viernes. 20.06.2025
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Opinión

Huelva, la ciudad sin norte

Acabo de recalar de Málaga, una ciudad limpia, orgullosa, culta y que, sobre todas las cosas, mira hacia adelante, fijándose un rumbo cierto. Su alcalde -popular, por cierto- ha hecho de Málaga no sólo un referente europeo de la cultura, sino una ciudad con un proyecto de futuro, con una visión ancha del mundo, con una personalidad, con un sentido. Por Málaga el tiempo pasa dejando una impronta de modernidad y de porvenir. Una ciudad que mejora día a día y esa mejora la perciben los ciudadanos, la viven los ciudadanos, la gozan los ciudadanos. El secreto de todo esto estriba en el hecho de tener un equipo de gobierno con amplitud de miras, capaz de tomar decisiones a medio o largo plazo, personas que no se conforman con ser meros gestores de la cosa pública, que huyen de la chabacanería y del partidismo, que saben en qué dirección reman y nadam., ni siquiera el cortoplacismo les va a distraer de hacerlo. Qué lejos de la ciudad provinciana y en cierta regresión de sólo hace unas décadas. Málaga es hoy una referencia positiva en un país que ha perdido el norte, y un ejemplo para otras ciudades que simplemente no tienen nada parecido a un norte. Huelva, sin ir más lejos.

Lo que hace grande a Málaga, hace pequeña, definitivamente pequeña e insignificante a Huelva. Un alcalde completamente fuera del mundo, que apela de continuo a la chabacanería, al mal gusto, a la pequeñez, al populismo de la peor calaña, al partidismo y al frentismo, retratan a una Huelva que durante demasiados años ha dejado la vara, que es como decir su porvenir, a un personaje y a un equipo de gobierno sin el menor sentido del futuro, sin la más mínima visión de ciudad, que se perpetúa en el poder gracias a una visión zoqueta, bananera y jibarizada del mundo. Después de unos años ochenta en los que Huelva parecía despuntar, o al menos apuntar en alguna dirección concreta, hoy Huelva es un poblacho a la deriva, incapaz de dialogar con el presente, incapaz por tanto de alcanzar algún destino, de granjearse algún papel en el futuro.

De la deriva actual de Huelva habla una anécdota que no me resisto a contarles. Hace un mes el fotógrafo Juan Blas Leal y quien les cuenta tenían fechada una fantástica exposición de fotografía en la Casa Colón, que es como decir la perla de la corona de la cultura municipal -sic-. Por motivos en principio tan inexplicables como misteriosos, la fecha de inauguración se pospuso una semana antes -¡!- con la excusa de que el señor alcalde no podía estar presente en la inauguración -como si alguien hubiera pedido su presencia o ésta fuera imprescindible- o porque su propio hijo exponía no sé dónde ni me importa. Ulteriores indagaciones indican que estas excusas, con ser sorprendentísimas y ciertas, no lo explicaban todo. El asunto de la posposición y luego de la definitiva cancelación de la muestra fotográfica -que no le costaba a la ciudad un euro-, responde al hecho de que tanto el fotógrafo como quien les habla somos al parecer sospechosos de peligrosas ideas izquierdistas o vaya usted a saber qué. Así se las gastan los actuales gestores de la vieja Onuba. Causa estupor, cuando no vergüenza, el funcionamiento de la casa Colón, el máximo referente de la cultura en Huelva, si es que esta expresión que mezcla Huelva y cultura no es en sí misma un contradiós. Hasta en un bareto de mala muerte, hay más formalidad, más decoro, más elegancia, más sentido común. Cuento la anécdota, no por una cuestión personal, sino para reflejar la visión cazurra y cejijunta que esta corporación tiene de sí misma y de la ciudad, y de la imposibilidad de que con estos pesos muertos se pueda hacer una ciudad que sea capaz de mirar hacia adelante. No me indigna tanto la visión pacata y partidista, ni incluso la censura que una decisión así comporta -con ser muy grave la cuestión-, cuanto la incapacidad de estos señores para ver más allá de sus propias narices, para conquistar un futuro que la ciudad exige.

Cada cual obtiene al fin lo que se merece. Málaga está donde han querido sus políticos y sus votantes que esté y hoy es una capital que mira hacia adelante con esperanza y orgullo. Yo querría creer que Huelva se merece un futuro, una oportunidad, una visión, una apuesta y no esta balumba, esta chabacanería, esta ceguera, esta vuelta a la peor etapa franquista de la censura y del caudillismo, esta cosa sin pies ni cabeza.

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