sábado. 27.04.2024
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La 'Saca de las Yeguas' galopa en una APP móvil

Una APP móvil, realizada por una empresa onubense, recoge toda la magia de la ‘Saca de las Yeguas’. Se trata de una de las tradiciones almonteñas más singulares y bellas que se celebra cada 26 de junio.
La 'Saca de las Yeguas' galopa en una APP móvil

 Una APP móvil, diseñada por una empresa onubense, recoge toda la magia de la ‘Saca de las Yeguas’, una de las tradiciones almonteñas más singulares que se ha convertido, por derecho propio, en uno de los reclamos turísticos del municipio condal que se celebra cada 26 de junio. El recurso tecnológico, disponible en Android e iOS, ofrece al usuario un recorrido único por este ritual tatuado en las raigambres locales que cada año brinda al visitante un simpar espectáculo en el que cerca de un millar de yeguas y potros son conducidas desde las marismas de Doñana, un entorno único en el mundo donde pacen en estado semisalvaje, hasta la civilización.

Imágenes de la aplicación móvil

La aplicación, desarrollada por la firma Gamer Tech y financiada por la Consejería de Turismo a través del Ayuntamiento de Almonte, es un recurso para conocer en profundidad esta tradición que tiene lugar cada 26 de junio y que concita la mirada de decenas de miles de visitantes.

La empresa destaca que para los contenidos gráficos y documentales se ha contado en todo momento con la supervisión de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño, quien ha cedido gran parte de las impresionantes imágenes que integran la APP.

No obstante, el objetivo primigenio fue filmar la ‘Saca de las Yeguas’ con cámaras de 4k y de 360 grados. El objetivo no era otro que integrar al espectador en los privilegiados escenarios naturales que recorre la manada desde que arranca el ritual con la recogida de las yeguas y los potros en las interioridades del entorno de Doñana. No obstante, la suspensión de la tradición por culpa del Covid impidió materializar este objetivo.

Logo de la APP móvil

Los cinco puntos que recorre la Ruta.

 

  Doñana

 

   La singladura de la Saca de las Yeguas arranca en el interior de las marismas de Doñana, esa joya medioambiental del sur de Europa que marca la última frontera que delimita el espacio físico en el que las yeguas pacen antes de poner rumbo al núcleo urbano. Un ritual ancestral que tiene lugar en los prolegómenos de la Feria de San Pedro, en la que la Saca es su mejor embajadora y uno de los mejores activos turísticos de la provincia de Huelva.

   Los yeguerizos se adentran en las fincas de Marismillas, Las Nuevas, Matochal, el Rincón del Pescador, la Vera, La Rocina, Marisma Gallega y las Playas del Rocío,  peinando cada palmo de terreno y dando muestras de su tremenda destreza a la hora de recoger el ganado y agruparlo en tropas. A la mañana siguiente, el ganado es traslado a Almonte, donde se procede a las labores de ‘tuza’ de las yeguas y sus potros.

La deslumbrante belleza estética de la 'Saca de las Yeguas'

  La ermita de El Rocío

 

   La Saca de las Yeguas ejerce de notario del capital etnológico que atesora Almonte, a la par que nos ofrece un portal desde el que disfrutar de una tradición que retrata la belleza plástica de ver la galopada de miles de animales por la marisma. Sin embargo, a nivel turístico el punto de inflexión de la Saca se produjo en 1997, año en el que la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño acordó pasar frente a la ermita de la Virgen del Rocío para rendir pleitesías a la patrona almonteña. A partir de entonces, la vinculación iconográfica con el santuario comienza a ser la estampa que ningún visitante quiere perderse. 

     Cada 26 de junio miles de visitantes se dan cita en la aldea para presenciar e inmortalizar con sus cámaras ese peregrinaje que nos arroja imágenes espectaculares. Prueba de ello es el éxito que concita entre los profesionales y aficionados al mundo fotográfico el concurso que convoca el Ayuntamiento y que retrata toda la belleza plástica de esta expresión etnológica. 

Los animales frente al Santuario marismeño

  El Camino de los Llanos

 

    El Camino de los Llanos es la senda de arena que une las tres leguas de distancia (15 kilómetros) que separan Almonte de la aldea de El Rocío. En este entorno las yeguas siguen su periplo hacia la civilización, regalando al espectador estampas de inusitada belleza. Si tomamos cierta perspectiva con respecto a la tropa, comprobaremos como la nube de polvo que levanta el trote de las yeguas y sus potrillos nos permite apreciar la simpar silueta de estos animales, colonizando nuevos entornos a la par que ponen distancia con esas marismas en las que nacieron y se criaron.

