Rosario Santos y Padro Aragón. Coachs. Dos vidas paralelas en busca de la dignidad empresarial

Conocí a Prado Aragón y Rosario Santos en la cena que la organización de Maratón Empleo Huelva dió en la Escuela de Hostelería Virgen de La Cinta. Este Acto que pretende ser un punto de encuentro entre Empresa, Estudiantes, Emprendedores y demandantes de Empleo se va a desarrollar los días 26 y 27 del presente mes de abril y se van a esarrollar una serie de interesante ponencias, debates y contará con stands de las empresas promotoras y talleres de Brand Coaching, Nerworking o PechaKucha, entre otros. Como decía conocí a Rosario y a Prado cuando ya la noche cubría con su manto negro los cabezos milenarios que acogen a la matrona de la ciudad. El ambiente distendido y el buen servicio de los alumnos de la Escuela de Hostelería hacía que pronto se entablaran el dialogo entre todos y los grupos comenzaran a dejar la etiqueta y se pusieran el vestido humano. De ahí que fuera la pasión colectiva por algo tan banal como exquisito, que es la tortilla española la que dio lugar a nuestra conversación.
Rosario es una mujer joven, bonita , de mirada risueña con su sonrisa amable y sincera. Parece andaluza y ya lo es en parte. Es una persona que se guía por la voluntad y el acontecer. No se aferra a lo establecido, busca lo que el corazón y la intuición les marcan. Nació en Boadilla del Monte, Madrid, y estudió Empresariales en la capital de España. Las cosas del destino quiso que el mismo día que iba a las oficinas del INEM para inscribirse en el Desempleo, una vez acabada su carrera, le ofertaran una plaza para trabajar en Carrefour. Cosas del destino. Y aquí comienza a conocer el mundo laboral, con sus gratitudes y sus ingratitudes, esa perfecta máquina devoradora de la voluntad humana que en muchas ocasiones adocena y deshumaniza al trabajador. Empezó en la sección de Atención al Cliente y terminó en el departamento de Recursos Humanos. Y es allí donde comienza a ver, a conocer de primera mano la indiferencia del trabajador a los ojos empresariales; deja de ser persona para convertirse en un número con obligación de producir, pero sin deseo de producir o a lo que produce.
Rosario Santos Garrido va a contracorriente. Se enamora en esa metrópolis que es Madrid, de un hombre de la localidad de La Puebla de Guzmán, en Huelva. ¿Donde estaría eso? Le daba igual. Pidió el traslado geográfico a la empresa y con el comienzo del siglo siguió los latidos de su corazón enamorado a su futuro marido hasta el pueblo de San Juan del Puerto, en Huelva., donde se casó y tuvo dos niñas. En Huelva comenzó a trabajar en el Centro Carrefour en el departamento Comercial, posteriormente a Dirección para terminar en el de Control de Calidad. Durante este tiempo su vida fue adaptándose al tranquilo ambiente de la ciudad y de su pueblo en particular. Mimetiza pronto la forma de sentir del andaluz y se agranda, si cabe, su capacidad de observación de lo que le rodea. De las conductas y las relaciones laborales, del mecanismo o fundamentos de producción. Del distingo entre lo humano y el asalariado. De la poca sinergia que existía entre empleado y empleador. De la escasa calidad de vida laboral y, por tanto, de producción.
En este caso a corriente de su intuición optó por dar forma a una idea que le estaba machacando en la cabeza. Se sacó el título de Formador de Formadores, el de Técnico de Orientación Laboral , el de Coach Profesional y a desempolvar sus libros de Empresariales que había dejado atrás desde que en 1.997 hubo terminado la carrera universitaria. Tenía in mente montar algo propio con lo que pudiera, en cierta medida, ayudar a los demás o a las propias empresas. Conocía a la perfección el mecanismo de la relación laboral y tantos años viendo y padeciendo en una misma empresa tantas carencias y dificultades y poseyendo las herramientas suficientes para corregirlas, se vio en la obligación de dejar Carrefour y montar su propia empresa. EGESCÓN. A través de ella se convierte en un elemento fundamental, en una pieza básica dentro del engranaje de la nueva filosofía empresarial, de las relaciones humanas jugando con dos elementos esenciales para que la eficacia sea plena: La motivación y las habilidades.
El caso de Prados Aragón Prados, aún cuando paralelo, tiene su camino y motivación diferentes. Esta manchega de Puertollanos, casada y sin hijos, dejó su tierra natal para marcharse a estudiar a Madrid. Comienza un sentimiento que va a marcar su destino. Ir a contracorriente porque deja volar el espíritu libre que lleva dentro y se va a convertir en una especie de abolición de los arquetipos que adornaron su primera juventud y los posteriores que le saldrían al paso. A pesar de haber estudiado durante el bachillerato el idioma francés se matricula al llegar a Madrid en Filología Inglesa. Le faltaba el fundamento, el conocimiento básico del idioma pero apretó los dientes y siguió en un desesperado intento de adaptarse a la materia. Se marcha durante año y medio al sur de Inglaterra a estudiar y trabajar en la isla. Allí se compromete con los problemas sociales, se crea una conciencia de la dignidad humana, de las relaciones entre los seres y el reconocimiento del valor humano.
Deja la carrera de Filología Inglesa y vuelva a Madrid. El conocimiento y capacidad adquirida del idioma inglés le permite dedicarse durante un tiempo a la docencia, aunque pronto descubre que este camino no es el suyo. No es el suyo pero descubre la raíz de su pensamiento único. La ayuda a los demás. Por ello, participa, entre otras, en campañas de alfabetización de gitanos, o para los más necesitados. Perdida su fe por la docencia entra a trabajar en una Consultora de Recursos Humanos. Posteriormente en la empresa TIOXIDE y paradojas de la vida lo deja cuando la quisieron trasladar a Huelva. Cosa que ahora maldice. Pero la vida sigue y se especializa en Recursos Humanos y presta sus servicios en varios empresas de Traumatologías y finalmente, durante dieciocho años, en el sector editorial. Es difícil imaginar a Prado encorsetada dentro de organigramas empresariales, en los rígidos corsés de la maquinaria laboral y en el desagradable mundo de los recurso humanos. Ella entiende los recursos humanos como una motivación del trabajador para integrarse en el sistema productivo de la empresa y no como una forma coactiva de vigilar o calcular la producción individual dentro de un engranaje o sistema ecuacional de tipo y duración de contrato laboral más edad más otras circunstancias personales que nada tienen que ver con la capacidad real de la persona. Para ella es el valor de la persona lo importante y su lucha en el futuro como Coach Profesional es ir contra la desnaturalización de las empresas y a favor de la humanización de las mismas.
La noche había tapado por completo los cabezos choqueros. Ya eran pocos los invitados que continuaban las postreras charlas. Me ofrecí a acompañarlas hasta la ciudad. A la mañana siguiente empezaban pronto sus jornadas con los emprendedores y estudiantes. Mientras bajábamos la cuesta de La Cinta el ambiente era cálido y distendido. Al fondo las luces de alguna embarcación competían con pequeños destellos amarillentos el color plateado de la luna sobre el río Odiel. Todo estaba en calma y en paz. El olor a salitre nos cosquilleaba en la nariz. De pronto sonó la voz de Prados para decir: "Qué tonta fui en no venir a este paraíso”.