sábado. 27.04.2024
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Centro de belleza Chic. Un oasis en la ciudad

Centro de belleza Chic. Un oasis en la ciudad

La noche había caído cuando llegamos al Centro de Belleza Chic, a pesar de no ser más de las siete de la tarde. Conocía más que de sobra las ofertas y servicios de éste Centro pues me jacto de la gran amistad que me une con las hermanas Olmedo, Mª Antonia y Mª José, pero mi acompañante, mi infatigable compañera y amiga en éstas últimas salidas para conocer las empresas y empresarias emprendedoras onubenses, Ana Rojas, no. No obstante le había enumerado los múltiples servicios que ofrecían y ella inmediatamente, como buena e inteligente mujer, se decantó por un tratamiento facial y corporal. 

El Centro, coqueto y acogedor, ubicado en plena Avenida de Andalucía, presentaba a esa hora el aspecto íntimo que dan las últimas clientas. Nos habían dado cita exclusiva a las siete y media y todo él y todas ellas serían para nosotros. Una auténtica gozada. La chica de pedicura terminaba su trabajo artesanal en las uñas de una clienta y otra era maquillada en el sillón del fondo, junto a uno de los espejos luminosos.

Las hermanas Olmedo vinieron tan pronto quedaron libres a saludarnos con la amabilidad y simpatía que las caracterizan vestidas con sus impolutos uniformes níveos. Enseguida Mª Antonia empató con Ana Rojas y comenzaron a platicar y planificar lo que momentos después iban a poner en práctica. Yo cogí del brazo a María José y, tomándome la confianza al pie de la letra, la dirigí a la parte de la primera planta que es mi favorita. La zona  de fotodepilación, tratamiento de presoterápia y , el remedio de mis males, de tratamiento podológico. Una vez descalzado y lavado los pies con sales y lilimentos para emblandecer los mismos durante un buen tiempo, María José me condujo hacia la camilla próxima para que me tendiera en ella. Música suave, luz ténue y las manos profesionales de mi amiga haciendo circular la sangre con vivacidad. Las agarrotadas extremidades iban sintiéndose, poco a poco, ágiles aletas de pez.. Todo era un edén en medio del paraíso hasta que empezaron a sonar por las escaleras los pasos de Mª. Antonia y Ana.

De pronto me incorporé ante el asombro de María José, pues por nada del mundo quería perderme la sesión de tratamiento facial y corporal a los que se iba a someter Ana Rojas.

Cuando llegamos mi amiga estaba embutida en una especie de gordo pantalón hinchable con cables laterales conectados a una máquina repleta de botones y dígitos no intelegíbles para mi ignorancia. que se movía con un danzar ritmico y pausado.

Le pregunté què sentía y su cara era todo un poema. Sabía que esta ingenieria y consultora había tenido un día insufrible por causa de la acumulación de trabajo y que si había accedido a venir era por no dejarme solo. Sin embargo, su rostro, ahora delicadamente tratados y masajeado con cremas y demás potingues por las manos expertas y profesionales de Mª Antonia, chic1era como el poema del renacer y sus ojos brillaban entre el placer y el descanso. Acertó a decirme, al indicarle por los pantalones, que era una sensación muy extraña y placentera, que sentía su sangre moverse y sentirse en ocasiones, como ingrávida. Que todo aquello era uno de los mayores gustazos que acababa de descubrir. Las diferentes capas de crema se sucedían sin solución de continuidad, extendiéndose con delicadeza por el rostro y el cuello.

chic2Como llevaban algo más de una hora en el trabajo, decidimos, María José y yo bajar y salir a la calle a fumar un cigarrillo. Se le notaba la cara cansada y en los ojos crepitaban las estrellas opacas de las muchas horas al pie del cañón. Le pregunté como iba todo y entonces, por un instante, los ojos se le iluminaron. Me dijo que seguía teniendo la misma o más ilusión que al principio, que continuaba formándose y participando en todos los eventos provinciales y regionales a los que eran llamadas. Que habían hecho videoclips, varios reportajes fotográficos para reportajes de moda y acudido a todos los cursos posibles. Que su clientela iba en aumento, tanto en mujeres como en hombres. Al encontrarse frente a la Universidad eran muchos los alumnos de la misma que acudía a ellas para la depilación o el maquillaje cuando iban a bodas o fiestas. Además de sus clientas normales y abundantes. Las personas maduras le llegaban con problemas en la piel, arrugas y cosas por el estilo y que la sometían a varias sesiones a base de tratamientos cremativos y de salud integral y salián muy contentas. No todas las pieles son iguales y , según estás, así se veían los avances antes o después.chic4
, Me avisó de que iba a empezar el tratamiento facial y subimos velozmente. Pensaba que éste era el de las cremas y me corrigió diciéndome que aquello no era más que la fase preparatoria. Al llegar al cuarto, Mª Antonia me advirtió que cuando le colocara la careta y encendiera la luz no la mirase.

Le había colocado a Ana  unas gafas o anteojos protectores y adheridos los mismos a la piel. La sensación era extraña y mi amiga, dubitativa por un momento, me preguntó que qué pasaba. Le dije que nada que le iban a colocar la mascara de hierro, como en la película, animándola

Y efectivamente, una máscara, no de hierro, pero si de materialchic3

plástico, le cubrió la cara dejando únicamente la nariz y los ojos

protegidos al aire libre. Y una intensa luz rojiza nos deslumbró cegándonos,

Volvimos a bajara por indicación de Maria José. Permanecer en el lugar sin protección ocular era peligroso para la salud. Volvimos a fumar y a hablar. Me contó que estaba impartiendo allí un curso de formación sobre estética por la prestigiosa Alissi Brontë que posee toda una gama de laboratorio de cremas antioxidantes, rejuvenecedoras y embellecedoras de la piel y que estaban presentes en todos los grande establecimientos de Belleza. Además, al día siguiente era Halloween, tenían su clásica participación en el evento que la asociación El Molino realiza todos los años en esa zona de la capital. A raiz de esto me advirtió que tuviese cuidado que su hermana y mi amiga me preparaban algo pintoresco y que ya lo tenían estudiado, Le di las gracias y le dije que no se preocupara que no serviría de modelo de las maquilladoras.aro

Halloween es la fiesta del más allá recogida en sus disfraces y por mucho que uno disponga la presencia de tres mujeres impone. Me explicó Ana Rojas que estaba ilusionada por hacerse unas fotos que le recordara a la movidamadrileña, en plan niños Almodovar. Ahí está el resultado que enseño por agradecimiento a las manos mágicas de las hermanas Olmedo por su caracterización, habilidad y rapidez y otras muchas más instantáneas que guardo por puro pudor. Al fin y al cabo era fiesta y había quebelezparticipar en ella.

Un sitio muy recomendable para todas las personas de Huelva éste de el Centro de Belleza Chic. Calidad, profesionalidad y las últimas técnicas instrumentales y de formación en manos de unas personas jóvenes, capaces, emprendedoras y sumamente cualificadas. Mª Antonia y Mª José Olmedo, muchas gracias de ser como sois.

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