jueves. 25.04.2024
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Ramón Ramos: "El presidente del Gobierno ha querido jugar a una especie de Churchill del siglo XXI"

Nuestro entrevistado de hoy es un periodista vocacional, empático, cordial, solidario, servicial, aventurero, educado...
Ramón Ramos: "El presidente del Gobierno ha querido jugar a una especie de Churchill del siglo XXI"

Hoy es para mí todo un honor poder entrevistar a Ramón Ramos Torres, que fuera director del diario Huelva Información durante un año, pero que dejó entre todos los que tuvimos la gran suerte de conocerlo una gratísima impresión, como persona y como profesional. Desde el primer momento empatizamos lo que hizo que se fuera forjando una buena amistad que mantenemos, aunque físicamente nos veamos poco, aunque si estamos a menudo en contacto a través del teléfono. Cada mañana, antes de comenzar la faena en el periódico, nos reuníamos para intercambiar impresiones sobre el trabajo y donde el fútbol ocupaba también parte de nuestras charlas. Sin lugar a dudas un lujo haberlo tenido de director 

 

Ramón es un granadino que nació en los años 50. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona. 

Redactor en 'Radio Granada'-Cadena SER y diario 'Ideal', de Granada. Redactor-jefe de 'El Adelanto de Salamanca', 'Granada 2000' y 'Diario 16'-edición Andalucía. Corresponsal de 'El Mundo' en Granada. Jefe de sección en el equipo fundacional de 'Diario de Sevilla', director adjunto de 'La Opinión de Málaga'. Director de 'Huelva Información' y 'Granada Hoy'.  Vamos toda una vida dedicado a este tan apasionante como ingrato mundo.

 

Nuestro entrevistado de hoy es un periodista vocacional, empático, cordial, solidario, servicial, aventurero, educado, risueño, con una capacidad de trabajo algo impresionante, alto sentido de la amistad, de fútbol sabe más que nadie, excelente compañero, quijote, disciplinado, agradecido, justo, desprendido, fiable.... Y por encima de todas las cosas una muy "güenagente".

 

Cuando lo llamo para proponerle esta entrevista no lo duda, accede del tirón y comenzamos con la misma. 

-¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?

 

- Creo que estamos entrando en una fase de empobrecimiento general cuya verdadera magnitud todavía no hemos calibrado. A esta crisis sanitaria se une la económica y, derivada de ella, una crisis social y política con consecuencias de difícil pronóstico. Hablar de normalidad como un futuro inmediato me parece, así, imposible de imaginar. En un cálculo pesimista, diría que vamos a vivir una situación parecida a la de nuestros padres en la posguerra. En un cálculo optimista, solo se me ocurre invocar aquel viejo dicho, "que me quede como estoy" o, por mejor decir, que nos quedemos como estábamos antes del covid. Que ya sería un avance.  

 

- ¿Qué hiciste en tu día a día durante el confinamiento, dónde y con quién lo pasaste?

 

-En casa, como todos. Soy persona disciplinada y no rompí el confinamiento. Porque, además, tampoco he sido nunca de salidas nocturnas. Ver muchas películas, escribir alguna colaboración... y también, incubar cierta mala conciencia por no saber aprovechar mejor ese tiempo de 'arresto domiciliario'. Debo decir que a mí no se me hizo largo, aunque también me sentía feliz cuando iba cada semana al supermercado. En esa media hora de salida me veía contento como un niño de primera comunión.

 

-¿Cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia y, sobre todo, el mundo del fútbol y del periodismo?

