viernes. 10.05.2024
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Mario Leandro: "A la tauromaquia le están metiendo palos en las ruedas desde distintas administraciones"

Hoy hablamos de la experiencia vivida con Mario Leandro, nieto de ese magnífico rehiletero onubense Pepe Leandro "Pirfo".
Mario Leandro: "A la tauromaquia le están metiendo palos en las ruedas desde distintas administraciones"

A nuestro entrevistado de hoy lo "pillé" hace unos días mientras visionaba el partido de fútbol que enfrentaba a nuestro Sevilla F.C. Me estoy refiriendo a Mario Leandro, nieto de ese magnífico rehiletero onubense Pepe Leandro "Pirfo".

A Mario lo conocí a través de su padre, Mario también, cuando llegué a Huelva y desde entonces nos une una buena amistad lo mismo que con su hermano Paco. Pero hoy toca charlar con la tercera generación, con Mario Jr., Un joven muy puesto en el mundo del toro, profesor de inglés, y al igual que toda su familia, amable, servicial, simpático, comprometido con la sociedad, dialogante, con valores, lo que se viene a decir muy "güenagente"

Entramos en faena y le pedimos haga una valoración sobre la situación que estamos viviendo. Mario empieza así:

Respecto a la valoración personal de la situación que estamos viviendo, creo que como el resto de la ciudadanía la vivo con la incertidumbre lógica de quien se enfrenta a una pandemia de estas características, así como con el deseo y esperanza que pronto llegue a su fin, o al menos, quede controlada en la medida de lo posible con la llegada de la tan ansiada vacuna. De igual forma, creo que es de recibo reconocer el ejemplo de responsabilidad civil y social de la población andaluza, en general, y la ciudadanía onubense, en particular, habida cuenta de las cifras de contagios y fallecidos durante el confinamiento. Para los familiares de estos últimos, aprovecho la oportunidad de mandarles un afectuoso abrazo y mis sinceras condolencias, así como el deseo de pronta recuperación y mejoría para los afectados por la Covid-19. No obstante, apelo a que no bajemos la guardia en ningún momento en estas fases de desescalada y seamos prudentes y cautelosos con respecto al virus, ahora que se vienen fechas de reuniones de amigos, vacaciones en la playa y/o eventos sociales de distinta índole. Debemos, en estos instantes, aprender a vivir y convivir con el virus con el respeto lógico que se le debe tener y no descuidar esa responsabilidad social y cívica que nos corresponde.

¿Cómo ha sido tu día a día durante el confinamiento?

En relación a mi día a día durante el confinamiento, lo he dedicado como muchos al ejercicio físico en casa, a la lectura (en estos momentos tengo de libro de cabecera por las noches la magnánima obra de Paco Aguado sobre Joselito el Gallo, el rey de los Toreros) y casi en exclusividad al trabajo y preparación de materiales, temario y actividades para mis alumnos del CEIP "José Romero Macías" de Aroche, donde este año he desempeñado mi profesión de maestro de inglés.

Tan pronto como nos venían las noticias de la Comunidad de Madrid y otras Comunidades y el cierre de sus colegios, los maestros en Andalucía ya intuíamos la posibilidad de que nuestro trabajo iba a tener que ser desarrollado vía telemática. Recuerdo volver del cole a la casa donde residía en Aroche y recibir un mensaje por Whatsapp del director del colegio donde nos emplazaba a los maestros y maestras del Centro a tener que volvernos a nuestra residencia habitual para seguir nuestro trabajo desde allí, ya que se iban a cerrar los centros escolares.

Así sin más, sin tiempo para digerir las cosas ni poder despedirte de tus alumnos ni de los compañeros, emprendí camino a Huelva, en unas carreteras prácticamente vacías, donde he pasado este tiempo de confinamiento junto a mi señora. Sirvan estas líneas, por favor, para felicitar a toda la comunidad educativa, por supuesto, incluyendo a esos padres y madres que se han volcado e implicado de la forma que lo han hecho en la educación de sus hijos e hijas, y que sin previa formación ni dotación informática apropiada han sabido dar respuesta a las necesidades de sus hijos. En este aspecto, todos los actores de la educación han estado muy a la altura de una situación, cuánto menos insólita, para sentar las bases de lo que ha supuesto un nuevo modelo educativo como es el de la tele-docencia sin que menoscabara el rendimiento y aprendizaje de los alumnos e intentando en la medida de lo posible mitigar las desventajas que este nuevo sistema conlleva con respecto a los más desfavorecidos por cuestión de la llamada “brecha digital” que se suma a la situación de desestructuración social de muchas familias.

