Alejandro Mazo: "Hay una corriente claramente contraria a la abogacía por parte de los sucesivos gobiernos"

A Alejandro Mazo, nuestro entrevistado de hoy, es vecino en la calle Marina de la capital, por lo que coincidimos habitualmente, aunque últimamente nos vemos poco, y hablamos de lo divino y lo humano en el bar Suizo Chico. A la familia Mazo le tengo un gran afecto, pues tanto su padre Pepe que ya nos dejara, como a su madre, me han parecido siempre unas personas maravillosas y con su hermano Antonio y su familia tres cuartos de lo mismo, sin olvidarme como es obvio de Maru, la esposa de Alejandro que es todo un encanto.
El menor de los Mazo es un abogado de prestigio en nuestra provincia, muy observador de cualquier situación, crítico en sus apreciaciones, pues quiere lo mejor para la sociedad en la que vivimos, risueño, alto sentido de la amistad, no es fanático de casi nada, pero eso sí, El Rompido es El Rompido, un paraíso que lo tiene enamorado.
Puesto en contacto con él para charlar una mijita de la situación actual que estamos atravesando a nivel mundial y especialmente de la que vivimos en Huelva, accede después de unos días de mucho trabajo y la primera pregunta es obligada:
-Alejandro, ¿qué opinión tienes de la situación que ha provocado el Coronavirus?
-Si nos detenemos mínimamente a pensarlo, creo que todos tenemos una sensación de incredulidad con lo que estamos viviendo, ya que pensábamos que esto solo sucedía en las películas y resulta que ahora es nuestro día a día. Es realmente preocupante la situación, más aún con esta segunda oleada que ya estamos padeciendo y que además ha llegado antes de lo previsto. Hablábamos de octubre o noviembre y desde mediados de septiembre ya teniamos las alarmas disparadas en muchas zonas. Una situación muy compleja, sanitaria y económicamente, que en España, además, se complica porque no veo a los políticos cambiando el chip (por una vez) y pensar exclusivamente en el interés general. Desgraciadamente, las decisiones que toman son en clave electoral, en mayor o menor medida, y eso está complicando la situación aún más si cabe.
-¿Qué hiciste en tu día a día durante el confinamiento? ¿dónde y con quién lo pasaste?
-El confinamiento lo pasé en El Rompido, donde ya, prácticamente, vivo todo el año, junto con mi mujer, Maru. Trabajé todas las mañanas en mi despacho de abogados en Huelva y me volvía al Rompido al mediodía, ya que por la tarde, cuando era necesario, podía trabajar desde casa, accediendo remotamente al despacho. Nos pusimos al día en cine (hacía muchos años que no teníamos tiempo para ver cine tranquilamente), un poco de ejercicio diario y sobre todo buena comida y bebida... y paciencia, la madre de la ciencia.
-¿Cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia?
-Pues no parece probable que se pueda volver, así como así y a corto plazo, a la vida anterior, a las costumbres y la forma de relacionarnos de siempre. Habrá que esperar quizás varios años y cruzar los dedos para que no aparezcan nuevos e indeseados visitantes. De todos modos creo que algunos de los cambios van a quedarse para siempre, por imposición gubernamental o por miedo.
-¿Y en el mundo de la abogacía?
-Respecto al mundo de la abogacía, en la abogacía de los de grandes despachos, puede que haya cambios importantes, porque ellos son antes que abogados, empresas, grandes empresas; pero la pequeña abogacía, la tradicional, la mayoritaria, la artesanal, la abogacía de provincias, en la que yo ejerzo, no creo que vayan a producirse grandes cambios, más que los inevitables derivados del propio paso del tiempo y propiciada por los avances tecnológicos.
-¿Con la nueva situación, tendréis más trabajo?
-En las situaciones de crisis y la que se avecina es de dimensiones descomunales (ten en cuenta que hasta el año pasado, una pérdida anual de un punto en el Producto Interior Bruto era motivo de preocupación para las autoridades y se espera una caída del 15% del PIB este año, con lo que podemos ir haciéndonos una idea del problema...) los abogados solemos tener más trabajo del habitual y en algunas materias en concreto, mucho más trabajo, pero esto no es una crisis como otras anteriores, creo que será diferente, será algo que va más allá de la dimensión estrictamente económica; además de la cuestión económica, está el miedo y eso hará que la gente sea extremadamente conservadora y emplee sus recursos (seguramente cada vez más escasos) en las necesidades básicas y cosas imprescindibles o muy importantes y en ahorrar en previsión de tiempos peores, por eso creo que nuestro sector, en general, no será ajeno a la crisis. Y si a eso le añadimos, que desde hace ya algunos años hay una corriente claramente contraria a nuestra profesión por parte de los sucesivos gobiernos, que, al parecer, piensan que los problemas de la Justicia derivan de la actuación de los abogados, en vez de por la clamorosa e histórica falta de inversión, pues no lo tenemos nada fácil para el futuro. Pero los abogados somos supervivientes, duros, estamos acostumbrados a la batalla y llevamos aquí, luchando por los demás, desde el Imperio romano. No podrán con nosotros.
-¿Qué proyectos tienes para el futuro?
