Juan ‘Cine’ recorre este verano 50 pueblos onubenses para llevar la magia del cine al aire libre
Desde 1992, este técnico de la Diputación reparte cultura, emoción y comunidad en aldeas y municipios de menos de 3.000 habitantes

De Rosal de la Frontera a Villablanca, de Paymogo a El Cerro del Andévalo, pasando por plazas, terrazas o incluso parajes naturales. Así rueda, verano tras verano, Juan Fernández, técnico de cultura de la Diputación de Huelva y alma del programa ‘Cine en el pueblo’, que este año volverá a recorrer 50 pueblos y aldeas para ofrecer cine al aire libre a cientos de vecinos y vecinas.
En septiembre, cuando finalice la campaña, Juan habrá sumado otros mil kilómetros a los más de 32.000 que lleva rodados desde 1992, cuando inició esta aventura cultural y humana que le ha valido el cariñoso apodo de ‘Juan Cine’. Este verano, como tantos otros, su camión va cargado de pantalla, altavoces, proyector y muchas historias por contar.

"Hay lugares donde los niños no han visto nunca una pantalla de cine", suele decir Juan. En esos pequeños municipios donde el cine solo llega a través de la televisión o el móvil, su trabajo se convierte en una auténtica fiesta comunitaria. Solo se programa en pueblos menores de 3.000 habitantes, lo que refuerza su valor social y cultural.
Una pantalla que une
El programa busca mejorar la calidad de vida y el bienestar de los residentes, y lo consigue. Cada tarde, Juan monta su cine portátil, con la ayuda del personal local, en plazas de toros, parques o calles céntricas, y cada noche se vive como una experiencia mágica y compartida. A veces hay máquina de palomitas, como en Fuenteheridos. O vecinos que sacan sillas de playa y mesas plegables para cenar bajo las estrellas, como en tantos pueblos.
En Villablanca, donde este año se proyecta la película Tadeo Jones, el concejal de Cultura Mario Martín explica: “Cuando llega Juan, todos ayudamos con el montaje. Es algo muy esperado y muy bien recibido por el pueblo”.
Infancia, encuentro y emoción
La joven Sofía Modena, voluntaria en actividades culturales, lo resume: “No todo el mundo puede ir al cine o tiene coche para ir a La Antilla. Esto es una oportunidad para todos”. Su madre, Sagrario Adame, añade: “Los niños se reúnen, juegan, hablan... y eso es muy bonito. Se mantiene lo auténtico del pueblo”.
El vicepresidente de la Diputación y alcalde de Villablanca, José Manuel Zamora, lo tiene claro: “Llevar el cine hasta aldeas de 300 habitantes es motivo de orgullo”.
Y es que el público infantil es siempre el más entregado. Juan recuerda: “A veces me dicen que ya han visto la peli en el móvil. Pero yo les contesto: ‘Cuando la veas esta noche en pantalla grande, me contarás la diferencia’”. Y lo hacen. Como ese niño de Cumbres Mayores, que tras ver su primera película en pantalla grande, corrió a abrazarlo. Este verano lo esperaba de nuevo.
Un cine que viaja... y emociona
Tras más de tres décadas, Juan sigue disfrutando cada noche como la primera. “Cada sesión es distinta, pero todas tienen algo especial. Se detiene el tiempo y, frente a la pantalla, todos somos iguales”. Antes de partir hacia el siguiente pueblo, repite con una sonrisa un viejo lema:
“Sean jóvenes… y vayan al cine. Pero no olvidéis el canasto, las bebidas frías… ¡y la tortilla de patatas!”
