miércoles. 06.08.2025
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Medicinas milagro, negocio farmacéutico

Medicinas milagro, negocio farmacéutico

La medicina apuesta más por corregir que por prevenir enfermedades, y ello nos ha llevado a una sociedad que consume fármacos en exceso para paliar sus estados.

Curar la enfermedad, no crearla con fines lucrativos para una industria con gran poder mediático como es la industria farmacéutica, que hace más hincapié en la medicina correctiva cuando ya está instalada la enfermedad, que en la preventiva, que conlleva una mejorr calidad de vida y consecuentemente el derecho tan importante para todo individuo que es la salud, y a sabiendas de que la mayoría de estas drogas farmacológicas crean dependencia, dejando escaso margen o ninguno para el control mental, la autosanación, la puesta en marcha que nos lleve a desbloquear la causa del problema equilibrando psique, cuerpo, a través de un pensamiento positivo y revitalizador, con una comprensión de las causas del problema y las vías de solución.

Un caso totalmente verídico en mi consulta, una mujer no amaba a su pareja pero era incapaz de divorciarse y romper esa unión, y como consecuencia desarrolló una neurosis de angustia, con ocasionales ataque de pánico. Alguien le había recomendado orfidal, mañana y noche. Los efectos secundarios de esta medicación eran peores que los síntomas, visión borrosa, hipotonía, hipotensión, ataxia o, vulgarmente, marcha atrás, como una especie de pérdida de equilibrio, lo cual podemos traducir en que no era dueña de sí misma, de su vida, era incapaz de relación social y laboral. Fue desarrollando una auténtica fobia social, miedo a que la observaran en un estado que no era el habitual. Debido la gran dependencia de las benzodiacepinas, a las que pertenece el orfidal, hubo que seguir una deshabituación progresiva con técnicas autosugestivas de control mental y lo fundamental atajar la raíz del problema, que no era otro que conformarse con una infelicidad matrimonial y un divorcio, y la opción de una nueva vida no fue ningún milagro, pero supo que las medicinas enmascaran los síntomas, no curan, y si el problema de fondo sigue latente, no avanzaremos. Cuando hablo de industria farmaceútica tampoco debemos obviar a algunas terapias alternativas de chamanes o curanderos que prometen la felicidad a costa del engaño a gente desesperada por problemáticas para las que no ve salida y por tanto más susceptibles a la práctica de estas aventuras sin medir las consecuencias del error de estas acciones.

Me contaban que se había abierto un herbolario que había contratado a un parapsicológo que curaba todo tipo de enfermedades. En cada consulta recetaba innumerables compuestos de plantas conocidas y desconocidas que se compraban en el local y así quedaba patente su finalidad de lucro, de interés económico utilizando y con una actitud sangrante reírse de la buena fe de las personas en un tema que ignoran.

La medicina preventiva no crea gastos, se conciencia de hábitos de vida saludables, sexualidad, higiene, alimentación, deporte, peligrosidad de la vida sedentaria, o el exceso de alcohol y tabaco. La medicina correctiva genera muchos gastos y más beneficios para la industria farmacéutica, se requiere fármacos, instrumental, más hospitales, más personal especializado, y el interés fundamental es que atenúen los síntomas, no es productiva la curación, y además se buscan nuevas enfermedades para que se utilicen estas drogas, y con unas campañas publicitarias engañosas y conducentes al fatalismo si no se consumen dichas sustancias.

A veces se ocultan efectos secundarios y riesgos vitales. Por supuesto, tampoco negaremos la necesidad de medicinas absolutamente imprescindibles en infecciones y debido a traumas o accidentes como coadyuvantes en una cirugía pero aquí nos referimos al abuso de medicamentos como la panacea para la felicidad sin buscar el origen de la infelicidad y creando una sociedad hipocondríaca. 

PilarEnjamio

 María Pilar Enjamio Furelos. Psicólogo

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