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Javier Simó: "Huelva es rociera, cofrade y recreativista, pero no carnavalera"

Javier Simó García es nuestro protagonista de hoy, al que conocí a principio de los años 80, cuando el carnaval de Huelva capital empezaba a florecer. 

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Javier Simó: "Huelva es rociera, cofrade y recreativista, pero no carnavalera"

Descubrí a un tipo entrañable, una mijita rebelde, como se debe ser, con ilusiones, con madera de líder, trabajador, creativo, disfrutón, sociable, empático, solidario, optimista, y desde luego, muy buena persona.

Nacido hace 57 años en Huelva, casado con la encantadora Coral desde 1994, tienen dos hijos: Javier, de 25 años, y Marta, de 21. 

Pero para conocer una mijita más al invitado de hoy, le pedimos que sea él mismo el que se presente y lo hace así :

"Mi primer trabajo fue al licenciarme de la mili en 1986, en el Bar "El Rinconcito", sito en calle Marina, con mi gran amigo Antonio Cabezas y su padre, Manolo. Allí estuve varios meses ahorrando para sacarme el carné de conducir.

Posteriormente estuve 4 años de vigilante jurado en empresas como Prosegur o Prosesa en instalaciones de la Compañía Sevillana y por varias empresas del polo químico, sin olvidar la obra e inauguración de El Corte Inglés. 

Desde enero de 1991 hasta mayo del 2009, me dediqué a la venta de coches de la marca Renault, primero en Talleres Arroyo (1991-1997) y posteriormente en Syrsa (1998-2009).

En 2009, y como consecuencia de la grave crisis que sufrió la automoción, me quedé sin trabajo y decidí ponerme a estudiar primero el Bachiller, y posteriormente unas oposiciones para la Administración General del Estado.

En el 2016 aprobé y tomé posesión como funcionario de carrera en Salamanca, donde permanecí hasta Octubre del 2019, fecha en la que cogí mi plaza aquí en Huelva.

Hecha su presentación laboral, entramos en faena y este es el resultado de un ratito de charla de lo más amena:

P. - ¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo? 

R. - Pues creo que estamos viviendo una situación muy muy complicada, tanto el plano internacional como en el nacional. Vivimos a expensas de un desequilibrado como Putin que nos mantiene en vilo con la angustia de que la cosa pueda pasar a mayores y convertirse en un desastre a nivel mundial con unas consecuencias catastróficas. 

Tampoco ayuda de puertas hacia dentro el nivel de nuestros políticos ni un gobierno hipotecado con pactos que no para de amamantar a uno socios insaciables, que desoye todas las recomendaciones de índole económica que llegan desde Europa con un gasto público desorbitado, algo que no sólo pagaremos los presentes, sino también las generaciones futuras.

Me preocupa muy mucho la situación de cada vez más familias vulnerables que no pueden soportar la actual coyuntura económica ni afrontar pagos de cosas básicas y de primera necesidad, y por supuesto la situación ruinosa de muchísimas pymes que son un motor básico de nuestra economía.

P. - ¿Cómo crees ha cambiado la vida con el covid especialmente en Huelva? 

R. - Pues quitando las fases más duras de la pandemia donde lógicamente si hubo unos cambios considerables como en el resto de España, poco a poco hemos vuelto a la normalidad excepto para aquellos colectivos más vulnerables donde algunas medidas aún permanecen. 

Es cierto que algunas cosas llegaron para quedarse. A mí me llama poderosamente la atención el tema de la atención presencial al ciudadano en organismos oficiales, o incluso en algunas grandes empresas del sector de la banca, suministros, etc., y me explico, puedo entender que con una buena planificación y organización se puede dar un mejor servicio. También es normal que durante la pandemia se tomaran las medidas necesarias para evitar aglomeraciones, pero una vez vuelto a la normalidad también hay que entender que a los ciudadanos nos surgen imprevistos, que hay veces que uno no puede planificar cada paso que va dar mañana. La rigidez de solo atender con cita previa ocasiona perjuicios al ciudadano por la pérdida de tiempo, desplazamientos, día pedido en el trabajo etc. Tampoco hay que olvidar que hay muchas personas, sobre todo mayores, que tienen auténticas dificultades para manejarse por Internet o con una atención telefónica en la mayoría de los casos desesperantes. En definitiva, en mi opinión este tipo de entidades deben de volver a la atención al ciudadano pre-pandemia y enfrentarse a un público como lo hacen otros tantos colectivos como supermercados, comercios, etc., qué no han dejado de hacerlo ni un solo día. ¿Atención con cita previa? SI, pero con flexibilidad, y sobre todo no aprovechar la coyuntura para “vivir mejor” sino para dar un mejor servicio.

