viernes. 29.03.2024
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Diego Camacho: "Cuando toco la medalla de la Copa del Rey, confirmo que no fue un sueño"

El protagonista que se asoma esta semana a esta vuestra sección 'Rincón Choquero' que gentilmente nos brinda la dirección de Diario de Huelva es un madrileño que desde niño tenía claro que quería ser futbolista.
Diego Camacho: "Cuando toco la medalla de la Copa del Rey, confirmo que no fue un sueño"

El protagonista que se asoma esta semana a esta  vuestra sección 'Rincón Choquero' que gentilmente nos brinda la dirección de Diario de Huelva es un madrileño que desde niño tenía claro que quería ser futbolista.

Se formó en los escalafones inferiores del Real Madrid, entre otros junto a Guti, pero el cambio de residencia de su familia a Móstoles, le hizo abandonar la disciplina merengue, pese que desde la entidad lo veían como jugador de futuro  y le dieron toda clase de posibilidades para seguir entrenando en el club de sus amores.

Pero, a sus 14 años decidió decir no y enrolarse en el CD Móstoles, donde estuvo hasta los 19 años, a partir de ahí, pasó por el Mérida, Nástic, Murcia, Lugo, Gimnásticay Granada.

Con todas estas pistas ya sabrán mis queridos lectores más futboleros que me estoy refiriendo a Diego Camacho Quesada, el que fuese jugador del Real Club Recreativo de Huelva durante dos temporadas, aunque cierto y verdad le restaban dos años más de contrato. Pero su buen hacer, hizo que fuese traspasado al Levante por 700.000 euros, donde estuvo hasta 2007, para pasar a enrolarse al Real Valladolid, un año después al Real Sportingde Gijón, para finalizar su carrera deportiva en 2001 en el Albacete Balompié.  

Lo conocí a su llegada a Huelva, allá en 2002 y desde el primer momento percibí  que pese a su juventud, era un muy buen profesional y que llegaba al decano con hambre de triunfar. Y en lo personal me demostró ser un chico, educado, respetuoso y empático.  

Para saber que ha sido de su vida de este trotamundos del fútbol desde que colgó las botas, nos hemos ido, eso sí, de forma virtual hasta los Estados Unidos, concretamente hasta Indiana, donde reside actualmente, así  que vamos al lio.  

Lo primero que te tengo que preguntar que es de Diego Camacho desde 2011, año en que colgaste las botas en el Albacete, y si sigues vinculado al fútbol.

Tras dejar de jugar al fútbol de manera profesional, me dediqué el primer año a mi familia. Agradecí pasar mucho más tiempo con ellos, sobre todo con mi primera hija. Al cabo de un tiempo, empecé a entrenar a equipos juveniles y de una manera fortuita recalé en el fútbol femenino. En el 2016 era el entrenador del C.D. Tacón, el actual Real Madrid C.F., con Ana Rossell y Manuel Merinero al frente.

Al final de esa misma temporada, mi mujer recibió una oferta de empleo para trabajar como profesora en Estados Unidos, concretamente en Indiana, y aquí estamos desde entonces. Aunque este año, el 2022, probablemente sea nuestro último año debido a que el tipo de visado que tenemos expira este mismo año.

Desde que llegué a Indiana estoy entrenando en un club que se llama Indy Premier Soccer Club. A lo largo de este tiempo he estado entrenando desde niños de 8 años, como en la actualidad, hasta jugadores de 18 años.

Al mismo tiempo, entreno de manera personal a chicos y chicas que quieren mejorar su nivel futbolístico. Las becas en USA son muy importantes aquí a la hora de acceder a la universidad y muchos de estos jugadores confían mucho en mí para que les ayude a progresar en todos aquellos aspectos que ellos necesitan para conseguirlo.

Cuando te llega un niño o una niña por primera vez que quiere ser futbolista, como entrenador personal,  ¿cuál es el primer consejo que le das?

Tenemos que empezar a responder esta pregunta aclarando que aquí no se vive el fútbol como lo vivimos en España. El soccer como se conoce aquí, es un deporte minoritario y no tiene la repercusión que tiene en España. Aunque está creciendo de una manera muy importante, aún está muy lejos de la importancia que tiene para los jóvenes deportistas el “American football, el baseball o el basketball De modo que muy pocos tienen esa mentalidad de querer ser futbolistas.

Los niños y las niñas no ven mucho fútbol, hablando siempre en general por supuesto, por lo que sus objetivos siempre son muy diferentes a los de los niños y niñas de España. De todas formas debo decir que aquí, en USA, la selección de fútbol femenino está a un nivel mucho más alto que el masculino y uno de los objetivos que muchas niñas se marcan es jugar en la selección. No se trata tanto de jugar en equipos como de jugar en la selección nacional de su país, de Estados Unidos.

Es por ello que más que consejo, lo que les suelo preguntar es cuál es el sacrificio que están dispuestos a hacer para mejorar, hasta dónde están dispuestos a llegar, cuánto tiempo van a dedicarle, honestamente, a su entrenamiento y a su mejora. Esta no es una carrera al sprint sino una carrera de larga distancia en la que todos los días hay que sumar un puntito más en nuestra mejora. De esa manera, al final del año, nuestra mejora habrá sido importante.

