viernes. 19.04.2024
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La ciberdelincuencia se multiplica en la provincia

Las denuncias se multiplican en Huelva tras aprovecharse de la buena fe de las personas y la falta de formación en el funcionamiento de las nuevas tecnologías. La delincuencia evoluciona, perpetrado sus golpes bajo el paraguas del anonimato que brinda internet.
La ciberdelincuencia se multiplica en la provincia

 La ciberdelincuencia se multiplica en la provincia de Huelva. Un incremento que trae de cabeza a las autoridades gubernamentales por la dificultad de luchar contra unos delincuentes parapetados en el anonimato que les brinda la red, así como la facilidad que les ofrece de operar desde otros países. 

Cualquier vía y recurso es valido para hacerse con nuestros datos: préstamos personales a intereses irrisorios; envíos de correos electrónicos suplantando la identidad de entidades bancarias; moribundos que desean dejarnos la herencia a cambio de costear los gastos de abogado y notarías; llamadas para solventar los virus de nuestro ordenador… Y un sinfín de excusas varias que tienen como único objetivo acceder a nuestros datos bancarios y las claves que les permitan disponer de los fondos de nuestra cuenta corriente o tarjeta de débito o crédito. 

Carlos Do Carmo, profesor de informática y especialista en ciberseguridad sintetiza la receta que debemos tener frente a estos delincuentes: “si en la calle saldríamos corriendo” frente a alguien que nos aborde y nos pida nuestra información bancaria y las claves del banco, “en  internet o a través del teléfono deberíamos hacer lo mismo” con independencia de la excusa o cebo que utilicen para llegar a estos datos.  

El dinero de plástico (tarjetas de crédito) es una de las razones que ha ‘jubilado’ a los carteristas y estafadores de toda la vida. Esto ha provocado que la delincuencia se adapte a los nuevos tiempo y hoy día es mucho más rentable dar un golpe en la red que atracar a una persona en la calle, cuyo golpe le puede reportar poco más de los 50 euros que lleve en la cartera. Por otra parte, el delincuente ha de exponer su rostro e incluso se enfrenta a la posibilidad de que la víctima le plante cara.

La red no sólo permite golpes mucho más suculentos económicamente, sino que mitiga el riesgo de ser atrapado porque, en muchos casos, el delito se perpetra desde otro país, con todo lo que ello conlleva para seguir la pista.

Fuentes de la Guardia Civil de Huelva indican que el delito más socorrido y, a la par más difícil de perseguir es el denominado phishing (pescando) en virtud del cual los delincuentes nos envían un correo electrónico diciendo que hemos sido víctimas de una estafa y que tenemos que acceder a una página web para poner en seguridad nuestros datos. Los agentes explicaron a diariodehuelva.es que lo que realmente hacen es copiar la pagina bancaria o de multinacionales de las que seguramente seremos clientes como Amazon, Netflix o Ebay enlazándonos a una URL diferente y, al introducir nuestros datos, ellos los replican para realizar compras o incluso transferencias bancarias. 

Do Carmo explica que una de las estafas que más se ha incrementado es a través de llamadas telefónica en las que se presentan como una empresa certificada por Microsoft que han detectado una infección masiva de algún virus en el ordenador y que se ponen en contacto para ayudarla. Le solicitan que instale un software de control remoto, concretamente Teamviewer. Se trata de un programa que nos abre la puerta de nuestro ordenador para que sea controlado de manera remota. Mediante esta argucia les muestra una imagen notificándole los virus del ordenador. “Tras unos minutos en los que supuestamente están trabajando en su caso (lo que están haciendo es buscar usuarios y contraseñas en el equipo)” Acto seguido le trasladan que ya han limpiado el equipo y le piden 10€ por la gestión. 

El pago le indican que ha de formalizarse por una transferencia a una cuenta desde su aplicación de banca electrónica. “En este punto la víctima empieza a desconfiar pero, sin explicarse cómo, entra la web del banco e introduce sus credenciales. Justo en ese momento ve cómo el ratón empieza a moverse y los atacantes acceden a los datos de su tarjeta”. 

Con esta información en sus manos “realizan una compra por valor de 1.200 euros. Aquí ya está consumada la estafa pero falta un pequeño detalle. Al ser una cantidad tan elevada, los atacantes le solicitan una foto del DNI para, según ellos verificar los datos del cliente a los que han prestado el servicio. Con esta foto se acreditan como los dueños de la tarjeta bancaria en una web de reconocimiento facial. Si la aplicación hubiera solicitado un código por SMS, se lo pedirían directamente a la víctima para consumar el delito pero, en este caso, no fue ni tan siquiera necesario”

El experto informático indica que tras este golpe lo único que se puede hacer es desinstalar el programa y limpiar algunos bots o códigos maliciosos que se habían introducido en el ordenador de la señora para impedir que volvieran a acceder. 

Docarmo indica que lo peor de todos es que, en muchos casos, la víctima queda “tan avergonzada que ni tan siquiera se atreve a contarlo” y mucho menos a denunciarlo lo que hace que las estadísticas oficiales sobre la delincuencia sean inferiores a las reales.

Otro de delitos más socorridos nos llega a través de las redes sociales. Es a través de ahí donde supuestos agentes de entidades bancarias nos ofrecen prestamos personales en ventajosas condiciones.  Aunque los perfiles son muy burdos y en su red social sólo tienen un par de fotos (que han sido robadas de otros perfiles) la desesperación de las víctimas les llega a hacer caer. 

Fuentes consultadas por este diario indican que actualmente las entidades bancarias ofrecen plazos de amortización de los prestamos a diez años vista, nunca a 40 años como ofrecen estos estafadores. En concreto, sólo “en las viviendas y en casos muy excepcionales” se pueden dilatar estos pagos en el tiempo. Por otra parte, el interés para un préstamo personal en las principales entidades de crédito del país, BBVA, ING Direct o Banco Santander, por citar sólo algunas, van desde el 6 al 10% según el cliente y la oferta. 

Estos estafadores ofrecen un 2% en algunos casos, siendo este el cebo que ponen para que los usuarios prescindan de todas las cautelas.