viernes. 19.04.2024
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Demanda popular para acoger un Museo etnográfico con los enseres de Manuel López

En los 120 metros cuadrados que ocupan su bodega, Manuel López logró recopilar millar y medio de herramientas antiguas, principalmente útiles agrícolas que hoy día están en desuso.
Demanda popular para acoger un Museo etnográfico con los enseres de Manuel López

Las redes sociales son el termómetro para que propuestas populares cobren una enorme resonancia mediática. Es lo que ha ocurrido con la iniciativa del rocianero Juan Ramírez, que ha visto cómo su demanda de un Museo etnográfico con los enseres del ya difunto Manuel López Cano, más conocido en el municipio como “El Gafa”, ha encontrado un enorme respaldo popular.

     Manuel fue hombre muy querido en el municipio por su compromiso con las hermandades locales.  Gran parte de su vida la dedicó a coleccionar enseres antiguos ligados principalmente a las faenas agrícolas, lo cuales a lo largo de más de medio siglo fue coleccionando de manera precisa y minuciosa. 

     Ramírez indica que, “esperamos algún día, con la buena voluntad de sus herederos y una laudable gestión de la entidad pública de la localidad”, pueda llevar a efecto “la recuperación y restauración de estos objetos que poseen un valor considerable”.

Una selección de los útiles que albergaba su bodega

     En los muros de su bodega se calculan que pueda albergar 1.500 piezas y utensilios de antaño. Este logro fue fruto de un tesón sin igual y un concienzudo trabajo de conservación y mimo por lo antiguo que iniciaron sus antepasados.  El supo tomar este relevo generacional y contribuir, como el que más, para que esos tesoros de nuestra historia no quedasen sepultados por el olvido y condenados a  ser meros retales de los libros de historia que narrasen una vida pasada.

En los 120 metros cuadrados que ocupan su bodega y que recogen las imágenes cedidas a Diario de Huelva, López llegó a atesorar cestos de mimbre, cerones, palas, palaustres, jaulas, llaves, jaulas, búcaros, botijos, ganchos, candelabros, farolas, candiles, martillos, sillas, cascabeles, cacerolas, serruchos, sofás, taburetes, llaves de dos dientes y medio kilo de peso y un largo etcétera. Si bien la estrella de la corona de estos enseres es un bidé con 400 años de antigüedad.

       La mayor parte de los utensilios que llegó a recopilar López a lo largo de su vida corresponden a herramientas ligadas a las faenas agrícolas. Estos utensilios crearon un rico lenguaje que hoy yacen en el olvido. Dentro de este catálogo de útiles se encuentran las garruchas, máquinas de sulfatar, hachas, esquilas, pecheras, griones, prensas para la vid, jarras, forniles, varas, cuchillas de arados y de farrucas y todo ello con una enorme variedad de las diferentes épocas y generaciones.

     Su ilusión siempre fue adecuar su bodega y transformarla en un museo. Así lo manifestó en reiteradas ocasiones hace casi dos décadas cuando veía su jubilación cercana y pensaba que podía ser una plausible opción para poner en valor sus enseres y que este patrimonio etnográfico no se perdiera. Además estaba el tema sentimental: estas herramientas fueron heredadas a través de generaciones que él supo conservar. 

Manuel López posaba con los enseres que podrían dar vida al futuro museo.

Precisamente, por esta razón, López nunca se planteó la posibilidad de vender ninguno de sus enseres. Ofertas nunca le faltaron, si bien él únicamente se prestaba a cederlos para la decoración de casetas de feria, de carrozas de cabalgatas de Reyes o para actos del Consistorio.

 Un Museo que mostraría la evolución del mundo animal a través de los enseres.

     Hace dos décadas los equinos eran el mejor aliado del hombre a la hora de ejecutar las faenas agrícolas y que del campo brotaran los mejores alimentos. El caballo, además de transportar los productos y a los agricultores a los campos del entorno, contribuían a arar las tierras. De ahí que las guarniciones y enseres nos ilustren sobre la evolución que han sufrido estos utensilios en sus diferentes tendencias. Así, en la Bodega de este coleccionista encontramos multitud de cabezones, riendas, volados, esquilas, herraduras, cascabeles y colleras de distintas épocas y diseños. Su evolución constata como hoy en día los caballos son utilizados para actividades totalmente diferentes a las de antaño y con enfoque claro hacia el ocio y su disfrute en las romerías.

Sus piezas muestran la evolución de los útiles de las faenas agrícolas