jueves. 28.03.2024
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Opinión

Un maldito acto de fe

Sobre el comportamiento ciudadano en el comienzo de la desescalada

Quede claro de antemano dos cosas: No estoy diciendo que los niños no salgan a la calle, eso sí con todos los cuidados del mundo porque estamos corriendo un gran peligro, ni estoy descargando responsabilidad en esos padres que ayer se pasaron por el forro todas las medidas del Gobierno.

La falta de test masivos en la población y la aplicación de unas estadísticas que ya la gran mayoría de fuentes autorizadas dan como inválidas y engañosas, hacen que salir con los niños a la calle estos días sea un verdadero acto de fe. El no tener la certeza de quién está o no está contaminado o cuántos los han estado y por tanto son inmunes al virus, da lugar a que estemos sacando a la calle a gente que son portadores seguramente y que pueden contaminar a otros, y los estamos mezclando con una población, los niños, que poco entienden de no tocar nada o no acercarse a otras personas.

Con ello, la población se convierte nuevamente en una cobaya de las políticas de ensayo-error que están caracterizando a este gabinete de crisis y además con una excusa perfecta por si algo sale mal: La culpa será de todos esos padres irresponsables que se saltaron las formas. Pero, parémonos a pensar esto un momento:

Imagínense que educamos a nuestros hijos a levantarse durante la comida, no comer por ellos mismos, o no saber qué cubierto coger en cada caso. Ahora imagínense que vamos a casa de unos compañeros a comer y nuestros hijos se comportan en la mesa como era de esperar. Nos sentimos abochornados y los castigamos, pero… ¿De quién es realmente la culpa?

¿De verdad alguien pensaba que iba a pasar algo diferente de los que pasó? ¿De verdad alguien piensa que cuando se tomen otras medidas de desconfinamiento va a pasar algo distinto? Pues claro que no, porque sencillamente la sociedad no está preparada ni educada para esto. A la sociedad, nuestros gobernantes la han educado en la inmediatez, en un código moral individualista y manipulable, con sistemas educativos deficientes creando una falso “Estado de bienestar” de personas consumistas y complacientes. Y ahora lo estamos pagando.

En problema principal en la cabeza de la gran mayoría de la sociedad es cuándo pasará esto para poder volver a su vida normal, ir a comprar, comer o tomar copas en el bar, llevar a sus hijos a las actividades extraescolares, etc. Pocos están pensando que precisamente ese modo de vida a lo mejor está siendo el problema de los comportamientos insolidarios que ahora estamos viendo.

Y mientras, nuestros gobernantes tendrán la excusa perfecta para largar responsabilidades, en todos esos padres irresponsables que incumpliendo las normas e hicieron un “acto de fe”.

Autor: Enrique Toscano