Mario, cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia?

Considero que ya ha habido un cambio sustancial, especialmente en Andalucía, donde somos muy dados a expresar los afectos con cercanía y entusiasmo. En las calles hay una cosa que las máscaras no consiguen tapar y es la mirada de las gentes. Hay una mirada de tristeza, de miedo y de cierto recelo cuando nos cruzamos con alguien en la calle o el supermercado. Se ha quedado un silencio también en nuestras plazas y calles principales fruto de esta nueva situación que nos ha tocado vivir. No obstante, debemos seguir siendo en nuestro día a día y en nuestros afectos igual de entusiastas que éramos antes, pero con una mayor mesura, pero sonriendo con entereza y con los ojos. Echando la mirada al frente con esperanza, optimismo y/o positividad como somos la gente del sur.

Como buen aficionado taurino y además nieto del gran  Pepe Pirfo, ¿cómo ves el futuro de la fiesta nacional?

En relación al futuro de la tauromaquia, cabe decir que no se están poniendo las cosas fáciles para nada y, además, se están metiendo, si se me permite la expresión, palos a las ruedas desde las distintas administraciones.

En lo concerniente al tema del aforo en los espectáculos taurinos, por ejemplo, creo que se está siendo arbitrario, por no decir sectario, y no se está siendo en absoluto ecuánime para con la fiesta de los toros a raíz de esta nueva normalidad o nueva realidad, como yo prefiero llamarla. La distancia social, me da igual de 9m2 o incluso la de 1,5 metros de separación entre espectadores, supone en este tiempo post-pandemia una herida honda para el sector, ya que conllevaría en la práctica varios metros lineales de hormigón vacío en los tendidos. Con esta medida, ¿qué empresario se atreve a organizar un festejo, si quiera en una plaza de segunda o tercera, donde los costes son elevadísimos y millonarios? Decir que es inviable es ser generoso en la apreciación. Como diría el torero Rafael Guerra, “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”.

Afortunadamente, leo que hay comunidades, como Castilla y León, donde se ha suprimido la cláusula de los 9m2 de distanciamiento social. Es un solo un paso. No obstante, la situación es muy delicada, como en todos los sectores, para los más desfavorecidos y desprotegidos. Desde el escalafón novilleril, donde hace unos días se confirmó la cancelación de la Setmana de Bous de Algemesí, y que siempre ha sido un escaparate y un espaldarazo importante para los jóvenes, a otros colectivos jerárquicos como son los mozos de espada, los ayuda, los banderilleros y picadores, los mencionados anteriormente novilleros sin y con caballos y matadores de toros de perfil más bajo que las figuras.

Sin embargo, no todos los problemas que subyacen a la fiesta vienen desde fuera del sector. La fiesta de los toros gira en torno a dos actores protagonistas e interdependientes a los que no siempre se le atiende como merecen. Hay ganaderías de bravo que lidian en apenas algunas ferias de España, y menos mal, que tienen el salvoconducto de Francia y la calle para poder subsistir de una manera más o menos digna. Son aquellas a las que se les ha colgado el sambenito de encaste minoritario, a veces de forma peyorativa, y de las que se aduce que son minoritarias porque no embisten. Discrepo rotunda y categóricamente. Creo que ha habido un cambio notable en estas ganaderías a partir de que se tuvo que sacar de tipo la morfología de estos animales para conseguir una talla apta para pasar los reconocimientos veterinarios y se están haciendo unas selecciones interesantes en la búsqueda de las virtudes del toro.

Me vienen a la cabeza algunos toros que han destacado en ferias importantes como Madrid y que proceden precisamente de este tipo de encaste. “Navarro” de Valdellán, que fue premiado como el mejor toro de la temporada 2018 y que fue lidiado por Fernando Robleño, “Liebre” de Rehuelga, que le tocó en suerte al matador de toros Alberto Aguilar y que fue premiado con la vuelta al ruedo, “Carasucia”, de nuevo, de la ganadería de Valdellán, lidiado por Cristian Escribano en 2019 y ya retrotrayéndonos más en el tiempo, quién no se acuerda de “Bastonito” de Baltasar Ibán y su idilio taurómaco con el maestro César Rincón. En este sentido me gustaría apuntar una ganadería que, particularmente, me está gustando en los últimos tiempos como es la de Saltillo, de Joaquín Moreno Silva.