   A mitad de esta singladura, los yegüerizos toman un merecido descanso. Es en este sesteo cuando se conforman las tropas, consistente en separar y formar un grupo más o menos homogéneo de yeguas con la que cada reunión de yegüerizos entrará en Almonte. 

Las yeguas y sus potrillos desfilan por el camino de los llanos

  Almonte

 

   La entrada en Almonte es uno de los puntos neurálgicos para los espectadores en los que la belleza de la naturaleza coloniza el paisaje urbano. La expectación y las estampas que nos regala su periplo por las calles glosan toda la esencia de esta tradición ancestral. Los lugareños y visitantes pueblan las aceras y balcones para dejar las calles libres al paso de los animales, que con su grácil trote toman las calles, haciéndose dueños y señores del asfalto. 

   En su recorrido hacia el recinto ganadero, los potrillos desfilan frente al Monumento a la ‘Saca de las Yeguas’ en las postrimerías del emblemático Parque del Chaparral, lugar que en antaño acogía la feria ganadera. El monumento, esculpido en bronce, es obra del artista Moreno Cutando. A su lado se asienta el Monumento a la Virgen “bendita aparición”; y es que El Rocío no se entendería en toda su extensión sin ese vínculo telúrico con el mundo ecuestre. 

Espectacular entrada de los ganaderos frente al monumento de los yeguarizos.

  Recinto Ganadero. 

    La tradición de la Saca de las Yeguas ha sufrido evidentes cambios inherentes a toda evolución social, aunque sin prostituir su esencia. Desde hace más de tres décadas los animales son llevados al recinto ganadero habilitado por el Ayuntamiento de Almonte, donde los yegüerizos desarrollan las labores de “tuza”. Con el corte y adecentamiento de las crines las yeguas y potros pierden su ‘huella’ salvaje, labor realizada para la sanidad de los animales, ya que evita los pasitos. El corte en el pelo de la cola se realiza en forma de escoba, pelando la parte superior para facilitar la cubrición y tronzando la punta a la altura de los garrones. Por el contrario, a los más jóvenes se les pela el rabo entero.

   Los animales excedentes que no pueden volver a la marisma son puestos a su venta en los prolegómenos de la Fiesta de San Pedro. 

    Con anterioridad, las miles de bestias que arribaban al municipio tenían que ser “cobijadas en las propias bodegas o las casas, donde se ponía una estera en el suelo para que los equinos no rompieran las losas y pasaran a los patios de las casas donde se ubicaban las cuadras”. Allí el proceso de corte de crines y marcado de ganado tenía que practicarse agarrando al animal y tirándole al suelo, al carecer de un toril que mantuviera inmóvil al animal. Esta práctica encuentra sus paralelismos con “la Rapada de las Bestias”, una tradición que lleva a cabo en La Estrada, municipio gallego con quien Almonte se hermanó hace años. En las tierras del norte los jinetes han de abalanzarse sobre los equinos a fin de cortarles las crines y arrebatarle su icono salvaje, un símbolo de la superioridad física del hombre con el que este despoja al animal de sus señas de libertad. 

Los visitantes disfrutan de la entrada en el recinto ganadero

   Una tradición que pierde su huella en los albores del tiempo. 

     La ‘Saca de las Yeguas’ es una de esas tradiciones ancestrales cuyo origen se desconoce a ciencia cierta, aunque dos hipótesis rivalizan con fuerza.  

   La primera de ellas sostiene que el ritual fue fruto de evitar que las crines se engancharan con la de otros animales en su peregrinaje por el barro y la marisma; sobre todo, en el fragor de las estampidas, cuando la manada, en el cambio de estación y la búsqueda de pastos frescos, abandonaba la zona de cría. Como consecuencia de ello, muchas piezas de ganado terminaban falleciendo, lo que motivó que los ganaderos acudieran en masa a cortárselas y saneárselas. 

     La segunda acepción, y posiblemente la más extendida y creíble, habla de que los almonteños necesitaban contar con recursos y dinero líquido para la trilla, de ahí que trajesen de vuelta el ganado para ponerlo a la venta en la Feria de Ganado, más conocida popularmente como de los Burros, celebrada en honor al patrón del pueblo: San Pedro. 

Un ganadero lleva a cabo las labores de tusa de los animales

   Fue tal el interés por conocer de modo fehaciente el origen de la ‘Saca’ que incluso un ex presidente del Patronato del Parque Nacional, Borja Cardelús, optó por realizar un denso estudio que concluía que la tradición fue heredada por el lejano Oeste, tras el descubrimiento del Continente Americano. Lo que sí se puede atestiguar de forma fehaciente y documental es que el duque de Medina Sidonia regularizó la actividad en 1504. Con anterioridad a esa fecha, la memoria colectiva parece galopar por diferentes caminos.