El químico y el león
Cada día de vuelta de la escuela, de alguna actividad deportiva o de pasar la tarde con mis amigos en la plazoleta, robando alguna chuche o pidiendo agua sediento en los muchos bares, un hombre mayor, vecino de la calle y frente por frente de mi abuela, me llamaba por mi nombre para hablarme de su pequeño león