producto en sí.

Cuando apareció internet y las ediciones digitales se cerró el círculo. Jugaron a ver quién era el más veloz a la hora de anticipar gratis los contenidos que al día siguiente debían competir en el quiosco. Si entonces se podía dudar de aquella decisión, hoy podemos afirmar que fue un suicidio. El periodismo había resistido la irrupción y competencia de la radio y la televisión, refugiándose en el prestigio de la palabra escrita para enriquecer lo que los otros medios habían anticipado: contextualizando, desmenuzando, ampliando y estableciendo una mirada serena sobre la inmediatez que permite la radio o la televisión. Siempre que una noticia de alcance era anticipada por la radio, el periódico vendía más ejemplares al día siguiente. Se había generado una expectación que el lector quería satisfacer en su periódico de siempre. Así podría haber sido también con internet. Pero la decisión, en sentido contrario, la tomaron otros. Y así nos ha ido. 

P. ¿Por qué dirías que actualmente se sale cada vez menos a la calle en busca de la noticia y se espera en la redacción las notas de prensa y rellenar las páginas con un copia y pega y vamos que nos vamos?

R. Porque no hay paciencia. Porque la calidad ha pasado a segundo término en el orden de las prioridades. Y, sobre todo, porque la debilidad de las empresas, sumergidas en una crisis a todos los niveles, desemboca en la dependencia de las fuentes oficiales. No se puede prescindir de la publicidad institucional. Y eso, claro, fomenta que el periódico, el medio informativo procure no molestar a las instituciones. De todas formas, también detecto en la gente joven cierta apatía y conformismo con la situación. Resignación. Pero no los critico: quizá yo también, en este contexto actual, reaccionaría igual. Salen cada año más de dos mil licenciados -y quizá me esté quedando corto- para un mercado laboral cada día más estrecho. Saben lo que les espera.

P. Tú has trabajado tanto en radio como prensa escrita ¿Qué medio prefieres o te gusta más?

R. Empecé en la radio, que te daba todos los días la capacidad de innovar. Me gustaba mucho, pero es que eran mis primeros años, los primeros años de la radio informativa en España. Estábamos 'haciendo camino al andar', como en el poema de Machado. Cuando después estuve en la prensa escrita todos me decían que se notaba mucho mi procedencia. Pero creo que era el hábito de trabajar en la inmediatez consustancial a la radio, que te obliga a entrar en la tarea en cuestión de segundos.

P. Siguiendo en clave de periodismo, dicen las estadísticas que los medios de comunicación españoles son los menos fiables ¿Cuál es tu opinión al respecto?

R. La prensa española había adquirido un gran prestigio en los últimos años de la dictadura y los primeros de la democracia, como cómplice de la sociedad en los anhelos de libertad, avances sociales, servicios públicos e incorporación a Europa, que eran mayoritariamente comunes a la inmensa mayoría de los españoles. Era uno de los pilares de la sociedad más estimados por los ciudadanos y así lo reflejaban las encuestas. Lamentablemente, a primeros de los noventa y hasta hoy se entró en una espiral en la que las grandes cabeceras y cadenas nacionales empezaron a transitar por una senda que los convertía en una terminal más, un brazo político más en la estrategia general de los partidos políticos. En consecuencia, periódicos y emisoras se fueron a la cola en la aceptación y por las encuestas que periódicamente evalúan la valoración.

P. En relación a la pregunta anterior ¿Se ha perdido la libertad de opinión y expresión debido al ordeno y mando de las empresas editoras?

R. Percibo que sí, que hay un retroceso patente. En un contexto de debilidad, todo repercute en el mismo sentido.

P. La crisis económica ha hecho que muchos medios hayan tenido que cerrar ¿Cuál es el futuro de la prensa?

R. Soy pesimista: no hay futuro. Y no me extiendo porque me llevaría a muchas disquisiciones que, a fin de cuentas, están esbozadas en respuestas anteriores.

P. La irrupción de internet a mediados de los 90, provocó cambios significativos en el periodismo ¿pasa por ahí el futuro de los medios?

R. No estoy contra internet. Al revés, como comunicador tengo que valorar las posibilidades de contextualización que ofrece. Pero su uso no es nada edificante. Miremos a las redes sociales: cada cual busca decir la más gorda, el siguiente cae en el insulto, por lo general soez. El tercero eleva la apuesta y al final todo es un guirigay donde es imposible la observación y el análisis sereno.

