El coronavirus sacude al sector pesquero: el precio del pescado cae un 50%
La pandemia del Covid-19 ha impactado, en mayor o menor medida, en todos los sectores económicos. Algunos cuentan con los recursos necesarios para afrontar esta crisis, mientras que otros se enfrentan a mayores dificultades a la hora de volver a una normalidad que se redefine continuamente.
Los efectos del coronavirus han provocado un cambio en los patrones de demanda del consumidor. Las cadenas de suministro globales también están rediseñándose y a las empresas, no les queda otra alternativa que adaptarse o morir.
Si sectores como el turismo, el ocio nocturno o la hostelería han sido de los más damnificados por la Covid, otros negocios (aunque con pérdidas) han podido mantenerse a flote. Este es el caso del sector pesquero.
Cuando el pasado mes de marzo el Gobierno central decretó el estado de alarma y, con él, el confinamiento estricto de los españoles, la cadena de suministro permaneció activa. Las ventas en alimentación y en productos básicos se dispararon. Todos los hogares necesitaban abastecerse y el pescado, sin duda, fue y sigue siendo uno de los indispensables.
Sin embargo, también el sector pesquero de la provincia ha registrado pérdidas. Aunque el consumidor sigue demandando pescado y marisco, la cancelación de las grandes celebraciones, bodas, comuniones y eventos por la pandemia, ha originado una merma en las ventas.
Manuel Fernández, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Punta Umbría, asegura que durante el confinamiento, el sector pesquero, como sector primario, mantuvo de manera ininterrumpida su actividad. O, al menos, así fue en lonjas como la de Punta Umbría.
"En la lonja de Punta Umbría teníamos que abastecer a los mercados, por lo que continuamos nuestra actividad. Sin embargo, una parte importante de la pesca, destinada a la restauración, durante el estado de alarma prácticamente se paralizó. Por lo que los pesqueros, cuya actividad y tipo de producto iban destinados a la comercialización con bares y restaurantes, tuvieron que parar", explica.
Que los arrastreros vendieran cigalas o gambas, en una época en la que no había demanda, se volvió imposible. La comercialización de otros productos de consumo diario en casa y de un calibre más económico, por su parte, sí se mantuvo e, incluso, experimentó un crecimiento.
"Algunas lonjas tuvieron que cerrar porque no pudieron mantener su actividad y otras, como en la lonja de Punta Umbría, hemos tenido la suerte de mantener la oferta y la demanda, por el tipo de pescado con el que hemos trabajado", cuenta Fernández.
"En concreto, Huelva y la provincia de Cádiz tiramos de esfuerzo y aunque todos estábamos muertos de miedo y alarmados, los puertos de Sanlúcar, Punta Umbría, Isla Cristina y Barbate, con una parte importante de la flota de cada Puerto, mantuvimos la actividad e, incluso, duplicamos la capturación, debido a la gran demanda a nivel nacional. Zonas como el Cantábrico Noroeste y gran parte del Mediterráneo reclamaban nuestros productos".
La lonja pesquera de Punta Umbría (localizada en la ría del término costero), es la 2ª de Andalucía en cuanto a facturación y 4ª en número de embarcaciones. Su motor principal es la venta de los productos del cerco seguido de los de la draga hidráulica. Siendo la venta de la sardina y de la chirla las de mayor facturación a lo largo del año.
La flota de Punta Umbría consta de 107 barcos censados, tanto del cerco, arrastre, draga hidráulica y pesca artesanal. Los productos principales son las gambas, sardinas, pijotas, merluzas, chocos, calamares, boquerones, caballas y chirlas.
Una flota que, como cuenta el patrón mayor, sigue a pleno rendimiento a pesar del Covid. Eso sí, adaptando su modelo de trabajo y poniendo el foco, ahora más que nunca, en un consumo más barato, de hogar, tras la caída de la demanda en la restauración.