-Pues está la cosa como para hacer proyectos y planes para el futuro.. Bromas aparte, yo siempre he sido de vivir el presente. Recuerdo que mi hermano, en la fiesta de mi 50 cumpleaños, hace dos años, a la hora del discursillo típico de esas celebraciones, que él se encargó de pronunciar, con su magnífica oratoria, dijo que yo era un “presentista apasionado”. Me siento plenamente identificado con esa definición. Mi plan, desde siempre y no ha cambiado ahora, es levantarme cada mañana y vivir el día que se me presenta por delante, con pasión, con vehemencia diría yo y ahora, más que nunca. Y, como siempre dice mi madre, después de un mal día o cuando surgen los problemas, “mañana será otro día”.
-¿Qué es lo que has echado de menos en estos seis y pico meses que llevamos de pandemia?
-No soy yo de grandes reuniones, ni de grandes fiestas, ni soy rociero, ni carnavalero, ni excesivamente “semanasantero”, así que quizás otras personas hayan echado de menos más cosas que yo, sobre todos las que se celebran con acumulación de personas. A mi me gusta El Rompido y mucho más cuando hay poca gente, así que en ese aspecto, no he tenido carencias. Sí que se echa de menos el no tener libertad para ir a donde quieras y cuando quieras, que no es poco, pero esto es lo que nos ha tocado vivir. Pero creo que el problema es el tiempo que va a durar esto que mucho me temo no será poco y eso lo padecerá con más intensidad la gente joven; aunque yo aún no soy demasiado viejo, ya llevamos vividas muchas cosas, pero la gente joven, están empezando a vivir ahora, a estudiar sus carreras, a conocer gente, a divertirse, y les ha tocado un momento muy feo, por expresarlo piadosamente. Hay que luchar por ellos, para que puedan vivir plenamente, como lo hicimos nosotros con su edad.
-¿Cómo "venderías" Huelva para atraer inversores y turismo más estacional?
-Qué pregunta más difícil porque imagino, además, que te refieres a Huelva capital (la provincia, con las playas, se defiende bastante bien). Llevamos demasiados años muertos en ese aspecto como para resucitar súbitamente. No creo que la iniciativa ciudadana o privada pueda aportar mucho a este respecto. Es una responsabilidad de los políticos de Huelva que son los que pueden “influir” o convencer a alguien para que, por una vez en la historia, se acuerden de nosotros. Lo que está claro es que para atraer turismo es necesario un cambio radical (las gambas, el jamón y el Rocío, ya no dan para más), una metamorfosis como la que experimentó Bilbao hace ya décadas y que, salvando las distancias, también era una ciudad con una industria decadente, gris, muerta, sin turismo y que se reconvirtió (nunca mejor dicho) en una ciudad de negocios, de museos y de turismo. Algunos depositan muchas esperanzas en el Puerto de Huelva, pero nunca termina de producirse el trasvase del éxito económico del Puerto a la ciudad y sus gentes. Hace falta un plan, un gran proyecto y mucho dinero, no basta con operaciones puntuales (tipo ciudad del marisco o museo arqueológico).
-¿Qué es lo que más te ha disgustado de estos meses?
-Comprobar que ni en una situación tan extraordinaria y singular como esta, somos capaces en España, de ponernos de acuerdo. Aunque nunca se convence a nadie de nada, pensé que en una situación tan excepcional, habría una sola España; desgraciadamente, sigue habiendo dos y algunos encantados de la vida.
-¿De quién te has acordado fundamentalmente últimamente?
-Pues en eso no ha habido cambios. Igual que antes de la pandemia, desde que no está conmigo, todos los días me acuerdo de mi querido y amado padre, Pepe Mazo, que nos dejó en 2016, después de ser muy afortunado y vivir una larga vida, aunque no llegó al centenario, como tanto anhelaba. Y me he alegrado enormemente de que no haya vivido esto.
-¿Cómo ves la situación del Recre de cara a la próxima temporada?
-Del Recre estoy un poco apartado últimamente, aunque gracias a mi hermano, mi primo Alfonso y a mi socio Manuel Gómez, sigo informado del día a día; la situación que vivimos no va a ayudar a la ya delicada situación del Club y del equipo. Si esto pasa pronto, ojalá podamos volver a disfrutar del Recre, por lo menos en segunda división. Por lo demás, confío en la gestión del Ayuntamiento, porque el Alcalde y Pepe Fernández son recreativistas de verdad y desde siempre.
-¿Serías de los primeros en vacunarte cuando aparezca dicho antídoto?
Rotundamente, no.
-¿Cómo valoras el papel de los medios de comunicación en estos meses de pandemia?
-Han sido un servicio público fundamental, porque se necesitaba, más que nunca, mucha información. Nos han acompañado en nuestra travesía por este valle de lágrimas aunque también ha habido medios que han tratado y siguen tratando con mucho amarillismo algunas cuestiones de la pandemia y otros tantos atrincherados en defensa de “sus partidos”
-¿Y el de las redes sociales?
-Las redes sociales yo las uso como un entretenimiento para mis ratos libres y participo con la idea de no discutir con nadie y menos aún de mal rollo (aunque alguna que otra vez sea muy complicado guardar la calma), ya que, además, como dije antes, nunca se convence a nadie de nada. No me interesan más que desde esa perspectiva. Y desde luego muy penoso comprobar en el día a día, sobre todo de Twitter el odio que muestran muchas personas.
Alejandro que ha sido un placer echar este ratito de charla contigo. Y dale muchos recuerdos a tu madre