La guerra civil del Recreativo llega al mercado de fichajes
Si usted fuera representante de jugadores y tratara de colocar a uno de sus clientes en el Recreativo de Huelva, ¿con quién hablaría? ¿Con Pablo Comas? ¿Con Manolo Toledano? ¿Con el Ayuntamiento? ¿Con Rafa Berges? ¿Con Jesús León?
No son preguntas retóricas, es el reflejo de la realidad que viven los agentes de futbolistas que estos días se dirigen al Nuevo Colombino con una mezcla de estupor, enfado y resignación. Porque el caos provocado por la guerra civil que se vive en el Decano afecta también al mercado de fichajes.
Así las cosas, algunos representantes y clubes han optado por negociar directamente con Pablo Comas. Al fin y al cabo, el empresario madrileño sigue siendo el consejero delegado del club y el hombre que tiene la última firma -léase palabra- a la hora de dar el visto bueno a cualquier incorporación.
Otros, en cambio, tratan con Manolo Toledano, quien ha sido ratificado en el cargo de secretario técnico por el Consistorio, propietario del 98% de las acciones del Recre tras embargar el 75% de los títulos que tenía Gildoy España SL, la empresa de Pablo Comas.
También los hay que apuestan por dirigirse a Rafa Berges, el entrenador que se hará cargo del equipo cuando Jesús León desembarque como nuevo dueño. Y, en su desesperación, no son pocos los representantes que llaman a todas las ventanillas.
Un caos que es responsable del fracaso de operaciones como las de Álvaro González y Fran Morante, que hace que los ofrecimientos del Betis se solapen con compromisos verbales como los de Joselu, Boateng o Javi Lara, o que bloquea posibles llegadas como las de Bonaque o Cifu.
Y todo sin perder de vista que el Recreativo tiene los derechos federativos bloqueados por su deuda con la Real Federación Española de Fútbol -unos 800.000 euros- e independiente de su situación interna, no puede inscribir a los jugadores renovados ni a los posibles nuevos fichajes.
