jueves. 25.04.2024
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Punta Umbría, Lepe y Cartaya resisten la caída del mercado inmobiliario

La pandemia desploma el negocio inmobiliario con caídas de precios que, en municipios como Almonte, alcanzan el 15%.
Punta Umbría, Lepe y Cartaya resisten la caída del mercado inmobiliario

El precio de la vivienda en las costas españolas cayó de manera pronunciada durante el primer trimestre de 2020 y 2021, periodo en el que la pandemia fue más inmisericorde. La Costa de la Luz, por el contrario, lejos de seguir la tendencia nacional, mantuvo, en lineas generales, los precios gracias a la ausencia de obra nueva que sobredimensionase la oferta. Así lo recoge el informe Tinsa de Tasadores Inmobiliarios.

     La realidad es poliédrica y difícilmente se puede resumir en un único titular. Fuentes consultadas por este diario indican que reducir la realidad inmobiliaria a una sola cifra puede desdibujar la realidad. Los precios bajaron de manera generalizada en los pisos y zonas alejadas de la primera linea de playa, si bien el incremento de los precios de los chalets, que experimentaron un importante impulso durante la pandemia, permitieron compensar la bajada generalizada del resto de inmuebles. 

     La pandemia y el miedo a nuevas restricciones han virado las prioridades de los futuros compradores, que anteponen ahora factores como las amplias terrazas o zonas comunes por encima del número de metros cuadrados o el número de habitación. 

   En Almonte los precios caen un 15%. 

     Mientras el mercado se mantuvo en Punta Umbría, Lepe o Cartaya, en Almonte los precios llegaron a bajar hasta un 15%. En sólo un año el precio por metro cuadrado en Matalascañas cayó desde los 1.482 a los 1.246 euros. Un descenso directamente proporcional a la distancia con la primera linea de costa, lo que implicó que aquellas casas más alejadas del mar pudieran perder hasta un 30% de su valor, según detallan algunos agentes inmobiliarios preguntados por este periódico.  Las medidas de confinamiento fueron muy duras en Almonte y eso podría explicar el que muchos propietarios viesen coartadas sus posibilidades de rentabilizar las viviendas mediante el alquiler. Por consiguiente, algunos propietarios se habrían visto en la necesidad de vender frente a la imposibilidad de afrontar los costes de hipoteca, Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y suministros como el agua y la luz. 

     El informe Tinsa al que este diario ha tenido acceso detalla que “la irrupción del nuevo escenario sanitario ha supuesto el fin de un ciclo en el mercado inmobiliario. La tendencia previa ha sido repentinamente interrumpida y, a lo largo de los últimos meses, se han producido ajustes generalizados y de carácter heterogéneos”. 

  Aun así, de manera generalizada se ha creado una contracción de las compraventas que ha llevado aparejado “un descensos en los precios y disminución de la oferta de obra nueva y de alquiler han sido los efectos negativos principales derivados de esta crisis. Pero ni se han producido con la misma intensidad ni han tenido lugar en todos los ámbitos estudiados”. 

Los precios delatan el parón de la construcción. 

    Que los precios se mantengan moderadamente al alza suele ser un buen indicador de la salud económica de un país, si bien en el caso onubense no hay que llevarse a engaño. El informe Tinsa pone el acento en que la provincia mantiene sus precios no que por el buen desarrollo de la economía, sino por unos niveles de stock de viviendas prácticamente nulos como consecuencia de “la escasez de obra nueva en los últimos 12 meses”. En este escenario se produce un “predominio de vivienda usada, con ritmos de absorción creciente. No existe obra nueva vacacional en curso ni prácticamente proyectos”. El informe sólo pone como salvedad El Rompido e Isla Canela (Ayamonte), municipio, este último, donde se están terminando algunas promociones que se iniciaron hace ya algunos años. Entre ellos apunta a “bloques de apartamentos de 70-100 metros cuadrados de calidad superior a la oferta precedente”. 

La falta de infraestructuras sigue frenando la inversión extranjera.

El que Huelva carezca de infraestructuras como aeropuerto o alta velocidad representan un verdadero freno para atraer al inversor extranjero y que este pueda invertir y veranear en la zona.  Por tanto, el cliente de segunda residencia en la costa proviene principalmente de Sevilla, Extremadura, Madrid y Pais Vasco. A pesar de las restricciones de movimientos el informe indica que hay perspectivas de progreso si bien, por el contrario y por los motivos anteriormente mencionados “la demanda extranjera ha desaparecido en los últimos tiempos”, lo que supone un importante freno a las posibilidades de crecimiento de nuestra tierra.