Hablando de consejos, en tu vida deportiva habrás recibido muchos, ¿cuál dirías que ha sido el mejor y de quien lo recibiste?

Tengo que hacer un esfuerzo de memoria muy grande para recordar a alguien fuera del entorno familiar que me haya querido aconsejar, o que lo haya hecho, en algo relacionado con el fútbol.

De modo que, sin duda alguna, mi padre ha sido mi mayor consejero en todo momento. Él siempre me decía que mi esfuerzo, pasase lo que pasase, debía ser siempre el máximo, para que yo estuviera satisfecho con lo que había hecho y para que nadie, en ningún momento ni en ninguna circunstancia, me pudiera recriminar que no estuve a la altura del esfuerzo que se requería. Ni siquiera en los entrenamientos más livianos de mi carrera. Siempre dar el tope de lo que yo era capaz de dar en ese momento. No guardar nada para luego.

Por cierto, de niño todos soñamos con ser algo de mayor, ¿cuál era tu sueño?

Va a parecer un tópico pero es totalmente cierto: siempre he querido ser futbolista, siempre quise saber qué se sentía jugando en el Bernabéu, el estadio al que mi padre me llevó cuando apenas tenía 6 ó 7 años y que me marcó mi infancia y dirigió mis sueños hacia este increíble deporte y maravillosa profesión. Cuando jugaba en el colegio recuerdo que me imaginaba formando parte del equipo Real Madrid, jugando al lado de Gordillo, Míchel, Butragueño o Martín Vázquez. La única diferencia es que yo no me hacía pasar por uno de ellos sino que utilizaba mi propio  nombre. Hasta ese punto creí que iba a ser futbolista. Cuando imaginaba mi vida, todos los caminos me llevaban a esa meta: ser jugador de fútbol. Y, gracias a Dios, pude experimentar mucho de lo que el futbolista profesional tiene la oportunidad de vivir.

Siguiendo en clave futbolística, tu has tenido bastantes entrenadores en tu dilatada carrera, ¿cuál de ellos te aportó más?

Me entristece decir que a lo largo de mi carrera, echando la vista atrás y recordando a todos los entrenadores que tuve, muy pocos me han demostrado ser verdaderos entrenadores de fútbol. El primero que tuve, Fernando Martín Santos, cuando yo tenía 9 años es quien más me marcó. Después de él, desgraciadamente, muchas decepciones a lo largo de los años. Sobre todo a nivel profesional. Esperaba aprender mucho más, esperaba recibir muchísimo más de ellos de lo que realmente obtuve.

Aunque debo decir que, de todos ellos, obtuve algo de conocimiento; de algunos, sobre todo, lo que no hay que hacer como entrenador.

Por nombrar algunos que me han marcado de manera positiva, Fabri González, de quien aprendí mucho sobre táctica y con quien entrené en Nástic de Tarragona, Real Murcia y C.D. Lugo; Lucas Alcaraz, con quien estuve en mi querido Recre, que nunca olvidaré que me dio la oportunidad de cumplir mi sueño y a quien estaré siempre agradecido; Mané y Ángel Garitano, con quienes compartí vestuario en el Levante UDy de quienes puedo decir que siempre supieron cómo comunicar una idea de la manera más sencilla para el jugador; y, por último, Manolo Preciado, que aunque lo hizo solo durante mi primer año en el Sporting de Gijón, mantuvo su esencia de entrenador capaz de dirigir un vestuario.

Aunque tan solo estuviste dos temporadas en el Recre, no es menos cierto que calaste en la afición albiazul, ¿cómo recuerdas esa época y que significó deportivamente hablando tu paso por Huelva?

Fue mi primer año en Primera División, jugando en la liga de las estrellas, como la llamaban, llegando al club desde Segunda B, porque yo jugaba en el Granada C.F. Te puedes imaginar. Jugar contra Zidane, Raúl, Roberto Carlos, Makelele, Figo, Mostovoi, Karpin, Eto’o y muchos más. Aunque me costó más de un par de meses hacerme con un puesto de titular, para mi fueron dos años increíbles llenos de nuevas experiencias, de gente nueva que conocí y de recibir un cariño extraordinario por parte de mi nueva familia, mi familia onubense.

Fue mi sueño, el que tantas veces imaginé cuando era niño mientras jugaba en el patio del colegio, hecho realidad.

Si te digo '28 de junio de 2003', ¿qué se te viene a la memoria?

Sobre todo dos colores, el blanco y el azul.

¿Guardas la medalla de subcampeón de la Copa del Rey?

Si que la guardo, si, Es un recuerdo imborrable que se hace presente y tangible cuando la veo y la toco, confirmando que no fue un sueño todo lo que viví en ese partido sino la pura realidad

Han pasado casi dos décadas desde que te marchaste de la entidad albiazul, ¿sigues teniendo contacto con alguien del club o has vuelto a visitar Huelva?

