El éxito del Festival del Contrabando aviva la conexión emocional entre España y Portugal

Fotografías: de la Organización del Festival
Tiene mucho mérito que dos pueblos que suman poco más de 1.500 habitantes sean capaces de convocar a unas 20.000 personas en un fin de semana. Sanlúcar de Guadiana y Alcoutim demuestran con el éxito de su Festival del Contrabando que la conexión emocional que existe entre España y Portugal está más viva que nunca.

La trastienda de este evento llega de una conexión histórica labrada a base de siglos de convivencia y ayuda mutua.
Apoyo muy común en los pueblos del Guadiana y La Raya a ambos lados de la frontera, desde Villarreal do Santo Antonio, Alcoutim, Pomarao, Barrancos, Mértola, Santo Aleixo, Ayamonte, Sanlúcar de Guadiana, El Granado, Paymogo, Rosal o Encinasola por citar algunos. Una amistad solo truncada por esos periodos de guerra que la población nunca llegó a entender.

Las historias del contrabando, las vidas de los contrabandistas enganchan y el Guadiana es un escenario natural donde estos hombres y mujeres luchaban por su supervivencia y se jugaban literalmente la vida en una larga caminata, cargados como y con mulas para sortear las penurias de épocas pasadas.

A ellos y ellas rinde homenaje el Festival del Contrabando.

Desde 2017 se ha elevado el evento a lo más alto del panorama festivo transfronterizo y ya suena más allá de las fronteras ibéricas.

El contrabando, que en la Guerra Civil y la dictadura de Salazar se convirtió en todo un desafío, es la excusa perfecta que demuestra lo cerca que están los pueblos de Portugal y España, sus gentes, su cultura, su música, sus bailes, fados, fandangos.

El símbolo y atractivo principal de este evento es un puente flotante que conecta directamente Sanlúcar de Guadiana y Alcoutim. Su sola presencia atrae.

Eso de pasar a pie sobre un paraíso natural de enorme valor ecológico como es el río Guadiana 'mola mucho' y da mucha vistosidad y alegría a este Festival del Contrabando. Al fin y al cabo rompe fronteras y une a los pueblos que separa y conecta el río.

No estaría de más, para que este magnífico evento no muera de éxito que las autoridades de ambos países le prestaran más cariño y atención. Que gane fluidez el tránsito de un pueblo, de un país a otro. Porque la idea es una mina de oportunidades que comparten hasta la Guardia Civil y la Guardia Nacional Republicana con su estrecha colaboración.

Le vendría bien que España y Portugal, Huelva y el Algarve ayudaran al evento con un mayor despliegue de medios acorde con las miles de visitas que allí se producen.

Y de paso, pueblos vecinos de ambas orillas como El Granado o Pomarao, que tienen ya puente vial que los conecta, aprovecharan esta inercia que de mantenerse en años venideros es una mina para la comarca transfronteriza.

