Lola Guevara: “En las guerras, los falsos héroes nunca pisan el campo de batalla”

Lola Guevara Garrido ha ejercido durante 46 años como docente en el colegio Juan Luis Vives de nuestra capital.

Y desde 2017, en que le diagnosticaron un cáncer, empezó a modo de terapia a escribir sus propias vivencias que finalizó con su primer libro publicado, que ha servido y sirve para ayudar a otras personas que están sufriendo tan maldita enfermedad. Asimismo, pertenece a la plataforma literaria Poetas de Huelva por la Paz.

Aunque nacida en San Juan del Puerto, donde reside actualmente, no es menos cierto que la mayor parte de su vida ha transcurrido en Huelva. Decir que a Lola no la conozco personalmente, que pertenece a ese nuevo concepto de amistad que se logra a través de las redes sociales. No voy a obviar que en este tipo de estructura social han utilizado la palabra ‘amigo’ como sinónimo de contacto. Y quizás esté propiciando cierta devaluación del término. Pero en el caso que nos ocupa, tengo claro que tras hablar con ella por teléfono para hacerle la entrevista pude contrastar que se trata de una persona muy cercana, cordial, solidaria, afable y muy empática. En definitiva, que es todo lujo tenerla como amiga.  

Para que ustedes, mis queridos lectores, conozcan un poco más su estilo y personalidad y saber cómo es su momento actual, les recomiendo que lean las líneas que vienen a continuación, no os dejará indiferente, así que vamos al lío ya.

P.  ¿Cómo recuerdas tu infancia y qué soñabas con ser de mayor?

R. Los recuerdos de mi infancia son bonitos. Nací en San Juan del Puerto, en el seno de una familia humilde; pero no echaba de menos nada y me conformaba con lo que buenamente me podían comprar; caprichos pocos. Recuerdos los juegos en la calle hasta las tantas con mis amigas, las meriendas de pan con aceite y azúcar…

Tuve la suerte de tener una madre adelantada a su tiempo; gracias a ella pude estudiar interna en el colegio del Santo Ángel. Puso una casa de huéspedes para que se cumpliera mi sueño de estudiar la carrera de maestra. Tenía que aprobar todas las asignaturas con nota para que me dieran la beca, desde primero de bachillerato, hasta sexto fui becada. 

En aquellos tiempos solía ser más frecuente que los varones tuvieran preferencia a la hora de acceder a estudios superiores, yo fui una afortunada.

P.  Rememoremos la Huelva de tu niñez. ¿Cómo la viviste?

R. Con diez años ya estaba interna en el colegio del Santo Ángel, ubicado en un edificio antiguo enfrente de la estatua de Moras Claro. Como era pequeña apenas salía, pero recuerdo como si fuera ayer a la tuna que rondaba a las alumnas mayores.

Ya estudiando el bachillerato en el colegio del Conquero nos dejaban salir un rato por la tarde. Me acuerdo de un bar que se llamaba el Mesón, donde nos veíamos con los alumnos del San Pablo. Esas eran mis salidas en Huelva.

P.  No sé si en tus sueños de niña ya te pasaba por la cabeza dedicarte a la docencia.

R. Según me contaba mi abuela desde pequeña jugaba con las mariquitas al colegio, yo era la maestra, luego pienso que ya llevaba dentro la vocación de docente.  

P. Si bien toda tu vida se la has dedicado a la educación, desde hace 5 años aproximadamente te destapas como escritora ¿Cómo surge la idea de tu primera novela?

R. Tengo que empezar diciendo que desde pequeña he sido una lectora empedernida, pero jamás se me pasó por la cabeza escribir.

El destino es el que lleva la batuta. En el 2017 se coló en mi vida un intruso, voy a nombrarlo por su nombre, era un cáncer, que si me descuido me lleva por delante. Al principio pasaba todo el tiempo lamentándome, pero una noche me dije: "Lola, tonterías las precisas, terminó tu luto", y empecé a escribir mis vivencias. Lo que empezó como una terapia para mí poco a poco fue tomando forma y pensé que podía ayudar a otras personas que estuvieran pasando por lo mismo que yo.

P.  ¿Tuviste dificultades para su publicación?

R. Ninguna. Otra vez el destino intervino y me puso delante a Rafa Pérez, editor de la editorial Niebla. Yo le llamo mi hacedor de sueños. A la semana de mandarle el manuscrito me contestó con un sí rotundo.

El Intruso vio la luz en junio del 2018 y fue muy bien recibido por los lectores, incluso algunas asociaciones han trabajado con él. Yo asistí a una sesión y no puedo expresar lo que sentí; solo pensé que había merecido la pena escribirlo.