Desgraciadamente no con la gente del club. Tengo muy buenos amigos y conocidos allí, sobre todo mi buen amigo Antonio Limón. Un grande donde los haya, igual que toda su familia. Les quiero mucho a todos.

Y he vuelto, por supuesto. Y en más de una ocasión. De hecho, con Antonio colaboré con su hermandad en las Colombinas del 2016 para gente en necesidad de ayuda, el mismo año que me vine a Indiana. Eché una mano a todos ellos trabajando de camarero en su caseta. Jamás había servido mesas, jamás había cogido una bandeja ni sabía cómo llevarla. Aún recuerdo mi primera experiencia la primera noche con mi primera mesa a la que serví unas bebidas y unas tapitas. Y estoy seguro de que los clientes a quienes les vertí encima parte del vino y de los refrescos también lo recuerdan. Qué vergüenza pasé. Por suerte estaban de muy buen humor, como casi toda la gente que me encuentro cada vez que voy. Su gente es inolvidable, sus playas hermosas, limpias y tranquilas y la comida, de la mejor del mundo. ¡Cómo no voy a volver!

No sé si sigues a la distancia la actualidad del Recre, si es así, ¿qué opinión tienes del equipo?

Desafortunadamente, desde la distancia es muy difícil tener un seguimiento del Recre. Estuve al tanto hasta hace un par de años o tres (aquí pasa el tiempo muy rápido y no sabría concretar). Soy consciente de todos los problemas financieros y deportivos por los que pasaron, lo que me apenó mucho; pero debo admitir que no conozco la actualidad del club. La Tercera División es una categoría muy complicada y muy difícil de salir de ahí. Espero que tengan suerte este año y que sigan en esa progresión deportiva tan buena que están teniendo ahora. Y, sobre todo, mucha suerte a su entrenador. Espero que le apoyen y le valoren el esfuerzo que seguro está haciendo.

Esta pregunta aunque parece sencilla a veces es complicada su respuesta, ¿quién ha sido la mejor persona que has conocido?

Si hablamos del entorno del mundo del fútbol, esta es una pregunta muy difícil de contestar, totalmente de acuerdo. Hay demasiados intereses en todo lo que concierne a este maravilloso deporte que, desgraciadamente, lo afean de una manera descomunal y que no dejan mucho espacio para la honestidad o la lealtad. Aunque podría dar el nombre de mi amigo Antonio Fernando, con quien compartí vestuario en la Gimnástica de Torrelavega, en 2000-2001 y con quien sigo manteniendo una maravillosa amistad después de tantos años. Actualmente está entrenando en las categorías inferiores del Betis Balompié. Aún recuerdo esta frase que me dijo una de las veces que estuvimos compartiendo la arena del Rocío: “Diego, uno tiene que ser rociero todo el año”.

Fuera del entorno futbolístico, en mi familia puedo encontrar varias buenas personas (quizá demasiado buenas).

Y fuera de mi familia, mi amigo José Daniel Melero. A parte de ser una bellísima persona y uno de los seres humanos más resilientesque conozco (ahora que se lleva tanto el uso de este término) es uno de los mejores Traders de España. Somos amigos desde el instituto, cuando aún se estudiaba B.U.P. y C.O.U. y siempre ha estado al pie del cañón, no solo para mí sino para todo ser humano que lo ha necesitado.

Hablemos de la pandemia, ¿qué opinión tienes de la situación que nos está tocando vivir?

Demasiada gente ha sufrido y está sufriendo debido a esta pandemia y debido también a la manera como se ha gestionado.

¿Has pasado miedo en algún momento?

Viviendo en Indiana, Estados Unidos, todos los acontecimientos que se han vivido en España, se han experimentado aquí de manera diferente. No he pasado miedo por mí o mi familia aquí, pero si he pasado miedo por los que están allí en España, sobre todo por mis padres, mi hermana y el resto de familiares.

¿Habrá un antes y un después del coronavirus?

Por supuesto. Ya lo estamos viviendo. Los comportamientos y actitudes de todos nosotros han cambiado desde que todo esto comenzó.

¿Piensas que los políticos han estado a la altura de la situación?

Prefiero no hablar de algo tan personal como la política. De todas formas, no lo he vivido en primera persona como para opinar con un criterio más personal.

Estamos llegando al final y me gustaría darte las gracias por prestarme tu tiempo y no sé, si te gustaría añadir algo más que durante la entrevista no te haya preguntado.

Tan solo agradecerte Félix la oportunidad de participar en esta entrevista. Siempre es agradable hacer un ejercicio de memoria y recordar todos los buenos momentos que me ha dejado el fútbol, todas las experiencias que he vivido gracias a él y toda la gente maravillosa que se ha cruzado en mi camino a lo largo de este viaje. Como se suele decir, el fútbol no tiene memoria y que te recuerden de vez en cuando después de tanto tiempo, es muy reconfortante, sobre todo viniendo de alguien de Huelva. De modo que gracias.