jueves. 25.04.2024
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La lava del volcán de La Palma solo ocupa la mitad del terreno que rellenan los fosfoyesos

La lava expulsada por el volcán de La Palma ocupa unas 500 hectáreas, incluida la fajana marina, ni la mitad del terreno que ocupan los fosfoyesos.
La lava del volcán de La Palma solo ocupa la mitad del terreno que rellenan los fosfoyesos

Desde que comenzó la erupción del volcán de La Palma que tiene en vilo a España y a medio mundo (19 de septiembre) muchos han sido los medios de comunicación que han hecho comparativas sobre lo que significaría en su ciudad esa ingente cantidad de lava que ocupa ya 40 hectáreas solo en el mar (fajana). Porque si se suman las marinas  a las terrestres (497) son en total unas 540.

La erupción ha provocado ríos de lava que obligará a redibujar los mapas porque ha conformado un delta lávico de 40 hectáreas, un territorio donde se podrían ubicar parte de las grandes construcciones de la humanidad como pirámides, estadios de fútbol míticos o grandes parques como Central Park. Pero no cabrían los fosfoyesos de Huelva.

A pesar de la espectacularidad, grandiosidad y peligrosidad de la lava expulsada por el volcán de Cumbre Vieja nada es comparable con las otras pirámides de residuos que han expulsado durante más de medio siglo industrias en Huelva como Fertiberia y que han conformado varias islas (depósitos) que ocupan nada menos que unas 1.200 hectáreas (casi el mismo territorio que la ciudad de Huelva) repletas de fosfoyesos en las orillas del río Tinto, visibles desde el espacio.

Antiguas marismas donde se han ido vertiendo los residuos procedentes de Fertiberia y de otras industrias, incluso residuos radiactivos procedentes del escandaloso accidente de Acerinox, detectado en Europa antes que en España cuando llegaron allí los efluvios de la radiactividad.

Así que si comparamos las 40 hectáreas marinas que de forma natural ha ocupado hasta ahora la lava más las 497 hectáreas terrestres con las 1.200 de fosfoyesos, el ciudadano de a pie se puede hacer una idea de lo que ocupan ambos fenómenos, uno natural y otro antrópico.

Son visibles desde el cielo y salen en toda la cartografía que publica Google, al igual que ya está pasando con las tierras nuevas creadas por el volcán Cumbre Vieja de La Palma.