jueves. 19.06.2025
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Opinión

La noche de enfrente, el último latido en sueño

La imagen de un imaginario Beethoven cruzando un campo de fútbol en un partido de solteros contra casados, bien podría servir de resumen para esta desconcertante, enigmática y elegíaca película de Raúl Ruiz llamada 'La noche de enfrente', un filme que sorprende, evoca, sueña, pero no podrás hallar un razonamiento, una deducción simple, seguramente porque no la necesita
La noche de enfrente, el último latido en sueño

La imagen de un imaginario Beethoven cruzando un campo de fútbol en un partido de solteros contra casados, bien podría servir de resumen para esta desconcertante, enigmática y elegíaca película de Raúl Ruiz llamada 'La noche de enfrente', un filme que sorprende, evoca, sueña, pero no podrás hallar un razonamiento, una deducción simple, seguramente porque no la necesita

“Los espejos no mienten, son las luces las que nos engañan” es una de las premisas de una película donde la lógica se desmorona entre exabruptos. En La noche de enfrente verás personajes imaginarios que imaginan la realidad, muertos que hacen espiritismo para llamar a otros muertos, tiempos que se mezclan y deambulan, siglos que se entrecruzan, relojes que andan a su ritmo adelante o hacia atrás. Situaciones absurdas que se toman como sagradas, surrealismos, objetos imposibles, sueños y mucha poesía… ¿No se la imaginan? Yo tampoco. Porque esta extraña y sutil película rodada como en la distancia, plagada de planos-secuencia virtuosos y un guión que no avanza ni retrocede, si no que se mantiene suspendido en la idea de la muerte y de la vida como un retruécano fílmico, es realmente difícil de empacar en una crítica.

La película rezuma libertad, vive como una retorcida broma hacia al espectador que más que ver, sólo podrá vislumbrar las complejas relaciones que se establecen dentro de una trama fantasmagórica y voluble.

Consulta el artículo completo en Vive Iberoamérica, el blog de Juan F. Caballero