La Casa de los Quesos promete llenar de aroma y sabor la calle Rábida

Para conocer un poco más la figura de Angustias Hernández Suárez, nueva co propietaria del establecimiento “La Casa de los Quesos”, en la calle Rábida de la capital, me van a permitir que bucee un poco por su intrahistoria y cuando salgamos podemos ver ante la clase de mujer y de empresaria que nos encontramos. Angustia nació en Alemania en esa última época de los sesenta que nuestros hombres y mujeres tenían que buscarse el futuro lejos de la frontera patria con la idea de volver a la tierra natal con el dinero suficiente para establecerse en ella. Ya en sus orígenes están marcados por los cambios de ciudades, por la aventura, por el emprendimiento.

Poco tiempo estuvo en Alemania, pues pronto sus padres se establecieron en Ayamonte, aunque su vida infantil se desarrolla entre esta localidad y la de Mazagón. Predomina el mar y lo que ella no sabe aún es que su abuelo materno Joaquín “El de la barca”, es el primer colono de la Playa Castilla. En la soledad de esta inmensa playa rústica de más de 17.000 metros de longitud y setenta de anchura, con arena dorada, situada en el entorno del Parque Nacional de Doñana, flanqueadas por abruptos acantilados, Juan hace su vida ermitaña teniendo su choza y su barca como únicas compañías. Por si fuera poco, además de la soledad, la historia le susurra en las noches oscuras y lejanas los escarceos de los corsarios y piratas berberiscos en el siglo XVI en su refugio entre La Torre de San Jacinto y la de la torre del Oro o del Loro. La barca su herramienta de trabajo, el mar su fábrica y los peces sus medios de vida. Una historia fantástica para contar y que hace que Angus se sienta muy unida genéticamente a ella.

Es una historia para contar pero debemos ceñirnos a Angustia y a Miguel González García, su compañero y también copropietario de La Casa de los Quesos. En este escenario inimaginable para una niña crece Angus y los niños son sus amigos y ella uno más de ellos. Incluso cuando a los diez años sus padres se marchan a vivir a Huelva, a residir en la Barriada de La Orden, ésta aún se encuentra por planificar y desarrollar y los perímetros que circundan su bloque de viviendas están rodeados de cabezos de todo tipo y campos. Ella juega como un niño más entre los olivos y aquellos parajes prehistóricos. Recuerda con una sonrisa que cuando tenía que bajar al centro de la ciudad le encantaba ir a la antigua casa de Aquilino Vidal a comprar trampas para cazar pájaros a pesar de que estaban prohibidas.

Pero aquello no era más una faceta del ánimo vivaz y activo de la niña. Niña que ingresó en el colegio de Las Hermanas de La Cruz hasta los catorce años y se mostró como una buena estudiante, sin que por ello se negara a obedecer a las Hermanas y se perdiera en los vericuetos domésticos de El Brasil Chico en la plaza Niña antes de entrar en el colegio. El Bachiller lo estudia en el Instituto de Santa Marta y luego realiza la carrera de Relaciones Laborales entonces dependiente de la Universidad de Granada. Y es entonces cuando ya aparece otra Angus. La niña de juegos de chiquillos ha dado paso a mujer cargada de femineidad, bella y de amplia melena morena. Le encanta la Huelva donde vive, esa ciudad que aún no ha perdido su esencia y donde los edificios y las referencia urbanísticas se mantenían casi intactas. Comienza a trabajar en Caja Central de Hipercort, pero su vida sigue marcada por el destino y la aventura. A los veinticuatro años se casa en San Pedro y su marido, Ingeniero de profesión, se la lleva a Castro Urdiales por trabajar él en las obras del Metro de Bilbao, dejando, por tanto, su trabajo en Huelva. Nace su hijo Antonio, el amor y sostén de su vida, al tiempo que marcha a vivir a las Islas del Hierro.

La vida en El Hierro fue dura por las mismas orografía y circunstancia del modus vivendi de la isla. Sin embargo, recuerda con pasión aquellos paisajes y monumentos de la naturaleza que ese pedazo de tierra ha sido dotada. Vuelva a Huelva con su hijo Antonio ya con tres años y su todavía marido. Se separará a los treinta años. Su personalidad y su carácter no le permite pausa y desmayo. Ella es fuerte y comienza a trabajar en una empresa familiar dedicada a la decoración, diseño y venta de chimeneas. Pero la crisis económica mundial de 2008 empezó a hacer daño a su elemento principal , la construcción, y por ende, a todas las empresas auxiliares. Por ello, pasa a hacer un poco de todo en la misma. Si antes se dedicaba al diseño y a la venta ahora pasa a las oficinas, a los asuntos de contabilidad y en menor jornada.

Y aquí empieza su última y gran aventura. La CASA de los QUESOS. Junto a su compañero Miguel González García, antiguo trabajador de Obras Públicas, deciden montar un negocio propio después de estudiar y analizar el mercado actual. Lo primero que decidieron fue el lugar. Tenían claro que el mismo debía de ubicarse en la calle Rábida de la capital. Para ellos esta calle, Rábida, es una rúa de mucho auge y carisma y mucho transito de vecinos y transeúntes que salen a pasear por el centro urbano. Es una calle que tiene un poco de todo; es como un centro comercial en el centro de Huelva.