Por otro lado, en el otro eje de la fiesta tenemos a los matadores de toros. En este aspecto, hay toreros que yo llamo de culto, perdónenme la petulancia, y que no lidian más allá de donde consiguen ser profetas, en su tierra. Yo soy un acérrimo admirador de la tauromaquia del maestro riojano Diego Urdiales, a quien para poder verlo torear regularmente tengo que ir a verlo a Bilbao o Pamplona, y en Madrid donde estuvo cumbre con “Hurón” de Fuente Ymbro. Y como él hay un ramillete de buenos toreros como Paco Ureña, Fernando Robleño, Domingo López Chaves, Curro Díaz, etc. a los que la profesión les están haciendo pagar un precio elevado a tenor de las pocas posibilidades que tienen en según qué plazas. Y no creo que sea un tema de falta de afición o desafección de estas plazas, porque estos carteles se dan en Ferias como la de Bilbao, y aunque están los tendidos como si la pandemia les hubiera llegado antes que a ningún lado, se dan.

Y, por último y no por ello menos importante, el aficionado que pasa por taquilla y paga. Es el verdadero garante de este espectáculo y a quien la empresa y el sector debe cuidar más y darle la variedad y el gusto que reclaman justamente. Hay que mirar por los más jóvenes, en los tendidos y en los ruedos, y mostrar la baraja de matadores y ganaderías completas y no hacer combinaciones de los mismos carteles con las cartas bien marcadas.

Está claro que eres un buen aficionado y además muy bien informado. Dime, cuales son tus proyectos de cara al futuro?

En la actualidad estoy colaborando con un amigo mío de Méntrida (Toledo), Sergio Gutiérrez, buen aficionado a los toros y que conocí en mi etapa de maestro en Castilla-La Mancha, en la publicación de un libro sobre la historia y evolución de los distintos encastes y ganaderías que componen la cabaña brava española, titulado “Cuaderno de Aficionado” y que si todo va bien saldrá para el mes de agosto. En el plano profesional y personal, toda vez que ha acabado el curso escolar me dispongo a disfrutar de las vacaciones estivales, esta vez, en el litoral andaluz, ya que este año no podré dedicarlo a una tradición veraniega para mí como es asistir a las Ferias de Pamplona, San Sebastián y Bilbao de las que soy fiel y devoto aficionado y apasionado, y donde guardo buenos amigos y conocidos.

¿Qué has echado de menos durante el estado de alarma?

Indudablemente, es el abrazo y la cercanía de mi gente y mi familia, en especial de mis padres y mi hermano Cayetano a los que por mi trabajo muchos años fuera de Huelva y Andalucía, veo poco, o menos de lo que me gustaría.

En otro orden de cosas, he echado en falta mi cita dominical en el Ramón Sánchez Pizjúan y mis tardes de Feria de Abril de Sevilla en el Real y en Tendido 8 de Sol Alto en la Maestranza. Afortunadamente, tuve la ocasión de ir a un festival taurino en Mourao (Portugal) a principios de febrero, aprovechando la cercanía con Aroche del municipio portugués y a Olivenza en lo que, quién me lo iba a decir, iba a ser mi último festejo hasta la fecha.

Recordar a mi abuelo es como para cualquier nieto algo que despierta un sentimiento especial lleno de nostalgia, pero sobre todo de muchísima admiración y cariño.