"La provincia de Huelva hemos tirado del carro, junto con Cádiz, a nivel nacional. Por eso, nuestros precios en la época de confinamiento no han decaído, se han mantenido. Si el resto de lonjas hubieran permanecido abiertas, ahora (una vez pasado el estado de alarma y que se ha "normalizado la situación") no estaríamos experimentando tantas pérdidas", lamenta el patrón mayor.
Y es que, explica Manuel, tras el confinamiento, con la apertura del resto de lonjas, la oferta del producto se ha elevado sobremanera. Una oferta que, en estos momentos, se encuentra por encima de la demanda. Por eso, dicen desde la lonja de Punta Umbría, que los precios han bajado entorno al 50%: "Ha sido un verano de precios irrisorios", lamenta.
"Hemos perdido mucho dinero una vez que ha empezado a normalizarse la situación. Ahora mismo, producimos más de lo que vendemos. Al final, los que han estado parados han experimentado una gran merma de facturación y ahora, cuando se han incorporado, se han enfrentado a una situación caótica. Por nuestra parte, los que hemos permanecido activos, lo poco que hemos ganado, ahora lo estamos perdiendo".
Pese a todo, la parte positiva es que han mantenido el trabajo en todo momento, mientras que en otros muchos sectores la crisis del coronavirus ha provocado, directamente, el cierre total de los negocios: "Al menos, hemos sido privilegiados, pudiendo mantener nuestro empleo en mitad de la pandemia", cuenta Manuel Fernández.
Eso sí, el futuro próximo, desde el sector pesquero se vislumbra con cierto temor y no demasiado optimismo. La inestabilidad económica actual hace que ahora se apueste por productos básicos, más baratos y adaptados a una economía llena de incertidumbre. "Los que tiene mucho no tienen problemas. Seguirán consumiendo marisco y apostando por una gastronomía de mayor nivel. La clase media ya es otra cosa. Ahora mismo nada es seguro, por eso, la mayor parte de los consumidores van a lo básico, a lo necesario, sin lujos", explican desde la lonja de Punta Umbría.
EMPRESAS ONUBENSES, COMO CARFISH, DUPLICAN SUS VENTAS A RAÍZ DE LA PANDEMIA
A pesar de la inquietud generalizada por la actual situación de pandemia, también en el sector pesquero, es innegable que el confinamiento ha servido como revulsivo económico para muchas empresas.
José Cárdenas, gerente de Pescados y Mariscos Carfish, asegura que en su empresa han notado, de lleno, el impacto del Covid-19, pero de manera positiva.
La empresa onubense mantiene dos líneas de negocio: mayorista y minorista. En el primer modelo, cuyos productos se comercializan en mercados centrales de todo el territorio nacional, aseguran haber mantenido la facturación. "A pesar de que la hostelería estuvo cerrada, se elevó el consumo en los hogares, por lo que se igualaron las ventas. Y posteriormente, una vez se levantó el estado de alarma, los datos han seguido siendo positivos. Hemos tenido un buen verano, similar al de años anteriores", afirma el gerente de Carfish.
Sin embargo, el gran repunte lo ha experimentado la empresa en la venta al consumidor final.
En pescaderías de municipios como Niebla, Beas, Valverde, Zalamea o Riotinto se han llevado una grata sorpresa. "Al principio de la crisis nos daba miedo no dar salida a los productos. Por eso, nos dedicamos a comercializar los productos básicos, elemental, los que suelen consumir las familias de manera generalizada: pescado azul (boquerón y sardinas), choco y merluza.
Sin embargo, rápidamente nos sorprendió la gran demanda. A partir de la primera semana, las ventas crecieron de manera exponencial, con un aumento del 80%. Durante las semanas más duras del confinamiento, hemos llegado a duplicar la venta", cuenta José Cárdenas.
Y no solo eso, la empresa asegura que, a raíz del Covid, gracias al boca a boca, han conseguido realizar ventas directas por mensajería a lugares de toda España. Es por eso, que el negocio onubense ha experimentado un notable repunte: "El Covid ha propiciado la renovación de nuestra empresa. A raíz de la enorme demanda, hemos decidido lanzar una tienda virtual que estará en vigor en apenas una semana", celebran.
