miércoles. 24.04.2024
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La Taberna Cultural dedica su exposición a las fiestas de Pascua de Galaroza

La Taberna Cultural dedica su exposición a las fiestas de Pascua de Galaroza

Una nueva edición de ‘La Taberna Cultural’ se está desarrollando en Galaroza. Se trata ya de su edición número veintitrés y se ha dedicado a las fiestas típicas de Pascua en la localidad cachonera. Su apertura al público se produjo el 26 de marzo, para aprovechar la afluencia de visitantes y cachoneros que están fuera del pueblo, y se mantendrá abierta, al menos, hasta finales del mes de abril.

Esta programación patrimonial impulsada por la Asociación Cultural Lieva incluye una investigación histórica de estas fiestas, una exposición fotográfica, un catálogo o revista de la colección ‘La Regaera’ y un audiovisual que se subirá al canal que Lieva tiene en Youtube. El trabajo se centrará en las especificidades que Galaroza presenta en esta época del año frente a otros pueblos del entorno. En efecto, una vez transcurridos las fechas clave de la Semana Santa, el calendario cachonero ofrece dos citas singulares, el Huevo y el Bollo y la Jira. Se trata de dos acontecimientos identificativos que se celebran el Domingo de Resurrección alrededor del cerro de Santa Brígida y el Lunes de  Pascua.

El Huevo y el Bollo se mantiene a pesar del tiempo al menos desde finales del siglo XVII, según el investigador Emilio Rodríguez Beneyto, aunque es muy posible que sus comienzos se sitúen más atrás en el tiempo, pues la comida en el cerro el domingo de Pascua surge como consecuencia de la función religiosa que se le hacía al patrón de la ermita, que entonces no era Santa Brígida, sino San Ginés.

Antaño, la celebración incluía fiestas y grandes bailes que a finales del XVII se prohibieron por resultar “escandalosos”, siendo eliminados totalmente en 1720.  La fiesta del Huevo y el Bollo tiene como protagonista al cerro de Santa Brígida, desde donde su ermita domina todo el valle del Múrtiga. El templo es de repoblación castellana, por lo que puede datar de los siglos XIII o XIV, aunque cuenta con varias reedificaciones.

El cerro constituye un lugar simbólico para Galaroza y es muy frecuentado por los cachoneros, no sólo el Domingo de Pascua, sino a lo largo de todo el año, ya sea para pasear o para contemplar el magnífico paisaje que desde él se divisa. La talla de Santa Brígida que se conserva fue obra del artista cachonero Agustín Sánchez Cid, en 1885.

Los otros elementos esenciales de la celebración son la rosca y el huevo cocido, que sirven como excusa para la reunión de familiares y amigos en torno a una ocasión especial. Pero también los chiquillos, que todos los años se enarbolan ante la llegada de este día de fiesta, y se afanan en pintar las cáscaras de sus huevos con los más fantásticos colores y dibujos, rivalizando en originalidad e imaginación. Este año, además del taller municipal acostumbrado, la Peña Bética de Galaroza ha pedido que se pinten con emblemas y colores verdiblancos.

La rosca adquiere un papel principal que se transmite durante generaciones, ya que todavía se mantiene la costumbre entre los tíos y padrinos de guardar una rosca para sobrinos y ahijados. El hecho de que se consuman estos productos puede tener sus raíces en los panecillos que se cocían el Domingo de Pascua a base de harina y huevo, o bien en que el pan y los huevos eran los principales alimentos que se consumían en esa fiesta.

Mucho tiempo después,  se celebraba una romería en el Cerro de Santa Brígida, tal y como es descrita por la prensa de los años cuarenta. Esta iniciativa no tenía nada que ver con la fiesta del Huevo y el Bollo, sino que tenía lugar en el mes de agosto, como recoge el diario Odiel el 18 de agosto de 1944, y también el ABC el 29 de agosto de 1947.

Esta celebración del Huevo y el Bollo constituye una originalidad en Galaroza, ya que mientras en otros pueblos de la Sierra dedican el domingo de Pascua al día de la Jira, los cachoneros lo destinan a esta festividad ancestral, dejando La Jira para el día siguiente.

También ha cambiado el sentido de la celebración religiosa. Antes, la fiesta se hacía en honor a San Ginés, cuya imagen se quemó en 1936 por haber sido trasladado a la Parroquia en 1909, y según los libros de cuentas del siglo pasado, no tenía lugar todos los años, aunque, eso sí, cuando se celebraba se hacía el Dominica in Albis.

Hoy, es la imagen de Santa Brígida la que procesiona por los alrededores de la ermita para, posteriormente, bendecir los campos de Galaroza, en una petición de protección para los cultivos de la población.

La bendición de los campos le otorga al evento un carácter de protección de la naturaleza que está relacionado con la actividad agrícola y ganadera que se ha desarrollado en Galaroza desde siempre, y entronca con La Jira. Esta es una fiesta campestre, donde los cachoneros marchan a sus fértiles campos y conviven entre todos. Antes, casi todo el mundo iba al mismo sitio, convirtiéndose la finca de ‘El Agrión’ en todo un símbolo para esta celebración. Ahora, cada familia marcha a su lugar preferido, significando un momento de unión y convivencia.

Esta edición de ‘La Taberna Cultural’ se celebra, como es habitual, en La Taberna de Julio, un lugar de ambiente rural que apuesta por la cultura local y que hace suyos los fines de la Asociación Lieva. En la vigesimotercera edición, cuenta con la colaboración de la Diputación Provincial de Huelva.