P. - ¿Has pasado miedo en algún momento? 

R. - Miedo lo que se dice miedo no, respeto muchísimo y en casa hemos tratado de cumplir a rajatabla todas las recomendaciones de las autoridades sanitarias teniendo en cuenta que tanto mi mujer como yo, por nuestros respectivos trabajos, no hemos podido teletrabajar ni quedarnos en casa ni un solo día de la pandemia, incluso en los momentos más duros. Para mí lo peor, sin duda, ha sido perder familiares y seres queridos sin podernos despedir o acompañar en sus últimos momentos.

Javier Simó García junto a tu mujer
Javier Simó García junto a tu mujer

P. - ¿Qué proyectos tienes cara al futuro y qué haces en la actualidad? 

R. - Futuro?? No creo en esa palabra, trato de vivir el presente, el hoy, mañana será o no será. La vida me ha enseñado que no se pueden hacer demasiados planes ya que el destino tiene sus propios planes. Solo contemplo el futuro cuando me refiero a mis hijos, a ellos sí les refiero sobre su futuro.

Javier Simó García junto a su mujer
Javier Simó García junto a su mujer
Javier Simó García junto a su familia
Javier Simó García junto a su familia

Actualmente me dedico a mi trabajo como funcionario de prisiones y el tiempo libre del que dispongo trato de dedicárselo a mi familia, mis amigos, y a mí mismo. Más allá de eso no te voy a negar que me gustaría tener salud para ver a mis hijos resolver sus vidas y, llegado el momento, jubilarme junto a mi rubia pasando la mitad del año en Huelva y la otra mitad en Punta Umbría.

P. - ¿Qué significa para ti Huelva? 

R. - Huelva para mí es como una madre, algo a lo que hay que querer si o si. Soy un enamorado y defensor de mi tierra y sus tradiciones, mi mujer dice que soy redondo porque me gusta todo: el Rocío, los carnavales y, por supuesto, la Semana Santa, otra de mis pasiones. Siento especial devoción por el Señor de Pasión.

A Huelva hay que quererla como es, con sus virtudes y sus defectos. Arquitectónicamente no es una ciudad bonita, a pesar de haber mejorado mucho en los últimos años, pero errores del pasado nos han dejado un lastre demasiado grande. Sin embargo, dudo mucho que haya un lugar mejor para vivir por sus horas de luz, su clima, su gastronomía, la hospitalidad de su gente y un largo etc. Vivimos tranquilos, todo está cerca, sin atascos y si además sumamos la riqueza y variedad de su provincia nos hace ser unos privilegiados. Huelva tiene casi de todo, le falta más gente que la defienda a muerte como hacen en otros sitios y unas comunicaciones que nos permitieran despegar de una vez, algo que ni los políticos locales no han sabido vender, ni los nacionales han querido escuchar.

P. - ¿Qué recuerdos guardas de tu etapa carnavalera? 

R. - Inmejorables e innumerables, esa etapa ha sido la que más me he divertido en mi vida, lógicamente la edad también tuvo mucho que ver. Formamos un grupo rebelde y canalla que supimos entender que lo principal era divertirnos, y así lo hicimos. Han pasado casi 40 años y hemos sabido seguir unidos y mantener la amistad, de hecho este año estamos ensayando y vamos a intentar volver al concurso a darnos un baño de amistad, homenajearnos a nosotros mismos y a los que por desgracia ya no están con nosotros, que son varios, y cuyas pérdidas han marcado muchísimo al grupo.

