lunes. 24.11.2025
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Carolina Marín y el nuevo rumbo de una campeona que se reconstruye a su manera

La historia de Carolina Marín está viviendo un giro interesante
Carolina Marín y el nuevo rumbo de una campeona que se reconstruye a su manera
Carolina Marín y el nuevo rumbo de una campeona que se reconstruye a su manera
Carolina Marín y el nuevo rumbo de una campeona que se reconstruye a su manera

Después de otra lesión de rodilla durante los Juegos Olímpicos de París 2024, la onubense ha levantado un poco el pie del acelerador y se ha dado permiso para mirar su carrera desde otra perspectiva. Ya no vive con la urgencia de antes, ni con esa idea de que cada día tiene que ser un combate. Ahora se escucha más, piensa más y, sobre todo, se permite decidir con calma. Hasta los que siguen el deporte desde otros ángulos, como los que analizan las bet en grandes torneos, encuentran en su historia un ejemplo de cómo la resiliencia también es parte del juego.

Un presente más pausado, pero con sentido

Carolina no lo esconde, su rutina ya no es la misma. Antes podía pasarse seis o siete horas al día entrenando sin pestañear; ahora ha decidido bajar el ritmo. Ha contado que solo entrena tres horas por la mañana y que el resto del día lo dedica a dar charlas y compartir su experiencia con otros. Y lo dice con mucha naturalidad, como quien entiende que la vida tiene más capítulos además del puramente deportivo.

La lesión de París marcó un antes y un después. Ya no ve el regreso como una carrera a contrarreloj, sino como un proceso en el que lo más importante es cuidarse para poder seguir disfrutando. “No quiero acabar con una prótesis de rodilla”, comenta.

Y, aun así, cada mañana que entra en el pabellón siente que está ganando algo. Puede que no sea una medalla, pero sí una especie de victoria personal que le recuerda que sigue ahí, que aún tiene mucho que dar.

El Europeo 2026 en Huelva

Entre sus nuevos horizontes hay uno que le hace especial ilusión, el Campeonato de Europa de Bádminton 2026, que se celebrará en su ciudad, en el Palacio de los Deportes Carolina Marín. Que un evento así vuelva a Huelva es, para ella, emoción en estado puro.

Le encantaría llegar, pero no va a forzarse para que sea así a cualquier precio. Lo vive como una posibilidad, no como una obligación. Y eso dice mucho de cómo ha cambiado su mentalidad. Hasta los que siguen la competición desde fuera y revisan las apuestas relacionadas con los torneos internacionales, perciben también ese cambio de ritmo en su trayectoria.

Pensar en competir en su casa, rodeada de su gente, es un gran aliciente. Pero, al mismo tiempo, no quiere que ese objetivo se convierta en una carga. Si está bien, irá. Si no, seguirá su camino.

Aprender a mirar su trayectoria con otros ojos

Carolina también reconoce que ha aprendido a valorar su carrera de una forma distinta. La lesión de París la llevó a reflexionar sobre cómo, a veces, el público da por sentado ciertos éxitos. Y, paradójicamente, una caída puede servir para mostrar lo que hay detrás de una atleta de su nivel: el sacrificio, la constancia, la capacidad de levantarse.

Por eso ahora lo vive todo con más calma. Está intentando volver a coger la raqueta, sí, pero sin esa prisa de otros tiempos. Cada gesto es un paso, y cada paso cuenta.

Y mientras se recompone, va construyendo una nueva versión de sí misma. Más tranquila, más humana, más consciente. Una Carolina Marín que quiere dejar un legado más allá del marcador. Una deportista que sabe que el deporte es importante, pero que la vida lo es incluso más.

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