viernes. 26.04.2024
El tiempo

Pepe Cejudo: "Un político llegó a decirme: te leo a ti para enterarme de lo que digo”

Made in Huelva trae hoy a este rincón a un viejo gladiador del periodismo onubense, José Cejudo Hidalgo, curtido profesional que relata y analiza los tiempos de pandemia que vivimos frenéticamente.
Pepe Cejudo: "Un político llegó a decirme: te leo a ti para enterarme de lo que digo”

Me hace mucha ilusión que se acerque a esta sección de entrevistas en tiempo de pandemia un viejo gladiador del periodismo onubense. Me estoy refiriendo a mi antiguo compañero José Cejudo Hidalgo, un valverdeño licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado en El Correo de Andalucía (Delegación de Huelva), en Huelva Información, como Jefe de Sección de Local, y en ABC, donde ocupó el cargo de delegado durante trece años. En el año 2000 se trasladó a Sevilla, formando parte de la plantilla de ABC hasta febrero de 2017.

Posee el Premio a la Promoción Turística de la Diputación onubense; galardonado en dos ocasiones con el Primer Premio de la Fundación Doñana 21, al tiempo que la Junta de Andalucía lo reconoció por su trayectoria como mejor periodista medioambiental en el año 2006. Además de cronista parlamentario, durante años cubrió los conflictos relacionados con la Administración andaluza. Autor del libro sobre la Historia de la Hermandad del Rocío de Valverde, poemas suyos aparecen en la antología de “Poetas Valverdeños”. En la actualidad publica cada semana unas “coplillas satíricas”, en verso libre, en el Confidencial Andaluz.

Pepe es de esas personas entrañables que te encuentras en la vida, discreto, buen compañero, inteligente, intuitivo, gran sentido de la amistad, cordial, optimista, trabajador y desde luego eso que por aquí llamamos muy "güenagente".

Cuando me pongo en contacto para proponerle que formase parte de este trabajo, no lo duda y con la amabilidad que le caracteriza accede y este es el resultado:

¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?

Ni en la peor de las pesadillas hubiera imaginado una pandemia como la que estamos sufriendo. Por remontarme solo al siglo XX, en la Primera Guerra Mundial perdieron la vida unos 20 millones de personas. En la Segunda fueron alrededor de 60 millones. Un estudio publicado semanas atrás, en el mes de marzo, pronosticaba que el coronavirus dejará en el presente siglo una estela de 15 millones de muertos como mínimo y unas pérdidas espectaculares en el plano económico. Simbólicamente estamos inmersos en una Tercera Guerra Mundial, en la que un ejército de virus se enfrenta a toda la humanidad, provocando efectos devastadores en las poblaciones y en sus economías. Aunque las vacunas lleven entre sus componentes el suero de la esperanza, me temo que ya nunca volverá a ser como antes.

¿Crees que habrá más olas de contagio?

Hombre, después de ver en la televisión las fiestas que organizaron los jóvenes para celebrar el fin del estado de alarma, sería un milagro que no se produjera un incremento notable de nuevos contagios. Eso sí, al menos estas celebraciones se produjeron al aire libre, donde el riesgo de contagio es mucho menor que en los espacios cerrados. El virus no ha desaparecido, y huelga decir que sería un error olvidarnos de ese detalle. Por lo demás, coincido con los que piensan que una hipotética nueva ola no sería tan grave como las anteriores.

¿Cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia, y sobre todo el mundo del periodismo?

Vayamos por partes. Me temo que estaremos durante algunos años obsesionados con la posible aparición de nuevos virus. La experiencia que estamos viviendo va a ser muy difícil de olvidar. Son muchas las familias afectadas, son miles los negocios que se han ido al traste y las colas del hambre proliferan por toda España. La recuperación económica será lenta, mucho más lenta de lo que vaticinan los políticos.

Por lo que se refiere al mundo del periodismo, los ERTEs temporales pasarán a ser en muchos casos EREs definitivos. Es decir, despidos inapelables con indemnizaciones a la baja. Los periódicos que todavía se editan en papel comenzaron a tener dificultades a raíz de la crisis de 2008. Descendieron las ventas y menguaron los ingresos por publicidad. Y el virus ha venido a complicar aún más la situación.