Carnavales
Carnavales

P. - ¿Por qué no ha cuajado el carnaval en la sociedad capitalina con la afición que había en sus inicios? 

R. - En mi opinión creo que se parió mal. Los principios fueron muy buenos y hubo gente que trabajó mucho para levantar la fiesta, pero creo que inconscientemente el carnaval se fue cerrando casi exclusivamente a peñas federadas, que eran las que manejaban el cotarro, repartían entradas, subvenciones, etc.

Carnavales
Carnavales

Se consiguió un digno carnaval de teatro, pero se creó un círculo cerrado del que quedaba fuera el pueblo. Para mí el gran error, lo que derivó en que el incipiente carnaval de calle, que por entonces prometía, no llegará a cuajar por falta de iniciativas y apoyos sobre todo en colegios, institutos, asociaciones vecinales, etc. Eso fue el principio del fin, sin olvidar que éramos y seguimos siendo una minoría ya que Huelva es rociera, cofrade y recreativista, pero no carnavalera.

Javier Simó García junto a su hijo
Javier Simó García junto a su hijo

P. - ¿El mundo del motor qué ha sido en tu vida? 

R. - Pues ha significado muchísimo. En esos casi 20 años aprendí una barbaridad estando rodeado de grandes profesionales. He conocido a infinidad de personas, entre clientes y compañeros, de los que guardo gratísimos recuerdos. Con muchos de ellos perdura la amistad. También conocí algún que otro personaje del que mejor pasar página.

La automoción me permitió conseguir la estabilidad económica suficiente para poder casarme, crear una familia, pagar una hipoteca, etc. He vivido épocas de bonanzas y épocas de recesión, y no cabe duda que alterné momentos muy buenos con otros malísimos, sobre todo por la presión y el estrés.

P. - ¿Qué es para ti el Recreativo y qué opinas de su actual situación?

R. - Pues el Recre para mí es casi una religión, un signo de identidad de los onubenses, es algo que he mamado desde chiquitito y algo que toda Huelva debería defender con uñas y dientes. De los cuatro que somos en casa tres somos socios y no faltamos al Nuevo Colombino ni un solo partido, aunque es cierto que hace mucho que no lo acompañamos en algún desplazamiento. Mi hijo nació un viernes y el lunes siguiente ya era socio, y espero que él haga lo mismo cuando llegue el momento.

La situación actual del Recre es lamentable, ni la ciudad ni la afición merece lo que está pasando, y la solución es muy muy complicada. El Club está politizado y es una patata caliente para cualquier candidato y partido que llegue a la alcaldía de Huelva. Lo ideal sería que no estuviera ni un minuto más bajo la propiedad municipal, pues en una ciudad hay muchas prioridades antes que mantener a un club de futbol. Pero por otro lado, ¿quién lo deja morir? 

El Recreativo también le ha dado mucho a la ciudad en momentos buenos (hostelería, comercios, viajes, etc) y ha paseado el nombre de Huelva por toda España, donde es un club muy querido y no podemos dejar que desaparezca. Si no fuera por el decanato no estaríamos hablando nada, desaparecer y empezar de cero con otro nombre. Pero en nuestro caso la solución es venderlo y acertar con el comprador, que no es fácil, pero para ello antes hay que sacarlo de la situación deportiva actual, ascenderlo un par de categorías para que pueda ser atractiva su adquisición, algo muy difícil con la actual situación económica. Estamos ante la pescadilla que se muerde la cola. Yo lo poco que hay lo invertiría en una cantera, que actualmente está defenestrada, paciencia y apostar por gente de Huelva que no creo que lo hicieran peor que lo que viene de fuera.

P. - ¿Cómo fue tu niñez y qué soñabas ser de mayor? 

R. - Pues mi niñez fue muy feliz y de lo más normal, de un niño de la época, colegio y mucha calle. Me crié en una familia media donde no pasamos ninguna necesidad, pero lujos los justitos. Eran otros tiempos, los chavales nos relacionábamos mucho más que ahora. Básicamente lo que hacíamos cuando no había colegio era jugar y jugar hasta que tu madre te llamaba a gritos por el balcón para subir al baño.