El hecho que yo pueda escribir hoy estas líneas para tu medio, no cabe duda, se lo debo a él principalmente. Era un abuelo entregado a sus nietos. Tengo muchos recuerdos suyos, frente al televisor viendo las corridas de toros televisadas por TVE, cuando yo salía del colegio Maristas y me lo cruzaba saliendo de jugar al frontón en el chalé de Paco Alonso Gigoso en la calle Federico Mayo y me decía: “Toma esto y te lo gastas en lo que quieras” con la generosidad que acostumbraba para todo. No dejó de ser torero nunca, como no dejó tampoco de mantener su forma física y su buen golpe de raqueta, incluso ya rondando los 80 años. Recuerdo con mucho cariño cuando yo siendo chico, mi padre junto con mi hermano y yo, recogimos a mi abuelo en su casa y lo llevamos a la Ciudad de Deportiva a jugar un partido de frontón. ¡Y las devolvía todas! Sin duda alguna, el recuerdo que mejor guardo en mi cabeza y en la retina de mis ojos se enmarcan en las matinales de los sábados en casa de mis padres. Aguardábamos su paseíllo por el pasillo que conectaba la entrada de la casa con el salón con especial ilusión e impaciencia. Como quien dejaba en confianza y en buenas manos su capote de paseo en barrera, él con suma delicadeza y bondad, extraía de los bolsillos de su chaqueta sendos “Huevos Kinder” para mi hermano Cayetano y para mí. No faltó ningún sábado. Luego, por supuesto, mis recuerdos están irremisiblemente marcados camino del Paseo de la Independencia, acompañando a mi abuelo junto a mi padre hacia la Plaza de Toros “La Merced”.

Su figura tenía un áurea especial, José Luis. Ha sido un torero las 24 horas del día, los 7 días de la semana siempre y me maravillaba cómo la gente lo paraba y cuánta estima y afecto le profesaban.

En este sentido, la publicación de los libros sobre mi abuelo nació con la ilusión de rendirle un sentido y merecido homenaje al abuelo a nivel particular, pero sobre todo al gran torero de plata que fue y que aún es recordado con el afecto y la admiración de quiénes lo conocieron dentro y fuera de Huelva. Es el caso de Muriel Feiner, reputada fotoperiodista de Las Ventas y escritora taurina de reconocido prestigio, quien no dudó con la exquisita y entrañable generosidad que le caracteriza prologar el segundo libro de mi abuelo titulado “José Leandro Muñoz, Pepe Pirfo: Toda una vida al quite de unos recuerdos que guardas en tus adentros” con unas líneas absolutamente conmovedoras y llenas de admiración hacia mi abuelo.

Incluso, aquellos que no tuvieron la suerte o la oportunidad de conocerlos personalmente, aunque sí por medio de su profesión no dudan en poner su granito de arte, erudición y literatura al servicio de su obra y ejemplaridad torera. Aquí quisiera nombrar a don José Luis Cantos Torres, autor del prólogo del primer libro “Pepe Pirfo: de la tierra del mar y los esteros, banderillero de verde y plata, del mundillo de los toreros” y que recientemente ha publicado una obra excelsa y magnífica sobre las últimas 24 horas de Joselito el Gallo (editorial Círculo Rojo). Para mí, sin duda, además de un mentor, un amigo que me ha dado el mundo del toro a través de la figura de Pepe Pirfo. A los nombrados anteriormente, podría y es justo citar a otros autores cuya altruista generosidad han posibilitado que mis publicaciones tuvieran su eco más allá de Huelva como son Cristina Padín, Salvador Valverde, Nicolás Sampedro, etc.

Estoy de acuerdo contigo, tu abuelo fue torero las 24 horas del día hasta que se nos fue. Yo tuve la suerte de charlar mucho con él en la terraza del bar El Rinconcito, en la calle Marina. Y daba gusto escucharlo hablar de sus vivencias.

Pero vamos con otra pregunta para ir terminando. ¿Cómo venderías Huelva para atraer inversores y que apostarán por esta tierra?

En lo que respecta a Huelva y sus posibilidades frente al turismo, en primer lugar, Huelva debe creer y velar por su patrimonio cultural, gastronómico y natural que es innegable.

