La crítica como aliada del escritor: Valeria Lorenzo defiende en La Rábida el análisis literario como herramienta de construcción
La analista destaca en un curso de verano de la UNIA la importancia del conflicto narrativo y la crítica constructiva para escribir una buena novela

La crítica literaria no es un juicio destructor, sino una herramienta de construcción y aprendizaje. Así lo ha defendido la analista de textos Valeria Lorenzo durante su intervención en el curso de verano Escritura práctica de novela: estructura y análisis, que se celebra en la sede de La Rábida de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).
Lorenzo, reconocida por su trabajo con escritores noveles y por su enfoque claro y didáctico, ha ofrecido una ponencia centrada en los errores más comunes al escribir una novela y en el valor de la crítica como guía para mejorar. “Cuando una ha leído mucho, empieza a distinguir lo que es buena literatura de lo que es mero entretenimiento. Una se vuelve crítica”, apuntó.
Uno de los fallos más frecuentes, según explicó, es la falta de un conflicto sólido. “Nos centramos en que tenemos una historia bonita, en que sabemos escribir, pero olvidamos el conflicto. Sin él, el texto se diluye”, sentenció, comparando este elemento clave con la gasolina de un coche: “cuando te quedas sin gasolina, el coche se detiene. Lo mismo pasa con una historia sin conflicto”.
Para Lorenzo, un buen conflicto debe atrapar al personaje en una situación límite y sin escapatoria fácil, generando la tensión necesaria para sostener el interés a lo largo de la narración.
Pese a haber explorado también la escritura, reconoce sentirse más cómoda en el análisis y la corrección. “Crear requiere un proceso íntimo y silencioso, y corregirse a uno mismo es especialmente complicado. Por eso la crítica externa es tan útil”, afirmó.
La analista quiso dejar claro que la crítica no debe entenderse como un ataque. “No se trata de decir ‘esto no vale’, sino de señalar qué no funciona y cómo puede mejorarse. La crítica debe venir con alternativas. Ese es mi objetivo: que una obra pueda salvarse”, explicó. Como ejemplo, recordó el caso de una antigua alumna que, tras aplicar sus correcciones, ganó un premio de literatura infantil con su cuento publicado en Latinoamérica y España.
Lorenzo cerró su intervención animando a los escritores a no temer la crítica. “Escribir bien es cuestión de oficio, de práctica y disciplina. Nada se consigue a la primera, pero con constancia se puede llegar muy lejos”, concluyó ante un auditorio atento y participativo.