La calle Rábida históricamente ha representado la zona comercial de la ciudad por excelencia. Una calle que ha sabido salir crecida de los devaneos de las circunstancias económicas y de las modas puntuales. Y más aún, en estos momentos en los que se ha constituido una Asociación Comercial que dirige en exclusiva el desarrollo empresarial publicitario de estos señalando, por ejemplo, el primer viernes del mes como día señalado para innovar cara al cliente y ofrecerle algo nuevo y grato que favorezca venta y compra. Una calle, en definitiva, que cuenta con los mejores establecimientos comerciales en textil y moda de la ciudad, bares con soleras, ópticas y servicios, restaurantes de todo tipo y rodeada por docenas de despachos jurídicos y económicos entre otros.

Pero carecía de algo esa calle y ellos, Angus y Miguel, lo notaron enseguida. De inmediato pensaron en montar una franquicia, un tanto sui generis en su conceptuación, que antes había tenido vida propia en la cercana calle Murillo. Hicieron sus estudios económicos y de viabilidad y se vieron con fuerza y entusiasmo para llevar a buen puerto el nuevo reto. LA CASA DE LOS QUESOS se instala por fin en nuestra calle Rábida. Tomaron un local vencido por el tiempo y la dejadez por años de falta de funcionamiento y prácticamente hicieron de él uno nuevo, Con las características de espacios que querían y cumpliendo con todas las normas higiénico-sanitarias autonómicas y locales señaladas al respecto. Sus manos tiraron muros y limpiaron suciedades, pintaron techos y paredes tantas veces que las dejaron irreconocibles: las nociones grandes de diseño de Angus le valieron para planificar y diseñar los espacios del local, aprovechar las estructuras vigentes y ampliar las inexistentes.

Todo salía gracias a sus esfuerzos, entusiasmos y fuerzas. Al final, antes de que llegaran mobiliarios, enseres y mercancías, tenían decidido que el establecimiento que iban a abrir no iba a ser un lugar típico de compra de mil clases de quesos y derivados y licores. No querían una tienda más al uso. In mente tenían preconcebida la idea del Concept Store. Una tienda donde reinara la cercanía, el calor y la amistad.

Iba a ser un Concept Store algo atípico en el sentido de que se trataba de una zona de compra y otra zona de degustación dentro del mismo establecimiento. El cliente podría optar entre llevarse el producto tranquilamente elegido o previamente deseado a su casa o disfrutar con sus amigos o parejas de ese mismo producto sentados tranquilamente en el local con mesas dispuestas para ello. En el interior poseen cinco mesas equipadas para acoger con agrado a grupos como si de una cafetería se tratara y, en el exterior, cuatro mesas altas, para quién así lo prefiera, con una deslumbrante claridad y la extraordinaria visión de la calle Rábida y sus comercios. En verano tienen previstos instalar veladores en el exterior.

Ésto es, estamos alternando la compra del producto en la cantidad deseada, su venta por peso, y la degustación acompañada de la bebida deseada en el propio local, como concepto. En la actualidad, dentro de razones de franquiciado, posee una amplia y selecta gama de todos los quesos más deseados del mercado nacional e internacional, pero tienen previsto aumentar de inmediato, tanto en calidad como en cantidad, los de producción nacional.

Entre las exquisiteces que podemos encontrar están por citar algunos, pues todos serían en verdad imposible, los Cabrales, los Blue 61 o los Montagnolos que han conseguidos todos los primer premios europeos; el Marcellin, el Reblochón de Savoi, el Sant Nactarie o el Fermier Dop, además de numerosos de producción pequeña y artesanal tanto nacionales como internacionales y exclusivos en Huelva. Igualmente, podemos encontrarnos con las deliciosas Tortas Zamoranas, las Casa DOP, de La Serena o un magnífico Cabra con Cebollas o los de Oveja al Azafrán, al Tartufo o al Añejo.

Lógicamente, en LA CASA DE LOS QUESOS no pueden faltar ni los accesorios para hacer más útiles y agradable tanto el corte como la presentación del producto, como las delicatessem de derivados de la materia. Así, si lo deseamos, tendremos desde Reducciones para untar, cuanto Patés de Cazorla, Boletus, Setas, Jabalí . Merece la pena probar los Paté de Oca y Pato que contienen un 75% de contenido real del producto haciendo de ellos un bocado único y exquisito. Tampoco podemos olvidarnos de la Mostaza francesa o de los panecillos noruegos, ingleses y holandeses o los propios Gussini italianos.

En cuanto a los vinos están en completa renovación en todo momento. En la actualidad predominan los Ribera del Duero, como el Torre Silo, Hacienda del Carmen o algunos buenos tempranillos. El vermout es igualmente de Ribera del Duero de la marca El Golfo. No obstante, están empezando a introducir vinos olorosos, finos y blancos del Condado onubense así como vermout de la misma zona. Lo mismo ocurre con el Champagne que lo tienen francés de gran calidad para dar cabida a otros cavas nacionales o espumosos de la tierra.

En resumen. La CASA de los QUESOS se trata de una apuesta innovadora de dos grandes emprendedores onubenses, Angus Hernández y Miguel González, que han depositado en la misma todo su mimo y experiencia para hacernos sentir a los onubenses y foráneos en un lugar especial donde degustar queso y vinos de cualquier parte y comprar los mismos se puede compaginar haciendo posible esta especie de Concept Stores del Queso que va a complementar con más fuerza y luz todavía, si cabe, la céntrica, comercial y hermosa calle Rábida de nuestra ciudad. Enhorabuena a Huelva por contar entre sus comercios esta gran CASA DE LOS QUESOs.