En este sentido, más allá de las bondades e indiscutibles calidades de nuestro litoral y playas, que no por conocidas dejan de ser muy importantes, hay que saber explotar las otras cualidades que el turismo de interior y sierra ofrece. Sé de buena tinta, por mi trabajo y ocio fuera de Andalucía, la admiración y estima que de las playas de Huelva se tiene en lugares, por ejemplo, como Castilla-La Mancha o Madrid. El problema para estos potenciales turistas estriba fundamentalmente en el “cortafuegos” a nivel de infraestructuras de acceso a la capital onubense, así como el bajo volumen de horarios y medios que conectan Huelva con Madrid por cualesquiera de los medios de transporte públicos que presentes. En ese sentido el visitante manchego, por ejemplo, solo le quedan dos vías de escape a las playas: el mediterráneo (Alicante y Denia) y la Costa del Sol, comunicadas vía AVE desde Cuenca y Ciudad Real, respectivamente. Volviendo al tema de que el onubense estime y cree en aquello que tiene como un valor en alza y que debe ensalzar, lo tenemos dentro de la provincia de Huelva, en Aracena y Picos de Aroche donde su potencial turístico y ganadero esta fuera de toda duda. Respecto del primero, la reapertura del Hotel Barceló de Aracena el pasado 1 de julio creo que puede suponer un incentivo y un cambio de chip en el nuevo turismo que se avecina post-pandemia. De igual modo, no es cuestión baladí que la empresa murciana “El Pozo” haya tenido a bien establecer una nueva fábrica en la localidad de Jabugo.

Enlazando con las consecuencias derivadas de la Covid-19, Huelva tiene ante sí la oportunidad de reflotar la zona norte de la provincia y redescubrir la sierra de Huelva, donde el turismo nacional, concretamente de Extremadura y Andalucía y Castilla-La Mancha occidental, van a jugar un papel clave. Asimismo, Huelva cuenta además con el factor humano que nos hace ser gente cálida, afable y hospitalaria en el trato y eso es una baza a nuestro favor para que quien venga, regrese y invite a venir. Otro dato destacable a mi modo de ver es la apertura que Huelva capital ha experimentado mostrándose al mar con ese espléndido Paseo de la Ría, ubicado en la zona del Ensanche. Era una lástima endémica que Huelva diera la espalda al horizonte marinero, siendo esto último un revés no solo metafórico hacia la vanguardia y el progreso de la ciudad. Huelva, en este aspecto, debe vender también la calma, que no la quietud, que ofrece y donde pasear se convierte en un goce en un momento este donde las velocidades y las prisas se han impuesto al sosiego y el descanso.

Por último, ¿Crees que habrá festejos taurinos esta temporada?

Afortunadamente, los empresarios de Huelva “han echado la pata pa’lante”, válgame la expresión taurina, y van  dar la Feria de Colombinas a primeros de agosto. Realmente, es un gesto de compromiso para con la Fiesta y la Feria de Huelva y que a buen seguro encontrarán el respaldo de la afición y público de Huelva, que siempre se ha mostrado fiel a esa cita y tantas otras como la Empresa haya considerado oportunas celebrar como esta última del Festival Taurino a beneficio de la Fundación Laberinto, que no se pudo dar por la pandemia.

Ni que decir tiene que, por supuesto, este compromiso y solidaridad hacia la celebración de las corridas de toros en Huelva, si se dan finalmente, cuentan también con el ajuste económico de todos cuántos conforman el paseíllo y los ganaderos que lidiarán sus toros, muy especialmente.

No me gustaría finalizar mi exposición o mi parecer sobre la pregunta sin considerar el esfuerzo que también hace el aficionado para ver toros en Huelva, y que precisamente, por pasar por taquilla y pagar, es justo que exija aquel a quien quiere ver torear y la ganadería que le merece consideración ver lidiar en su plaza.

Quisiera darte las gracias, también por aquí, amigo José Luis por permitirme estas líneas y el altavoz mediático que supone tu periódico para poder expresarme acerca de las cuestiones planteadas sobre la vida y el toro, el toro y la vida. Así como quisiera mandar un afectuoso saludo a todos los onubenses que están leyendo esta entrevista y a aquellos que se interesaron en su día por los libros sobre mi abuelo bajo el paraguas del enorme afecto y admiración que se le tenían por la forma en que me hablan de él.

Especialmente, quiero dar las gracias encarecidamente a don Antonio Lasaga, que recientemente me obsequió con una obra de arte a la altura de un par de banderillas ejecutadas con gracejo y torería, como acostumbra en sus trabajos artísticos. Gracias también al pueblo de Aroche, su colegio y sus gentes, de las que no pude despedirme como merecen por la situación sobrevenida de la pandemia y a los que guardo en un rincón de mi corazón. En definitiva, gracias Huelva por la admiración que traspasa las fronteras del amor y el cariño hacia mi abuelo Pepe.