jueves. 28.03.2024
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Opinión

4 de febrero, 134 años después

Hoy, 134 años después, los vecinos de Nerva protestan contra la llegada de miles de toneladas de residuos tóxicos a un vertedero colmatado.
4 de febrero, 134 años después

Chema García Durán

Tal día como hoy, el 4 de febrero de 1888, los soldados del Regimiento de Pavía, bajo el mando del teniente coronel, Ulpiano Sánchez, disparaban a quemarropa contra una muchedumbre que se reunió pacíficamente frente al Ayuntamiento del antiguo pueblo de Riotinto para reclamar mejoras en sus precarias condiciones de trabajo.

Hoy, 134 años después, los vecinos de Nerva protestarán contra la llegada de miles de toneladas de residuos tóxicos a un vertedero que está colmatado desde hace años y, pese a ello, la Junta de Andalucía (la misma que ayer solicitaba el cierre progresivo del mismo) comenzó la tramitación de su ampliación cuando estábamos en los momentos más duros de la pandemia.

Hoy, 134 años después, se perpetúa la tragedia, como si esta maldita tierra de Huelva estuviera condenada a repetir tan dramática historia de mil formas distintas, en un angustioso bucle donde siempre perdieran los mismos.

Hoy, 134 años después, las teleras fueron sustituidas por montones de mierdas que nadie quiere, tapadas con plásticos y neumáticos.

Las balas y bayonetas fueron sustituidas por camiones de gran tonelaje cargados hasta las trancas de residuos tóxicos. Y algunos dirán que no es para tanto, también antaño dijeron otros que “solo” hubo doce muertos (cuando uno ya era mucho más que demasiado).

Hoy, 134 años después, bastaría poner DITECSA donde antaño ponía Riotinto Company Limited.

El gobernador civil de Huelva era entonces Agustín Bravo y Joven. De alguna forma fue el responsable directo de aquella masacre en 1888. Y hoy, 134 años después, la responsabilidad se reparte a partes iguales entre los políticos que por uno u otro motivo, independientemente de la bandera que sostengan, consienten la llegada de miles de toneladas de los residuos que otros países no quieren para dejarlas en una tierra a la que le vaciaron sus entrañas.

Las balas de antaño acabaron con cientos de vidas en un momento. Los residuos que nos dejan condicionarán las vidas de muchos lugareños durante muchas generaciones.

Y hoy, 134 años después, los responsables políticos se lavan las manos, igual que pasó en 1888.

Hoy, igual que ocurrió en 1888, a nadie le importa lo que pasa en esta Huelva donde ya nos colaron el Polo Químico, nos dejaron las balsas de fosfoyesos, nos secaron Doñana, y nos utilizan como el retrete de Europa .

¿Cuánta mierda cabe en esta Huelva?

(Para colmo de ironías, todavía habrá quien diga que aquella manifestación del 4 de febrero de 1888 fue la primera manifestación ecologista de la historia...)