 

-La vida ya ha cambiado, antes de que se haya ido la pandemia. En el modo de relacionarnos y en el mundo de la economía, que nunca será igual. Hay muchas empresas que han aprovechado que el Pisuerga pasa por Valladolid. Es decir, que han visto que eso del teletrabajo les ahorra muchos costes y no arriesgo la equivocación si pienso que van a seguir adelante cuando el covid haya sido superado. El periodismo es una de ellas. La prensa escrita ya estaba en un proceso de caída y todo esto acelera el deterioro. Y en el fútbol también hace mucho tiempo que los espectadores que van al campo son los últimos en la consideración de los clubes. Desde el momento en que el que paga es la televisión, el que paga manda y, por tanto, impone sus reglas: abónese a una plataforma de pago. Es lo único que les importa. Por eso ponen partido en lunes de enero a las 9 de la noche. Para que nos abonemos. Y los equipos, con que nos gastemos cada año un dineral en la nueva camiseta y en la 'soplapollez' que inventan como segunda equipación se dan por satisfechos. Si vas a la grada, bien. Y si no, también: abónese. A la televisión, claro.  

 

-¿Has pasado miedo en algún momento?

 

- No. Porque he pensado y pienso que si me tiene que picar el covid me picará. Sí me asusta tener que ir a un hospital por cualquier otra urgencia, como pasaba antes de la pandemia. El personal está desbordado y se corre el riesgo de que no te puedan atender con plena dedicación. 

 

- ¿Qué proyectos tienes para el futuro? ¿Y qué haces en la actualidad? 

 

-Proyectos, algunos. Pero ponerse a la tarea, menos. Cuando se recupere la movilidad pienso volver a Italia. Pero creo que hasta octubre, por lo menos, no podrá ser. La verdad es que sí noto en mí cierta vagancia muy bien insertada en el escenario general, que nos impide movernos. Es ese viejo axioma de juventud: basta que te prohíban una cosa para que empieces a desearla. Cada vez que pienso en el coche, aburrido en el garaje me digo con qué gusto me iría ahora a... a cualquier sitio. Pero como no se puede.   

 

-¿Qué recuerdos guardas de tu etapa en Huelva? 

 

- Todos positivos. Huelva para mí fue una forma de ponerme a prueba. Era mi primera experiencia como director de un periódico en una ciudad que solo había visitado por vacaciones y que, por tanto, desconocía sus problemas, sus pálpitos. Teníamos por delante, en el corto plazo de un verano, la reconversión de un periódico muy bien insertado entre sus lectores, pero, al mismo tiempo, algo obsoleto en cuanto a las nuevas tecnologías. Cosa que nunca ha sido mi fuerte, dicho sea de paso. Con el equipo que había, que se sumó la tarea con sus mejores intenciones y dedicación, las cosas salieron bien. Muy bien, atendiendo a las cifras de difusión de aquel año que estuve allí. Y fue el año de la final de Copa del Recreativo. Un hecho insólito que nos obligó a un desafío informativo al que respondimos actuando como dinamizadores de la expectación que se generó. Para mí, ese año fue un regalo.

 

-Estarás contento con la marcha del Granada. ¿Te lo esperabas? 

 

- ¡Hombre! Contento es poco. No, no me lo esperaba, si soy sincero. No solo por los 34 años que el equipo estuvo fuera de la Primera División, sino también tras el 'quiquepinato', una forma de gestión que si bien es cierto que devolvió al club a la élite también sembró toda la mala semilla que propicia el fútbol actual: negocio por encima del deporte o del espectáculo. Igual que nunca imaginaba en 1976, de niño, que el Granada no volvería a Primera hasta 2010 tampoco pensé que tras el descenso de 2017 el Granada ascendería tan solo dos años después. Y que competiría en Europa. Y que se quedaría a las puertas de la final de Copa... Pero como al fin y al cabo esto es 'Graná', pues aquí estamos: en el mejor momento histórico del equipo no podemos ir a Los Cármenes. ¡Esto es la 'malafollá' granaína'...! 

 

-¿Cómo ves la situación del Recre desde la distancia?

 

-Miro al Recreativo y veo al Granada. Quiero decir que ese largo periodo de sequía futbolística que vivió el Granada tiene que servir de acicate en Huelva: de las malas rachas también se sale. Y confío en que no hagan falta treinta años para volver a ver en el Nuevo Colombino fútbol de Primera. Porque esa afición se merece el mejor fútbol. El Recreativo tiene, además, una ventaja: que le cae bien a todo el mundo. Es un equipo simpático, como decano que es del fútbol español. Toda la España futbolística se alegrará de ese retorno. 

