El día que las Tres Carabelas de Colón se plantaron ante las Torres Gemelas

Hay imágenes que no se olvidan. Una de ellas la mostramos hoy a nuestros lectores cuando se cumplen 20 años de los atentados de Nueva York. Es irrepetible. Ya no están las Tres Carabelas que emprendieron aquel arriesgado viaje ni tampoco las Torres Gemelas. Se trata pues de una imagen para el recuerdo, histórica, icónica y para gran parte de los onubenses inédita y desconocida.
Hubo un día en que las réplicas de las tres naves de Cristóbal Colón encargadas y construidas por la Comisión Nacional del V Centenario viajaron a Norteamérica. O por lo menos así se dejó escrito y hubo hasta constancia gráfica de aquella gesta para gloria de los fastos del 92.
Comenzaron antes de la Exposición Universal de Sevilla, un 3 de agosto, en Palos de la Frontera, un viaje de prueba .
Fue 498 años después de que las naves originales del Almirante de la Mar Océana salieran del Puerto de Palos en busca del Nuevo Mundo.
En 1992, las réplicas de la nao Santa María y las carabelas Pinta y Niña surcaron los mares, la llamada por los capitostes de la Expo Ruta del Descubrimiento. En los USA se convirtieron en embajada cultural entre los dos continentes.
Aun se recuerda su llegada a la isla de Manhattan y la maravillosa estampa que para la eternidad de los navegantes dejaron plasmada en el skyline de Nueva York. Allí lucieron esplendorosas con las Torres Gemelas de fondo. Fue en 1992, nueve años antes de aquel 11 de septiembre de 2001 que cambió el mundo.
Aquel proyecto colombino tuvo tres fases. En la investigación y construcción se gastaron 450 millones de las antiguas pesetas. Historiadores e ingenieros navales recopilaron toda la documentación que pudieron en archivos y bibliotecas. No fueron réplicas de museo, sino que navegaron por las aguas de los mares, explicó Luis Yáñez, entonces secretario general para la Cooperación Internacional e Iberoamericana.