Denuncian secuelas en su bebé por no descubrírsele meningitis

Los padres, vecinos del Polvorín, llevan a los tribunales al primer médico que les atendió en Urgencias, cuyo diagnóstico fue erróneo. Entre las consecuencias, un grado de discapacidad reconocido del 33%.
El bebé tenía meningitis, y un “imprudente diagnóstico” médico le ha dejado secuelas graves, entre ellas un grado de discapacidad del 33%. Sus padres, vecinos de la barriada del Polvorín en Huelva capital, ven un caso de negligencia, y no han dudado a la hora de acudir a los juzgados para denunciarlo. Su objetivo, “que a nadie le pase lo mismo”, dice su padre.
Recuerda el padre del niño, y así consta en la denuncia –presentada hace unas dos semanas al juzgado-, que su hijo –entonces un bebé de dos años de edad- ingresó en octubre de 2014 de madrugada en el hospital Juan Ramón Jiménez. Tenía vómitos, fiebre elevada y manchas en una pierna y las plantas de los pies por petequia.
Relatan asimismo que el doctor que atendió al niño, tras una “rápida exploración” y “sin prueba médica alguna”, diagnosticó al pequeño faringitis aguda. Recomendó una dieta blanda, suero para la mucosidad y analgésicos para la fiebre. Ingresó sobre las 4.00 horas. Una hora después recibiría el alta.
SHOCK Y A SEVILLA. El niño volvió a casa, y sus padres decidieron acudir a Urgencias de nuevo. La fiebre (39º) no remitía, las petequias se reproducían. En el hospital nuevamente se descartó que hubiera “principios de meningitis”. Viendo que no mejoraba, el pequeño fue derivado al servicio de cuidados neonatales, “lugar donde tras realizarle diversas pruebas médicas se nos deriva directamente a la UCI Pediátrica del Hospital Universitario Virgen del Rocío tras entrar en shock séptico”. Llegaría sedado y con ventilación mecánica al hospital hispalense. La familia aporta como prueba el informe clínico de Huelva donde “nuevamente se descarta en una primera exploración la meningitis como causa de la enfermedad que padecía el menor”.
El niño sufriría un nuevo shock en el Virgen del Rocío. Tuvieron que reanimarle, suministrarle adrenalina, además de transfusiones de glóbulos rojos, plasma, plaquetas y vitamina K.
DIAGNÓSTICO. Las pertinentes pruebas realizadas en la UCI Pediátrica de Sevilla llevarían a un diagnóstico de sepsis meningocócica. Esas pruebas “en ningún momento se realizaron en el Juan Ramón Jiménez” por parte del doctor que atendió de urgencia al menor. Este supuesto error de diagnóstico tuvo sus consecuencias, ya que “la enfermedad resultó mucho más virulenta”, tanto que “casi costó la vida” al menor.
Para los padres denunciantes, hubo una “ausencia de pruebas imprescindibles según protocolo de actuación médica, a la vista de los síntomas que presentaba el pequeño”.
SECUELAS. Como consecuencia de la “falta de diagnóstico adecuado” y el consiguiente “retraso en el suministro del tratamiento correcto”, hubo una serie de secuelas, “algunas de ellas irreversibles”.
LA ADAPTACIÓN. Además de las operaciones a las que fue sometido y sus posteriores sesiones de rehabilitación, “que tendrá que soportar para siempre”. Su calidad de vida, por supuesto, se ha visto perjudicada. “Va al colegio este curso, pero de cinco meses de clases sólo ha asistido a apenas mes y medio”. En mayo de 2015, la Consejería de Salud reconoció un grado de discapacidad del 33%.
Podría haberse evitado, piensan los padres, si el primer médico que le atendió en Urgencias hubiera cumplido con su “obligación”, es decir, “poner los medios adecuados comprometiéndose a cumplir las técnicas previstas para la patología en cuestión, con arreglo a la ciencia médica adecuada a una buena praxis”.
“La toma de decisiones clínicas –prosigue la denuncia- está basada en el diagnóstico que se establece a través de una serie de pruebas encaminadas a demostrar o rechazar una sospecha o hipótesis de partida”. Esa hipótesis era una meningitis. “Resulta claro y evidente que la agravación de la enfermedad y todas o casi todas las secuelas que ha padecido y padecerá nuestro hijo se podían haber evitado con una simple analítica, actuación que no se realizó por parte del Dr. Mayer, tal y como se nos manifestó por el cuerpo médico que nos atendió con posterioridad en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla”, argumentan los padres.