  

-¿Cómo calificarías el papel que ha jugado la prensa en estos meses? 

 

- Hace ya mucho tiempo que la prensa, sobre todo los grandes periódicos nacionales, se alineó con los postulados de los partidos políticos, unos con uno, otros con otro. Por tanto, llegada la pandemia han continuado a ser un brazo más en la estrategia de los partidos. Un modo de actuar que en su momento tuvo efectos letales para la credibilidad de la prensa, la herramienta fundamental del periodismo, que, sin embargo, fue despreciada en aras de intereses a corto plazo que se revelaron muy pronto como nocivos para la función social moderadora y de generación de debates en positivo en el ámbito de su difusión, que debería ser faro y guía de los periódicos. Como consecuencia de aquello, la prensa cayó en estimación social, que había estado altísima en el periodo de la transición, al mismo nivel, bajísimo, de los partidos políticos. La pandemia y sus efectos gravísimos no han corregido este escenario. Así nos va.

 

-¿Y las redes sociales? 

 

-El reino del bulo y la falsedad. Vivimos una época en la que la verdad no importa, prima el espectáculo. El que la diga más gorda ese es el que se lleva el gato al agua. En la formación de este escenario la prensa también tiene su grado de culpabilidad cuando se ha dejado contaminar por programas absurdos de gente absurda.

 

-¿Qué opinas de los políticos en general en esta pandemia? 

 

-Empiezo por decir que soy indulgente con quienes han tenido que tomar decisiones en tiempo real sin precedente, antecedente ni referente que pudiera guiar sus actuaciones. Entiendo que con otro gobierno, imaginando que a cualquiera de los anteriores le hubiera estallado esta pandemia, las decisiones, las actuaciones, los muchos errores, los palos de ciego, los resultados... no hubieran sido muy distintos. Porque aquí, en España, no se han tomado decisiones muy distintas de las que se han tomado en Europa y los resultados no han sido muy diferentes. Hemos asistido, con estupefacción durante los diez meses largos que llevamos en esto, a pasar de unas regiones o países que eran el ejemplo porque sus datos estaban muy por debajo y en un par de semanas eran todo lo contrario. Pero todo lo anterior no justifica a un presidente de Gobierno que quiso jugar a una especie de Churchill del siglo XXI, a unas autonomías que se atribuyen lo poco bueno y cargan contra todo lo malo responsabilizando siempre a otros que, casualmente, son de otro partido. En la España autonómica que hemos construido entre todos siempre hay alguien a quien cargarle las culpas y -repito- 'casualmente' ese culpable siempre es de otro partido.    

 

-¿Qué es lo que más te ha molestado o dolido de estos meses que llevamos con la pandemia? 

 

- Creo que la anterior respuesta contesta esta pregunta. Es desolador pensar que si en una crisis tan profunda a todos los niveles como esta que todavía no hemos superado nuestros políticos no han estado a la altura de las circunstancias y también en esto, con millares de españoles muriendo, con la economía entrando en una recesión fortísima... siguen poniendo por delante sus intereses partidistas a corto plazo. Lamentable. Como esa disfuncionalidad que representan las autonomías, que nos han convertido en el país más ineficiente de Europa.

 

- ¿Te gustaría ser de los primeros en vacunarte? 

 

-Si dicen que las vacunas son necesarias yo me vacunaré. Ni de los primeros ni de los últimos: cuando me toque, cuando me llamen... que no me gustan las colas. Ni las vacunas, que en la 'mili' era de los que se mareaban cada vez que me inyectaban. Y, por cierto, en una sola mañana nos vacunaban a miles... 

 

Ramón, amigo, que me ha encantado echar este ratito de charla contigo, que todavía recuerdo con un gran cariño tu etapa en el periódico, por cierto con los mejores números en toda su historia en el Estudio General de Medios y que espero que se acabe esta pesadilla para volver a vernos, compartir mesa y mantel y hablar de lo divino y lo humano, pero fundamentalmente de fútbol.