jueves. 28.03.2024
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Opinión

Orgullo de Rábida

Se ha hecho viral y no ha dejado de sorprender el estallido de color de la Calle Rábida.

Se ha hecho viral y no ha dejado de sorprender el estallido de color de la Calle Rábida.

Si hace unas semanas hablaba en este mismo espacio sobre el poder de los símbolos con la polémica de Colón, ahora es una bandera arcoíris la que ha copado la actualidad simbólica y lo ha hecho por que una vecina de Huelva, Zara Baldallo, ha lucido desde su balcón esta bandera encima de la sede de Vox, partido que algunas semanas atrás se había negado a firmar una declaración institucional con el resto de partidos políticos del Ayuntamiento de Huelva en favor del colectivo LGTBIQ+

Su gesto de conciliación (nunca de revanchismo) ha dado la vuelta a España en informativos y publicaciones y se ha convertido en ejemplo de reivindicación de la diversidad, por lo que, ya no solo la bandera arcoíris es el símbolo, el hecho de ponerla encima de la sede del partido se ha convertido en un símbolo por sí mismo y ha permitido dar mayor visibilidad a los colectivos de gays, lesbianas, bisexuales, intersexuales, transexuales y Queers de toda España con este simple gesto.

Lo bueno es que el gesto no se ha frenado ahí y los vecinos de la calle Rábida, bajo el lema de “Esta calle no se calla” han seguido reivindicando la igualdad de todas las personas independientemente de su condición sexual y legitimando la diversidad sexual como una realidad social  que trasciende los rancios pensamientos que aún en pleno siglo XXI intentan imponer la homosexualidad como un único modelo de vida.

Los vecinos lo han hecho llenado la calle de diferentes banderas sobre el colectivo LGTBIQ+ y con banderines que atraviesan de lado a lado la calle, llegando a convertir en sí misma la propia calle en un símbolo. Este estallido de reivindicación llena de orgullo a Huelva y deja muy alto el listón reivindicativo de sus vecinos.

Yo personalmente, también me siento orgulloso de los vecinos de la calle Rábida.

Pride (2014).

La película Pride es otro ejemplo de orgullo cinematográfico que cuenta la historia de unión entre vecinos para reivindicaciones comunes, el pueblo que ayuda al pueblo. Según refleja su sinopsis, la historia cuenta que en el verano de 1984, siendo primera ministra Margaret Tatcher, el Sindicato Nacional de Mineros (NUM) convoca una huelga. Durante la manifestación del Orgullo Gay en Londres, un grupo de lesbianas y gays se dedica a recaudar fondos para ayudar a las familias de los trabajadores, pero el sindicato no acepta el dinero. El grupo decide entonces ponerse en contacto directo con los mineros y van a un pueblecito de Gales. Empieza así la curiosa historia de dos comunidades totalmente diferentes que se unen por una causa común.