Recuerdos del bombardeo franquista de Villalba del Alcor

Una publicación de Francisco Calero Robles recuerda el bombardeo por parte de la aviación franquista del que se cumplen más de ocho décadas en estos días.
Recuerdos del bombardeo franquista de Villalba del Alcor

El bombardeo de la población civil ha sido siempre un recurso empleado en las contiendas bélicas para sembrar el terror y someter la resistencia de pueblos y ciudades. Durante la Guerra Civil española, diversas localidades onubenses sufrieron los estragos de esta estrategia militar y, aunque en menor medida que tragedias como las de Gernika o la ‘Desbandá’, supusieron un gran impacto que aún perdura en la memoria.

Estos días se cumplen 82 años de un trágico suceso que marcó las vidas de muchos villalberos. El recuerdo del bombardeo que sufrió Villalba del Alcor ha sido rescatado por Francisco Calero Robles, a través de un escrito publicado en redes sociales que refleja el dolor y el terror de aquel episodio que dejó a una mujer muerta y a dos heridos.

Tras el golpe militar del 18 de julio de 1936, el general Queipo de Llano implantó en Sevilla un régimen de represión brutal. Las tropas republicanas y fuerzas del orden de las provincias de Sevilla y Huelva procedieron a crear un cinturón de seguridad para evitar el avance de los sublevados, para lo cual tomaron la carretera principal controlando los nudos ferroviarios y cruces de caminos con tropas formadas por columnas mixtas de guardias civiles, de Asalto, de Seguridad y Carabineros, junto con tropas de Infantería, con una estrategia no muy definida que impusiera orden en medio del caos.

Con el objetivo de desmantelar esta inesperada resistencia, después de la terrible masacre que sufrió la Columna Minera de Riotinto en Camas, el Estado Mayor de los sublevados ordenó que se cortara la vía férrea y la carretera general y los cruces fueran despejados de tropas hostiles, además de producir pánico en la población civil.

Para este fin, el 23 de Julio de 1936 despegaron del sevillano Aeródromo Militar de Tablada dos escuadrillas de bombarderos y reconocimiento Breguet XIX de la 2ª Escuadra de Sevilla, la patrulla Azul de Morato, acompañando a dos bombarderos transporte Junkers JU52 con dirección a Huelva, siguiendo la carretera principal.

Según la investigación de Calero, los pilotaban los capitanes Joaquín García Morato, Narciso Bermúdez de Castro y Salvador Díaz Benjumea, aunque “existen dudas sobre este último, al resultar herido en la toma de Tablada”. Otros tripulantes serían Carlos Martínez Vara del Rey, Carlos de Haya González y José Gancedo Sáenz, de la patrulla Colonial. Para formar este convoy, “se necesitó a todos los hombres disponibles, a los pocos pilotos y técnicos sublevados que había en ese momento”.

Los pequeños bombarderos Breguet XIX fueron atacando los controles y agrupamientos de tropas mixtas republicanas, ametrallándolas y dispersándolas de las carreteras “a bombazo limpio”, así como las vías ferroviarias, que fueron destruidas por los bombarderos pesados Junkers JU52 en varios puntos que discurrían por la zona del Condado. El objetivo era allanar el camino de Huelva a la columna de Castejón y sus legionarios.

Pero lo más dramático fue el bombardeo y ametrallamiento de la población civil de Villalba del Alcor, La Palma del Condado y Villarrasa por este ‘ride’ de aviones rebeldes.

En Villalba, el bombardeo y ametrallamiento causo una mujer muerta y varios heridos, produciéndose bastantes daños materiales en casas particulares. El ataque causó también una gran desbandada de la población para refugiarse en el campo y haciendas

El episodio histórico está asimismo recogido en el libro ‘Villalba del Alcor’, de Cristina Ramos Cobano, que incluye un informe del asentador de la estafeta de Telégrafos de Villalba del Alcor, con fecha de aquel jueves 23 de julio de 1936. Literalmente, este texto decía:

“Villalba a Huelva. Al Gobernador, Sevilla, Asentador y al Inspector Principal y Jefe de Servicio. Por aparatos de aviación han sido lanzadas varias bombas sobre la población resultando una mujer muerta y varios heridos. También ha sido cortada la vía por el kilómetro 63, habiendo quitado un carril de la parte izquierda en sentido descendente, se desconocen los autores”. El 26 de julio se produjeron nuevos ataques y el 27 los sublevados se adueñaban de la localidad al mando de Castejón.

Según el texto publicado por este villalbero, “sería la primera vez que un pueblo y su población civil es bombardeado y ametrallada por aviones militares, ya que hay escasos antecedentes en Europa, como casos de equivocaciones con objetivos militares de los pilotos de la Primera Guerra Mundial, teniendo en cuenta que en la Guerra de África se lanzaran bombas manualmente desde hidroaviones militares españoles en algunas Cabilas del Rif”. Las referencias más descarnadas en este campo son el bombardeo de Guernica por parte de la Legión Cóndor, el 26 de abril de 1937, o la conocida como ‘Desbandá’ por la carretera Málaga-Almería, el 8 de febrero de 1937, en la que entre 3.000 y 5.000 refugiados fueron asesinados por ataques aéreos y marítimos. En Huelva también se produjeron bombardeos de la aviación franquista en la propia capital, en la Cuenca Minera, en Salvochea, que fue asediada por aire durante seis horas, en Nerva, con numerosas víctimas civiles a causa de las bombas, o en la aldea de Membrillo Bajo, que quedó arrasada en 1937.

La publicación de Calero ha despertado el recuerdo de vecinos que conocen datos del suceso, hasta haber aportado la identidad de la persona fallecida y sus trágicas circunstancias.