Sin embargo, todavía hay un reducto de lectores, de edad más bien avanzada, que acuden cada día al kiosco para repetir el rito de comprar el periódico. Son auténticos héroes que merecerían una medalla. Pero desengáñense. La irrupción de Internet ha revolucionado el mundo del periodismo, o mejor dicho, de la comunicación. Los diarios digitales están sustituyendo paulatinamente al periódico impreso. Todavía conviven, pero el segundo tiene fecha de caducidad. Con el teléfono móvil puedes informarte al instante de todo lo que pasa en el mundo. Con un coste mínimo, y en la mayoría de las veces, gratis.

¿Has pasado miedo en algún momento?

Desde que comenzó la pandemia, particularmente no. Se tiene miedo por las personas que te rodean. Por la familia. Un miedo horroroso a que puedan contagiarse.

¿Qué proyectos tienes para el futuro y qué haces ahora?

En el plano profesional, mi futuro pasa por lo de siempre, leer y escribir. Comencé a trabajar en esto del periodismo en el verano de 1981, y en febrero de 2017 dije adiós a la etapa de currante por cuenta ajena. Después de un tiempo dedicado a la dulce far niente, abrí un blog, donde comencé a escribir artículos y lo que yo vengo en llamar “coplillas”. Son composiciones en verso que tratan de ser satíricas, con algunas gotas de humor, y siempre teniendo como referencia noticias de plena actualidad. Desde diciembre de 2020 pueden leerse cada semana en el Confidencial Andaluz, dirigido por el periodista Pepe Fernández. Ninguno de los colaboradores cobra un euro, y tampoco admite publicidad. Es, como dice su cabecera, rabiosamente independiente. Aquí escribimos gente de todos los colores ideológicos, con absoluta libertad.

Y por otra parte, lo confieso, no me he resistido a la manía de muchos periodista de escribir una novela, que espero presentar cuando pase la pandemia. Es una historia que en gran parte está ambientada en Huelva. Ahí lo dejo.

¿Qué necesita Huelva para despegar de una vez por todas?

¿Un milagro? No, en serio.

Si de presumir se trata, Huelva puede hacerlo desde Tartessos a Carolina Marín. Huelva es un ramillete de maravillas envueltas en el papel del tópico. Y para despegar los choqueros necesitan desprenderse del sambenito de la apatía. Cada vez que oigo a alguien decir que Huelva es apática, le refriego por la cara la fecha del 3 de marzo de 1988. Ese día más de 30.000 onubenses se echaron a la calle para exigir tres facultades, a partir de lo cual se hizo realidad la Universidad de Huelva.

Jaén y Almería todavía lo están festejando. Gracias a los “apáticos” también tienen su Universidad. Desde entonces, en otras muchas ocasiones se han tenido que dar puñetazos en la mesa para decir ¡“eh, aquí estamos, no nos marginen”! Lo importante, en estos casos, es contar con una clase política unida a la hora de reivindicar, y que en lo que respecta a la capital no se vuelvan a repetir errores del pasado.

Dos ejemplos: la proximidad de las empresas del Polo a la ciudad, que tanta mala imagen le ha dado a Huelva, y la ubicación de El Corte Inglés, que en opinión de muchos tendría que haberse levantado lo más cerca posible de la Plaza de las Monjas. Así se habría revitalizado el centro, las calles comerciales, y se hubiera convertido en un foco de atracción de nuevos negocios.

Por el contrario, ahora se está produciendo el fenómeno inverso, con el goteo de cierres de tiendas y su traslado al Holea. La pandemia, además, ha venido a romper una dinámica de actividades que muchos fines de semana, auspiciadas por las autoridades, concitaban en el centro de la ciudad a miles de personas. Esa es la actitud que, con mayor imaginación si cabe, se debe recuperar cuando desaparezca la pesadilla.

El resto de la provincia es un mundo aparte. Tiene costa para dar y regalar y una sierra sin parangón. En la práctica totalidad de las comarcas han surgido por doquier decenas de iniciativas empresariales vinculadas al turismo, en todas sus vertientes, muchas de ellas en parada técnica, que sin duda volverán a estar al cien por cien en el inmediato futuro.

