ACAIP: "El centro penitenciario de Huelva vive uno de los peores momentos de su historia"

ACAIP+UGT
El centro penitenciario de Huelva vive uno de sus peores momentos de su historia, es el reflejo de la decadencia de una institución, donde los gestores se abonan a las fotos vacías de contenido y utilizar la gestión penitenciaria para la política partidista.
Día si y día también se producen graves altercados regimentales, que se sustancian en agresiones entre internos con una frecuencia preocupante, algunas de ellas con carácter grave que han requerido el traslado al Hospital Virgen del Rocío de Sevilla o agresiones a funcionarios que sólo en el mes pasado se contabilizaron en 4 funcionarios agredidos alguno de ellos con consecuencias graves que aún se están recuperando; que no hacen sino evidenciar una falta de medios personales y materiales, una gran inseguridad jurídica que exige la imperiosa necesidad de una regulación específica para el Personal Penitenciario que aminore el temor miedo a realizar nuestro difícil trabajo diario y una falta de respaldo o desconfianza por parte de la administración penitenciaria hacia sus propios trabajadores.
La Administración penitenciaria más preocupada en “monitorizar” el trabajo diario de los funcionarios de prisiones que emplear sus esfuerzos en mejorar la prestación de un servicio público como lo es lograr una convivencia ordenada entre la población reclusa e intentar devolver en las mejores condiciones posibles a la población interna que vive en la Ribera.
No hay en ningún atisbo de mejoras retributivas más que justas para los trabajadores penitenciarios más bien detectamos un paulatino empeoramiento de nuestra condiciones laborales.
La Ribera tiene un déficit de más 40 funcionarios menos que cualquier centro penitenciario de sus dimensiones y población. Valiéndose la administración penitenciaria de argucias para maquillar estadísticas y ocultar este déficit.
Esta falta de personal, una carga burocrática la mayoría de las veces inútil y las trabas en la conciliación de la vida familiar y laboral , siendo responsables tanto el director del centro como la Subdelegada del Gobierno, retrasando sin justificación una reunión con los agentes sociales para intentar de resolver esta situación.
El empeño , casi numantino, de la dirección del centro y de la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias en realizar unas obras de remodelación en tiempo récord hace que sea más que lógico el clima de desánimo entre los trabajadores de la Ribera.
Obras que tienen como principal objetivo es vigilar el trabajo diario de los funcionarios de prisiones, obviando la administración penitenciaria que el principal activo de nuestro trabajo es la relación directa y personal con la población reclusa y la multitud de personas , instituciones y agentes sociales que diariamente visitan el centro.
Pero a pesar del escenario que estamos describiendo, la administración penitenciaria y Ministerio de Interior no se cansan de publicitar que se preocupa por el bienestar de la población reclusa y un reconocimiento de la labor de los trabajadores penitenciarios.
La realidad es que actualmente la asistencia sanitaria vive horas bajas (gracias al déficit de un 50 por ciento de trabajadores sanitarios) o por ejemplo se implanta o se quieren implantar módulo experimentales cuando no se cuenta ni tan siquiera con un organigrama reglado ni mucho menos retributivo que incentive la participación de los trabajadores de La Ribera.
Y en cuanto a ese supuesto reconocimiento a la labor de funcionarios de prisiones, ha quedado más que acreditado a lo largo de la gestión del ministro Marlaska, la desconfianza hacia los trabajadores penitenciarios , no realizando ningún avance en la mejora de sus condiciones laborales y persiguiendo a los trabajadores que pudieran ser una voz discordante o incomoda.