miércoles. 16.07.2025
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Un ángel iluminador

María del Mar Santamaría Muriel escribe una emotiva carta a la memoria de su tío, Angel Muriel, fallecido el pasado día 1 a los 53 años de edad. Era presidente de la Asociación Nacional de Armadores de Buques Congeladores de Pesca de Marisco (Anamar), con sede en Huelva.

Nunca pensé en este día, nunca me imaginé el momento de escribirte esto y aún menos pensé en toda la falta que nos vas a hacer de ahora en adelante. Tal vez ya sea tarde pero seguramente tú me escuches desde ahí arriba.

La vida no te da razones, ni te explica el porqué de las cosas ni las circunstancias del momento, te regala unas y te quita otras, y posiblemente no sea lo más justo, y que otros tengan más suerte que tú, pero es sólo cuestión de tiempo, todo llega y todos lo tenemos que superar. Puede que eso de superar no sea lo nuestro, pero tito, para ti siempre tendremos una sonrisa como tú la has poseído hasta el final.

Si algo me han enseñado desde pequeña, es que hay que ser fuerte, luchar hasta el final, no rendirse nunca y mantenernos unidos en familia, y así lo has hecho; eres un mero ejemplo para todos.
Si mencionara todas las cosas que hemos aprendido de él, creo que sería difícil concretar un final, te debemos tanto…: la unión familiar, e orgullo de poder contar siempre contigo, todos esos viajes que has organizado los cuales han sido inolvidables, el afán de superación que corre por nuestras venas, cosa que has demostrado hasta el último día, no dejarse llevar por los problemas, gozar de un optimismo total…

Eras excepcional, amigo de tus amigos, compañero, luchador, detallista, amigo, hay tanta gente que te quiere… Algo que me sorprendía es que nunca tenías una mala cara para nadie, te pedíamos algo y siempre estabas para nosotros sin importar la hora o el lugar que fuese.

Aún recuerdo cuando me decías: ¿Qué pasa mariquita? ¿Cómo estás?, o cuando siempre me presentabas a los demás como 'tu sobri’'.

Hace unos días estaba a tu lado, cogidos de la mano y me la apretabas, me mirabas, te miraba y como no, me sonreíste. Verdaderamente, eres una de las personas a la que más respeto le teníamos.
Ibas siempre presumiendo de tus tres niñas, y a tu lado cogías siempre a tita con un brazo por encima de su hombro. Pieza fundamental para sus hermanos, madre, familia y amigos; siempre llevándonos con orgullo.

Sinceramente parece un sueño todo esto, pero a medida que pasen los días, iremos abriendo más los ojos con tu ayuda.

Puede que nos veas llorar y cada noche nos eches una mano y nos seques las lágrimas desde arriba, pero somos fuertes tito. Puede que te pierdas nuestros grandes días, nuestros cumpleaños, como seremos en unos años… Puede que no estés cuando más te necesitemos y que no vivas nuestras grandes ilusiones y nuestros sueños hechos realidad, pero no importa tito porque pese a todo, te seguiremos sintiendo como si todavía siguieses a nuestro lado.

Parece que nos hundimos, que no tenemos fuerzas para seguir, que nos sentimos tan solos en este mundo que no sabemos de dónde sacarlas. Aunque esté aquí tu cuerpo, tú ya no lo estás, y ya tenemos todos otro ángel más que nos cuida, nos protege y estará brindando por nosotros día a día, ninguna cosa nueva.

Desde el fondo de nuestras almas sacamos tu imagen y nos haces frágiles, pues no estás con nosotros, pero llevamos atada tu sonrisa a nuestros corazones y nos duele el no verte.
Ojalá pudiéramos volver a verte un segundo con esa sonrisa que siempre te caracterizaba a donde quieras que ibas y darte un abrazo y un beso, porque hay veces que no son necesarias las palabras, ojalá pudieras bajar aunque fuese un simple segundo.

Ahora sólo queda rezar por ti y salir adelante por muchas adversidades que se nos presenten, juntos la superaremos estés donde estés.

Nos separa un cielo pero nos une un corazón, aquí no se te olvida.

TE QUEREMOS.

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