De todas formas, creo que la semilla del mal la inocularon determinadas cadenas de televisión, que desde el principio fomentaron unos modos de diálogo -con perdón para la palabra diálogo- cuya influencia en los desmesurados modos actuales para mí es más palpable que ninguna otra.

P. Dicen que el periodismo es vocacional y estoy de acuerdo, pero si alguien te pidiese opinión a la hora de estudiar la carrera de Ciencias de la Información ¿Qué le dirías?

R. Cuando nos reunimos antiguos compañeros de Facultad casi todos dicen que de estar ahora en COU optarían por otra carrera. Yo no. Yo volvería. Y a los jóvenes también les diría que elijan siempre la que consideren más adecuada, la que más les agrade. Que no miren solo las salidas profesionales porque, a fin de cuentas, casi ninguna garantiza hoy una entrada en el mercado laboral.

P. ¿Por qué escogiste periodismo?

R. En realidad, porque era un negado en las asignaturas de ciencias. Matemáticas, Física, Química, Ciencias Naturales... Imposible que entrasen en mi cabeza. Suspenso tras suspenso. En cambio, Latín, Literatura, Lengua, Historia... Los únicos y escasos sobresalientes. ¿A dónde iba yo si no hubiera tirado por el periodismo...

P. Qué te parece si hablamos de tu faceta de escritor, ya que has escrito  varios libros, entre otros: Los Finalistas del 59 y los años del Pichichi, que narran la historia del Granada CF, y El ragazzo de la escena europea, sobre la fama y la presencia de García Lorca en Italia. ¿Tienes actualmente algo entre manos?

R. Mi querido Félix, yo soy un vago vocacional. Y aunque siempre estoy pensando en algo, imaginando, ideas... el 'minuto Uno' siempre ha sido muy duro para mí. No lo descarto, pero ahora mismo no estoy en ningún proyecto concreto.

P. Por cierto, como un enamorado de tu Granada natal y como buen aficionado al deporte en general. ¿Cómo viviste el hito de la  temporada pasada con tantos ascensos? Pues no es fácil ver en una ciudad pequeña al equipo masculino y femenino de fútbol en Primera División, un filial en la Primera RFEF y el equipo de baloncesto masculino en la Liga ACB.

R. De baloncesto, de las 'manos' no hablo porque no me gusta. De lo demás, pues... muy contento, pero siempre con mucha menos pasión que en los años de la niñez y la adolescencia, porque entonces sí que consideraba esos éxitos como propios y los fracasos con un sentimiento de tragedia colectiva. La edad atempera mucho. Antes, si perdía el Granada y ganaba el Málaga se me quitaban las ganas de ir a clase los lunes.

P. Continuando en clave futbolera y sabedor que sigues a la distancia a nuestro Recre ¿Qué devenir le ves en lo deportivo, en lo económico y lo institucional? 

R. Este fútbol actual sin romanticismo tiene y debe tener en el Recre un guardián de las esencias. En Huelva veía que siendo una ciudad pequeña la afición era de las más entendidas. Esa es la vía, aunque no ignoro que salir de esa Primera REFF es en cierto sentido más difícil que ganar la Champions. Pero de todo se sale. El Granada estuvo 35 años sin pisar la Primera. Hay que disfrutar el camino y el momento.

P. Siguiendo en clave choquera, si algún compañero o amigo fuese destinado a Huelva ¿Cómo le dirías que es la idiosincrasia del onubense?

R. Recuerdo a mi amigo Pedro Ochoa, que había dirigido COPE-Huelva. Cuando supo que yo iría a Huelva me comentó ese latiguillo, que no sé cómo le cae a la gente de ahí. Aquello de 'la ciudad de los dos llantos; uno, cuando llegas y otro, cuando te vas'. Para mí, desde luego, irme fue más doloroso que llegar. Siempre me sentí aceptado.

P. Se suele decir “que bien se está cuando se está bien”. ¿En qué momento te encuentras?

R. Soy de los que viven el momento. Es decir, para mí pasado mañana está tan lejos como el año 2080. 'Hoy es siempre todavía', que dijo Antonio Machado. Un buen lema, ¿no?

P.  Muchas gracias por prestarme tu tiempo y no sé si te gustaría añadir algo más que durante la entrevista no te haya preguntado

R. ¿Más...? Pero si me has preguntado de todo… Eso si, agradecerte que te hayas acordado de mi para esta entrevista.

Querido Ramón ha sido todo un placer

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