La Magna ya luce en Huelva: una ciudad vestida de devoción hasta la medianoche
Las vírgenes coronadas ya caminan por Huelva en una procesión extraordinaria que convertirá la ciudad en un altar de fe y poesía hasta la medianoche

La tarde se ha hecho incienso en Huelva. El aire huele a promesa y azahar tardío, y las calles laten al compás de tambores y campanas. La Magna Mariana ha comenzado, y con las primeras salidas de las vírgenes coronadas, la ciudad entera se ha transformado en un templo al cielo abierto.
Cada puerta que se abre es un suspiro colectivo. Las vírgenes coronadas cruzan el umbral de sus templos y, al encontrarse con la multitud, la emoción se desborda. “¡Viva la Virgen!”, claman voces quebradas, mientras los sones cofrades se enredan con las lágrimas de quienes saben que están viviendo un acontecimiento irrepetible.
El centro de Huelva es ya un río de cirios encendidos que no se apagará hasta la medianoche. Una estampa extraordinaria en la que las reinas de la Semana Santa se encontrarán cara a cara, como si el tiempo se hubiera detenido para rendir homenaje a su belleza y a la fe de un pueblo que las espera con los brazos abiertos.
La Magna no es solo procesión: es poesía andante, es la memoria de generaciones que aprendieron a rezar en voz baja mirando a los ojos de estas imágenes, hoy engalanadas como nunca. La ciudad entera camina con ellas, y cada paso es un latido, cada chicotá, un verso escrito en el suelo de Huelva.
Hasta que la medianoche apague este sueño, la ciudad será un altar donde la devoción se viste de arte y la fe se convierte en poesía. Porque hoy, Huelva no solo celebra: hoy, Huelva reza caminando.