sábado. 20.04.2024
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Luis Esquivias: "Las balsas de fosfoyesos pueden salir andando, como en Aznalcóllar"

El científico sevillano que propone el plan alternativo al de Fertiberia destaca que su proyecto "es una oportunidad de generar empleo y riqueza" que, al mismo tiempo, permitiría que "las balsas dejen de estar ahí"
Luis Esquivias: "Las balsas de fosfoyesos pueden salir andando, como en Aznalcóllar"

El científico sevillano que propone el plan alternativo al de Fertiberia destaca que su proyecto "es una oportunidad de generar empleo y riqueza" que, al mismo tiempo, permitiría que "las balsas dejen de estar ahí"

Las balsas de fosfoyesos “pueden salir andando”, tal y como ocurrió con la presa de Aznalcóllar, que “primero salió andando y luego se rompió”. Así lo advierte uno de los padres del proyecto alternativo para la regeneración de las balsas propuesto por Captura CO2, Luis Esquivias, quien alerta de que esa es una de las consecuencias que puede tener el hecho de que finalmente salga adelante el plan presentado por la empresa Fertiberia, que consiste en el tapado de los residuos.

En una entrevista emitida por la televisión local CDH TV, el catedrático de Física de la Universidad de Sevilla, que presentó su proyecto este miércoles en un acto que tuvo lugar en la Casa Colón, explica que las balsas de fosfoyesos de Huelva “pueden tener una falta de consistencia, al estar soportando 10 toneladas por metro cuadrado, lo que puede provocar que, a lo mejor no ahora, pero sí en el próximo siglo, salga andando. Eso es lo que ocurrió en Aznalcóllar, donde primero salió andando y luego se rompió la presa”, añade.

Esquivias defiende el proyecto patentado por este físico junto a otros investigadores de las universidades de Sevilla y Cádiz, que consiste en la transformación de los fosfoyesos en sulfato sódico y en calcita para, a partir de ahí, sacar estos productos de la marisma a la venta como materia prima. Se trata, asegura, de un proceso “técnicamente bastante simple: tratar el yeso con sosa para transformar el fosfoyeso en dos productos con salida comercial y amplias posibilidades de aplicación en la industria", como "sulfato sódico, que se utiliza en la industria papelera y en la alimentación, y calicita, que es cal carbonatada y tiene aplicaciones en el ámbito de la construcción”, añade.

Preguntado sobre la rentabilidad de ese proceso, el científico sevillano tiene claro que “da un balance positivo de en torno a 8.000 millones de euros y un volumen de negocio de entre 24 ó 25 mil millones de euros en los 20 ó 30 años que llevaría la limpieza de aquello, lo que dura el periodo de explotación de una mina”, sostiene. Esquivias utiliza ese símil para, a continuación, detallar que "el coste de producción del sulfato sódico es mucho menor que el de la extracción minera con el mismo grado de pureza”, al tiempo que explica que, “para arrancar, el coste es ínfimo, una risa al lado de los 65 millones de euros que tiene que poner Fertiberia como aval, la mitad de una centésima parte de eso”.

En base a ello, el científico sevillano cree que este proyecto “es una oportunidad de generar empleo y riqueza a través de una idea genuinamente andaluza” que, al mismo tiempo, permita “que las balsas de fosfoyesos dejen de estar ahí, habiendo previamente obtenido unos recursos con valor añadido”. Con esta idea, añade, los fosfoyesos “serían repartidos por el mundo”, mientras que “de otra manera estarían allí enterrados”.

Sobre el momento en que se encuentra el proyecto, el investigador sevillano destaca que este proceso “funciona muy bien a nivel de laboratorio” y que “ahora estamos trabajando en el desarrollo de una planta piloto”, a lo que añade que “en un año y medio o dos años podríamos entrar en proceso de producción”.

Preguntado sobre por qué nunca se ha utilizado este proceso, teniendo en cuenta que en el mundo se producen al año unas cien millones de toneladas de fosfoyesos, Esquivias confiesa que él es el “primer sorprendido”. El físico indica que la idea surgió de forma “casi casual”, cuando “estábamos trabajando en un tema de captura CO2 con otro tipo de mineral”, tras lo que “se me ocurre que sería un pelotazo hacerlo con el fosfoyeso de Huelva”, por lo que “fuimos al laboratorio y lo hicimos”, señala.

El científico aporta otras claves para explicar por qué nunca antes se ha llevado a cabo este proceso en ninguna otra parte del mundo en la que se producen fosfoyesos. Tras indicar que “a lo mejor no se ha puesto suficiente entusiasmo” o que “quizá lo más cómodo ha sido taparlo”, Luis Esquivias indica que “hay sitios en los que esa solución puede traer cuenta, pero el caso de Huelva es muy especial”, añade, pues “está en un terreno que tiene 3.000 años desde el punto de vista geológico, lo que es un instante, una centésima de segundo en la vida de cualquiera de nosotros”, indica, tras lo que añade el peligro ya citado de que ocurra una desgracia similar a la acontecida hace unos años en la presa de Aznalcóllar.

Acerca del coste energético o las emisiones de CO2 que puede tener este proceso, el investigador sevillano subraya que “el balance de CO2 sería positivo”, pues “captaríamos más CO2 del que emitiríamos”, a lo que añade que “se pueden tomar los gases de emisión de empresas circundantes” y que “la calcita resultante serviría para la reducción de las emisiones de SO2, que es causante de la lluvia ácida”.

Por último, Esquivias explica que su proyecto sería parte de la solución global de los fosfoyesos, no la única, pues la regeneración de las balsas “también requiere de actuaciones en el ámbito geológico y químico. Parte de la solución queremos que sea la nuestra, que es una técnica que puede facilitar los fondos para hacer lo demás y haría que el proyecto global fuese autoconsistente”, concluye.