martes. 16.04.2024
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Diego Moisés Santos: la dificultad de compaginar la Policía Local y la familia durante la pandemia

Cada día, al llegar a casa después del servicio, el Policía evita el contacto con su familia para impedir el contagio
Diego Moisés Santos: la dificultad de compaginar la Policía Local y la familia durante la pandemia

El protagonista que se asoma esta semana a esta vuestra sección lo conocí a principios de este siglo, por entonces era un atleta joven, que se acababa de proclamar campeón de España absoluto de 100 metros al aire libre. Me estoy refiriendo a Diego Moisés Santos, un chico jovial, afable y muy cordial en el trato. Con el paso del tiempo lo fui conociendo hasta llegar a ser buenos amigos e incluso llegamos a coincidir como contertulios en la Tertulia Recreativista que dirige mi hermano José Luis Camacho. Sin duda, el fútbol, al igual que el deporte en general, le apasiona.

Pero hoy lo vamos a conocer en su faceta profesional, ya que desde 2005 pertenece al cuerpo de la Policía Local y para ello he contactado con él para saber cómo se lleva lo de tener que salir cada día a trabajar, por muy adversas que sean las circunstancias y muchas veces sin el material de protección necesario. Sin duda una labor ardua y complicada.

Le mandé un whatsapp por si le apetecía que contase cómo se compagina lo de ser Policía y marido y padre a la vez en estos momentos tan agobiantes que nos está tocando vivir. Con la cordialidad que le caracteriza me dijo que estaba trabajando y que nos hablábamos al día siguiente y dicho y hecho.

Tras saludarlo telefónicamente, entramos en cuestión y lo primero que pude observar y con razón fue la angustia o preocupación que le supone no tanto contagiarse él, que lo asume, sino convertirse inconscientemente en un riesgo para su familia, ya que después de cada servicio al llegar a su casa se encuentra con lo que más quiere en esta vida, su mujer, Cristina Cuevas, y sus hijas, Lola y Laura. Y por mucho que le pida el cuerpo abrazarlos y así me lo comentaba, evita “cualquier roce con ellos y mantener las distancias”.

Aunque el material y los vehículos se desinfectan con productos, siempre queda la duda a pesar de tener todas las precauciones. No hay instrucciones concretas sobre el uniforme. No obstante, me dejó claro que lo lava a diario y por separado en casa y en cuanto al calzado lo suele dejar en la taquilla y el que lleva a casa lo desinfecta a la entrada del piso. Pero sobre todo, me seguía transmitiendo, una de las cosas que le gustaría es que “les pudiesen hacer las pruebas, por aquello de ser un trabajo de primera línea de contacto con la gente”, algo fundamental para evitar contagio. Tiene claro que, de momento, eso tendrá que esperar. Es consciente que la prioridad la tienen los sanitarios. Pese a ello, me dejaba claro que el desabastecimiento general de guantes y mascarillas que, en ese sentido se sienten bien cubiertos.

Por último, quise saber cómo actúan los ciudadanos ante el confinamiento obligatorio, comentándome que la gente va tomando conciencia y aguanta en sus casas, pero que siempre hay algún que otro inconsciente que no es responsable de la situación.

Al final nos despedimos con mi agradecimiento por el trabajo que están realizando de manera tan admirable y con el deseo que esta epidemia acabe pronto y que puedan celebrar muy pronto la Comunión de Laura, que tendrá que posponerse, ya que estaba previsto celebrar el próximo día 2 de mayo. Gracias, amigo.