P. ¿Antes de tu primera novela, ‘El intruso’, habías ya escrito algún texto en prosa o verso?

R.  Sí, pertenezco a los Poetas de Huelva por la paz y gracias a ellos descubrí la poesía, y empecé a escribir. Creo que fue la mejor medicina para salir del túnel en que estaba metida.

P. Por cierto, el año pasado has presentado tu último trabajo, ‘Enriqueta’, una obra formada por un conjunto de relatos. ¿Cuéntanos de qué va y de dónde salen las ideas?

R. Enriqueta, mi segundo retoño, nació a ultimo del 2022. Este libro llevaba macerando tiempo en mi mente, y el confinamiento me lo puso fácil.

Antes de empezar a escribir me tuve que documentar, porque en algunos relatos las fechas coinciden con la realidad, así como algunos personajes, aunque les cambiaba el nombre. Todos tienen algo de verdad, pero están aderezados con tintes de fantasía de mi imaginación. Solo en un relato el protagonista tiene voz, es real, y suele acompañarme a las presentaciones, el relato se llama El Elegido, trata del autismo, lo he escrito con mucho respeto y cariño.

He intentado sacar a la palestra historias que intentan revelar historias candentes en una sociedad que olvida el pasado, no ve la realidad del presente y no piensa en el futuro.

P. ¿Cuál de tus obras literarias te gusta más? ¿Por qué?

R. A los dos los he parido y los quiero por igual, pero ahora estoy mimando a ENRIQUETA ya acaba de nacer con muchas ganas de viajar y de llegar a las manos de posibles lectores, y lo está consiguiendo, ya ha salido una reedición.

Lo mismo va a pasar con el INTRUSO, por si alguien no pudo leer este libro de autoayuda, va a salir una segunda edición.

P. ¿Te encuentras cómoda escribiendo poesías? ¿Qué pretendes reflejar en tus versos?

R. Me siento cómoda con la poesía reivindicativa: las guerras, el maltrato de la mujer; y ahora estoy inmersa en las mujeres olvidadas por los olvidados. También escribo sobre el amor, pero reivindico y lucho con la palabra por el respeto y la tolerancia a la libertad de elección del amor.  

P. ¿Qué consejos darías a alguien que quiere ser escritor o escritora?

R. Pues que escriba a pesar de las opiniones, y que antes que nada sea feliz escribiendo. Puedo asegurar que esa ilusión la capta los lectores. 

P. ¿Qué tienes pensado realizar en las próximas fechas?

R. Ahora estoy disfrutando de mi trabajo, pero ya tengo una carpeta preparada con una lluvia de ideas para un tercer libro, pero creo que tardará.

P. Qué te parece si dejamos a un lado tu faceta de escritora y hablamos de algo que me encanta como es la cocina. No sé si eres de ponerte el delantal y meterte entre fogones, si es así ¿cuál es tu plato estrella?

R. Sólo cocino bien las carnes, sobre todo las salsas, me salen para chuparse los dedos.

P. Hablando de gastronomía, si tuvieses la ocasión de sentarte y compartir mesa y mantel con un personaje, bien del pasado o del presente ¿quién sería y que le preguntarías?

R. Ojú, qué difícil me lo pones. Ahora, con la edad que tengo, no me conformo con medias verdades, y eso es lo que me voy a encontrar. Como no sea que nos emborrachemos y se cumpla el dicho: "que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad...".

Ya lo he pensado: con Juana la Loca, en el palacio de Tordesillas. Creo que la historia cambiaría de opinión sobre ella. 

P.  No me gustaría dejar en el tintero conocer tú opinión sobre la guerra de Ucrania y la de Israel y Gaza.

R. Mi humilde opinión es la misma para todas las guerras, entre bambalinas se cuecen cosas que el pueblo nunca sabrá, nos engañan con defender a la patria, pero ellos, los falsos héroes, no pisan el campo de batalla. Detrás de todo está el poder y don dinero, y a los hechos me remito. 

P. Se suele decir “que bien se está cuando se está bien”. ¿En qué momento te encuentras?

R. Yo estoy, que no es poco. A veces bien y a veces no tan bien, pero estoy.

P. Estamos llegando al final y quisiera darte las gracias por permitirme la realización de la entrevista que, estoy seguro, les resultará interesantes a todos mis asiduos lectores. No sé si te gustaría añadir algo más que no te haya preguntado.

R. Gracias a ti Félix, ha sido un placer desnudar mis pensamientos y compartirlos con tus lectores.