Y a modo de remate, resulta difícil, por no decir imposible, encontrar una provincia con pueblos con tanto renombre como los de Huelva. Ahí está Almonte, sobre el que resulta ocioso decir cuáles son sus señas de identidad: El Rocío, Doñana y Matalascañas. Motivos para formar parte de este elenco de pueblos señeros los tiene  Aracena, Jabugo, Riotinto, Lepe, Alonso, Tharsis, Palos de la Frontera, Moguer, Ayamonte, Isla Cristina, Niebla o Valverde, por citar algunos. Con mejores vías de comunicación para acceder a algunas de estas localidades, y con campañas de promoción que consigan atraer visitantes, éxito asegurado.

¿Qué otros recursos tiene Huelva para generar empleo, además del turismo?

Se me ocurren varios. Naturalmente, la agricultura, para lo que es necesario que surjan emprendedores que apuesten por conseguir nuevas variedades frutales, al objeto de complementar el cultivo de la fresa y los cítricos. Unido a esto está la pesca y la ganadería. Y con esos tres ingredientes se consigue el plato estrella, el recurso por excelencia: la gastronomía. Huelva tiene mucho que decir en el mundo de los fogones, porque cuenta con la mejor materia prima, lo mejor del mercado.

¿Qué papel están jugando los medios de comunicación en esta pandemia?

Los medios, siempre que se produce un fenómeno, un acontecimiento, una noticia de alcance que afecta a la ciudadanía, como es una pandemia, se dividen entre los que defienden a capa y espada las decisiones de los gobernantes, y entre los que solo ven meteduras de pata y ocurrencias. Lamentablemente, la objetividad, trufada de neutralidad, no existe en esta profesión. Una profesión que tiene entre sus grandes males la manipulación y el sectarismo. Triste, pero es así.

¿Y las redes sociales?

El problema de las redes sociales es que en las mismas proliferan los bulos, el insulto y la descalificación, amparándose sus autores en el anonimato que te da un perfil falso. Las redes sociales son el vehículo ideal para montar una campaña contra, pongo por caso, una determinada vacuna. ¿Les suena?

¿Qué te parece el comportamiento de los políticos, en general, en esta pandemia?

Patético. Como siempre, dando el espectáculo. Si el Gobierno dice blanco, las comunidades dicen negro. No hay unidad de criterio y se han tomado medidas que en lugar de mejorar la situación, la han empeorado. Después del levantamiento del estado de alarma se ha organizado un carajal jurídico, obligando a los jueces a actuar como expertos en virus, en movilidad o en la apertura y cierre de establecimientos. Para que no todo sea negativo, hay que recocer que la campaña de vacunación va medianamente bien.

¿Cuáles son los mejores y peores momentos de tu paso por el periodismo?

Resulta una fatuidad decirlo, rozando la pedantería, pero mi minuto de gloria fue cuando un político me aseguró: “yo te leo a ti para enterarme de lo que digo”. Al margen de esta anécdota, para ser sincero los mejores momentos los viví en la delegación de ABC de Huelva, donde tenía como jefe a Antonio Castro, un periodista que es sobradamente conocido en esta provincia. De él aprendí muchísimo, y modestamente pienso que formamos un buen equipo. Por otra parte, mi mejor experiencia como informador data del año 2001, en Kosovo, en las postrimerías de la Guerra de los Balcanes, donde tuve la oportunidad de conocer el trabajo que allí realizaban la Guardia Civil y la  Legión. Los peores recuerdos, los peores momentos, siempre están vinculados a las tragedias. Y también a los episodios de falta de compañerismo.

Pepe,  estamos llegando al final de esta entrevista pero si quieres añadir algo más, hazlo.

Con tu permiso, querría despedirme con una coplilla, que dice así:

Diario de Huelva es

De Alfonso Carlos Rosendo

Donde edita contenidos

Un tal Rafael Moreno

Récord de entrevistas tiene

Quien fuera mi compañero

Que para darle las gracias

Y para que rime el verso

En vez de Camacho Malo

Hoy será Camacho Bueno

Pepe amigo, que me ha encantado echar este ratito de charla contigo, que me encanta leer tus "colillas", que recuerdo los buenos momentos que vivimos en El Correo de Andalucía y Huelva Información, donde tanta ilusiones teníamos y desde luego que me alegra verte feliz.

Un abrazote grande amigo