Momentos rocieros

Hoy venimos a contar algunos momentos que tuve la gran suerte de convivir con algunas personas que me encontré tanto en el camino, como en la ermita o en la casa hermandad de mi querida Isla Cristina

Precisamente, en la Hermandad de la antigua Higuerita, pude saludar a mi buen amigo Paco González, aunque solo fuera un momento, pues la mayoría del tiempo que estuve allí fue con mi comadre Carmeli Romero, con Jesús Anastasio y mi ahijado, Juan Diego Anastasio, ambos componentes de la Junta de Gobierno de la Hermandad, y los hijos de este último, Alejandro y Juan Diego. La verdad es que fue un reencuentro muy entrañable, pues hacía tiempo que no coincidíamos. Ellos estaban muy felices celebrando en 50 aniversario de la Hermandad isleña y nos contaban como estaban viviendo la romería después de haberse perdido tres años por la pandemia. 

Pude comprobar cómo los más pequeños de la casa siguen los pasos de sus padres y abuelos a la hora de llevar la fe mariana en lo más hondo de su ser. Alejandro, a sus 10 años, me hablaba también de lo bien que se lo pasa jugando al fútbol como central, y es que quiere emular a los ídolos de su equipo. 

Allí pude comer longuerones en salsa, que hacía cantidad de tiempo que no probaba tan rico manjar, lo cual agradecí enormemente. 

María Rodríguez González, camarista de la Hermandad de Isla Cristina se mostraba en la noche del viernes muy feliz y le contaba a mi esposa, mientras yo escuchaba muy atentamente la conversación que ellas mantenían sobre el Rocío que estaba viviendo la esposa de Monclova en este 50 aniversario de la Hermandad de la Higuerita. 

María ya estaba nerviosa y entusiasmada por la presentación del sábado junto a la hermandad de Huelva, que fue la que la apadrinó hace medio siglo. 

Sin lugar a dudas unos momentos de lo más entrañables. 

A Manuel Jesús Montes, junto a su encantadora esposa Mercedes, los vi cansados pero contentos, como dicen unas famosas sevillanas. Acababan de llegar a la aldea y se dirigían a la ermita a rezarle a la patrona Almonteña. Estuvimos un momentito hablando del camino, y como no podía ser de otra manera, el Recreativo también fue tema de conversación, sobre la temporada que está a punto de acabar. Parejita que me dio mucha alegría veros, sobre todo en sitio tan especial. 

Muy cansado del camino, pero ya dentro de la ermita y mientras daba gracias a Ntra. Sra. del Rocío, pude saludar a Antonio José Redondo "Piguy", quien iba acompañado de Fernando Lanzas. Para el primero, el acompañar al simpecado de Huelva, por el rostro de cansancio que traía tuvo que ser más duro que para Fernando, pero la verdad es que la cara de satisfacción era grande por haber podido un año más acompañar a su hermandad en el peregrinar hasta la Blanca Paloma. 

Con "Piguy" nos dimos un apretujao abrazo, y es que Antonio es de lo más entrañable y por supuesto un buen amigo mio.