Mucho fútbol callejero, las bolas, el trompo, el pincho, chicharito la haba, Sevilla rebujá con bombilla y muchos más, la verdad es que no había tiempo para aburrirse. 

Pues la verdad es que de pequeño siempre soñé con ser militar, pero cuando fui creciendo tuve una época rebelde en la que no quería estudiar, el servicio militar obligatorio en Ibiza me dio la puntilla y me hizo cambiar de opinión.

P. - ¿Cuáles son tus aficiones preferidas y a qué dedicas tu tiempo libre? 

R. - Mis aficiones preferidas siempre han sido el deporte y tocar la guitarra, pero desde hace más de un año ambas cosas las tengo aparcadas.

Siempre me ha gustado salir a correr e ir alternándolo con el gimnasio, pero tras operarme de una rodilla el médico me aconsejó muy seriamente que no volviera a correr y que me dedicara solamente andar, lo cual me ha supuesto un serio revés que no termino de asimilar. A esto se le suma la pérdida repentina de uno de los mayores pilares de mi vida, mi compadre, que me ha tenido inmerso en un estado de bajón y desgano que ha hecho entre otras cosas no me apeteciera tocar la guitarra.

Después de haberme llevado varios años encerrado estudiando ahora procuro quedarme en casa el menor tiempo posible, me gusta mucho salir a pasear y tomar algo con mi mujer y mis hijos y quedar siempre que puedo con mis amigos de toda la vida.

Javier Simó García junto a su hija
Javier Simó García junto a su hija

P. - ¿Con que personaje te gustaría compartir una cena y qué le preguntarías? 

R. - Pues mi mayor admiración se la lleva cualquier cirujano o neurocirujano anónimo que se dedique diariamente a salvar vidas. Le preguntaría que se siente al llegar a casa del trabajo un día cualquiera sabiendo que ha salvado varias vidas.

P. - ¿Quiénes son tus referentes personales y del mundo del flamenco? 

R. - Pues la verdad es que no tengo ningún referente personal que sobresalga del resto. Musicalmente me gusta muchísimo Joaquín Sabina y, respecto al flamenco barro para casa, me quedo con Arcángel y Argentina.

P. - ¿De qué te arrepientes? 

R. - No me gusta mirar para atrás, así que arrepentir lo que se dice arrepentir no me arrepiento de nada. Eso sí me pesa, y mucho, no haber estudiado cuando tenía que haberlo hecho, de joven; En esa época solo quería por este orden: fútbol, guitarra y niñas. Eso sí, aprovechando un dicho tuyo, me lo pasé como a nadie le importa.

Todo lo que estudiado lo hice entre los 45 y 51 años, pero como dice el refrán "nunca es tarde si la dicha es buena" y "el que no se consuela es porque no quiere".

P. - ¿Qué es para ti la felicidad? 

R. - Pues depende donde cada uno ponga el listón. La felicidad absoluta no creo que exista, yo soy feliz si hay salud (familia, amigos, y para mi), si el frigorífico está lleno (necesidades cubiertas) y ver a mis hijos por buen camino, con eso me conformo.

Javier Simó García con su mujer
Javier Simó García con su mujer

P. - ¿Te esperabas una guerra en Europa en pleno siglo 21?

R. - Pues si te digo la verdad en países desarrollados no. No sé por qué pensaba que al final imperaría la cordura, pero la realidad es que la maldad y la codicia del ser humano no conoce límites.

Lo que decía al principio, en ocasiones estamos en manos de algún desequilibrado y la estabilidad del planeta pende de un hilo en el momento que alguno de ellos le dé un ataque de ego.

Javi, como siempre es una auténtica gozada echar un ratito de charla contigo y además, después de un tiempo sin vernos, te encuentro feliz que es lo más importante. Y lo de correr déjalo para los jugadores del Recre, andar es mucho más saludable. 

Por cierto, te invito a participar algún martes en La Tertulia Recreativista. 

Un abrazo grande amigo 

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